diciembre 27, 2011

SE ACABÓ EL 2011

En cuatro días más terminará otro año que transcurrió vertiginosamente, encadenándose hecho tras hecho, acontecimiento tras acontecimiento, para dar como resultado otros 365 días en los que muchas cosas acontecieron en el país, pero muchas otras no sucedieron. Y son las que a nivel político y social millones de mexicanos estuvimos esperando que ocurrieran.
Los grandes pendientes del año que se va tienen que ver, primero, con la convivencia entre nosotros; se profundizaron los problemas derivados de la violencia y fuimos incapaces de lograr una disminución en las ejecuciones, incidentes y enfrentamientos que se desencadenaron en varias regiones del país. Es muy probable que este año termine muy cerca de los 15 mil muertos que se registraron en 2010.
Asimismo, los problemas sociales se recrudecieron con el aumento en la desigualdad. Si tomamos en cuenta el último estudio dado a conocer el 6 de diciembre por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México forma parte, las diferencias entre ricos y pobres alcanzaron su nivel más alto, con ingresos hasta 26 veces superiores para e 10% de la población respecto a 10% del sector más pobre de la sociedad mexicana. En su reporte: Divididos resistimos: ¿por qué sigue aumentando la desigualdad?, el organismo revela que el ingreso promedio de 10% de los hogares mexicanos más ricos fue de 228 mil 900 pesos en 2008, casi 26 veces mayor al registrado en hogares con menos ingresos, que en promedio captaron ocho mil 700 pesos mensuales. En los últimos 25 años, los ingresos reales de los hogares en nuestro país crecieron 1.7% para la población más rica y sólo 0.8% para la más pobre.
Mucha de la responsabilidad la tuvo, también, la clase política. Reformas a medias o, de plano, ningún avance en temas como el laboral. Se respira una parálisis que en nada abona a un clima de distensión política que seguramente se verá más nebuloso con motivo del proceso electoral federal del año por venir. Cada grupo o partido está cuidando su poco o reducido capital político y nadie quiere arriesgar mucho para no trastabillar como ya lo ha hecho uno que otro precandidato a la Presidencia. Así que no esperemos mucho los mexicanos para los próximos meses.
Y ahí viene el “bombardeo” de partidos y candidatos a través de los medios electrónicos, después de ríspidas negociaciones para tratar de evitar cambios en las “reglas del juego” entre concesionarios de la Radio y la Televisión y los consejeros electorales con miras a la difusión de propaganda en un año que será eminentemente electoral. ¿En cuánto contribuirán los más de 40 millones de spots transmitidos, a alejar a los ciudadanos de las urnas, desencantados por la situación en la que viven? Los resultados los veremos el domingo primero de julio del próximo año.
No hay más que decir; 2011 fue un año en el que comenzó el “aterrizaje” del actual sexenio. No queda más que esperar a que con las 12 campanadas del próximo sábado dé inicio un año que será crucial para nuestro futuro democrático como nación, pero también para dar un cambio de rumbo que nos “dibuje” sobre el horizonte cielos más claros para poder resolver los pendientes que se acumularon en este año que se va. De cualquier manera, amable lector, le deseo un año pleno de salud y trabajo y, sobre todo, de mucha esperanza, que tanta falta nos va a hacer.

BUENOS REGALOS, MALOS REGALOS... Y ALGO MAS.

Por razones que no viene al caso comentar, me ha tocado pasar estos días fuera del país; en la República Popular China y Polonia, y en las hoy extintas República Democrática Alemana y Yugoslavia. Otros años, en países más cercanos a nuestra cultura y tradiciones.
También, por razones que quizás algún día comentemos usted y yo, me tocó pasar cuatro navidades en Lecumberri, y algunas más en zonas perdidas de la geografía mexicana antes de ser capturado y puesto, dijeron, a buen recaudo en el Palacio Negro durante tres años, diez meses y cuatro días.
Menciono lo anterior, sólo para decirle que en esto de navidades y fiestas de año nuevo, algo he visto; de las experiencias vividas, quiero compartir con usted algunas conclusiones. Una de éstas, la que más me ha sorprendido a lo largo de los años no obstante la globalización y el correspondiente e inevitable proceso de transculturación, es nuestro desconocimiento de “la cultura navideña” de otras sociedades.
¿Cómo celebran en otras latitudes —cuya cultura y tradiciones difieren o coinciden con las nuestras—? ¿Son “tan regaladores” y “fiesteros” como nosotros? ¿Son, como acostumbramos aquí por estas fechas, inclinados a “desear lo mejor” al que apenas conocemos? ¿En otras sociedades, como aquí, se sienten obligados a ponerle buena cara al que durante todo el año se la han “mentado”? En pocas palabras, fuera de aquí y al margen de las diferencias, ¿son igual de falsos que nosotros?
Creo que la respuesta, es no; si bien hay —al menos en los países que nos son cercanos por historia y cultura— cierta predisposición “a perdonar” las ofensas y ser amables, ésta no se traduce en la obligación de regalar o compartir con el ajeno la festividad tradicional de la Nochebuena.
Son, para decirlo claro, más fríos que nosotros en esto de expresar parabienes y fórmulas de cortesía, que en estas fechas tenemos a flor de labio; son, asimismo, en materia de regalos, más cuidadosos y de darlos, éstos casi siempre van a los cercanos —parientes o muy amigos— más que a los simples conocidos.
Diría pues, que su comportamiento por estas fechas, está muy cerca del que practican el resto del año; su conducta, estos días, si bien más amables y a veces con cierta efusividad, no se desbocan en expresiones de buenos deseos como es nuestro caso.
Por otra parte, la conducta durante estos días en al menos un país cuya historia y cultura se encontraba a años luz de la nuestra —hablo de la República Popular China de 1969-70—, era la misma que el resto del año. Sus celebraciones relacionadas con “el nuevo año”, nada tienen que ver con el que para nosotros es el “Año Nuevo” que llega, como usted sabe, el 1 de enero.
Al final, creo que lo que nos distingue, es nuestra irresponsabilidad en materia de gastar lo que no tenemos, regalar sin tomar en cuenta nuestras capacidades reales y “desear lo mejor”, incluso a quien no conocemos. Dudo que esto “tan nuestro”, cambie en el corto plazo; aún en la debacle que posiblemente nos lleve a muchos a la ruina peor que en el ‘94, seguiríamos “regalando”.
Acepto que no tengo derecho alguno, siquiera para esperar que usted se hubiera medido y sido prudente en esto de gastar; lejos estoy de pretender imponerle una conducta que le habría permitido ahorrar algo para enfrentar —con cierta tranquilidad— las primeras semanas de 2012.
Por ello, mejor le pregunto, ¿ya compró todos los regalos que piensa hacer? Si no lo ha hecho, ¡apúrese! Le queda poco tiempo.

¿Y NOSOTROS?

Pues sí, las cosas siguen complicándose; esto, sólo viene a confirmar que el fin del 2011 será difícil como pocos lo que impactará, sin duda, no sólo el principio del 2012 sino el año completo.
Los indicios son cada vez más claros; no es solamente lo que nos dice Banco de México de la situación europea y sus posibles repercusiones junto con el nuevo foco de tensión por el fallecimiento del hijo de Kim Il-sung y la llegada al poder de su nieto, sino porque las cosas parecen renuentes —no obstante los intentos de las partes involucradas— a retomar la senda que podría llevarnos, en dos o tres años, de vuelta al crecimiento.
Las medidas que en España Rajoy se niega a precisar, más por estrategia política que por falta de decisión y claridad, ayudarán —sin duda— a complicar la ya complicada situación de la economía española debido a la errática conducción del inepto de Rodríguez.
Hoy, prácticamente no hay región o país en el mundo que no enfrente problemas en sus fundamentos estructurales; las razones y orígenes pueden ser diversos pero, los efectos son similares: No hay condiciones para estimar un crecimiento sostenido que enderece el barco en poco tiempo.
En consecuencia, lo que deberemos enfrentar los siguientes dos años será, por decir lo menos, volatilidad e incertidumbre en lo económico con repercusiones inevitables, en no pocos países, en la esfera política.
Esto, no es algo difícil de concluir dado lo visto estos últimos meses; podría decir que es, para simplificar las cosas, algo obvio, evidente. Además, en muchos países esto se entiende sin mucho esfuerzo y sus políticos y gobernantes actúan en consecuencia; no se enfrascan en discusiones baladíes, desechan los temas secundarios y se concentran en lo sustancial y trascendente.
Ante lo que ven venir, plantean reformas estructurales imperativas o ponen al día lo que no responde a las nuevas condiciones creadas por la crisis y sus efectos. Están, en pocas palabras, con la mira puesta en el futuro y se preparan, concienzudamente, para cuando las economías regresen a la senda del crecimiento sostenido.
Al mismo tiempo que no pocos países hacen esto último, otro grupo —no menor— camina en la dirección opuesta; mientras que aquellos ven hacia el futuro, los otros permanecen anclados en el pasado. Hoy, incluso regiones que habían estado sustraídas al cambio y el crecimiento económico por años, participan con optimismo y avanzan en la construcción de un mejor futuro. África sería un claro ejemplo de esto último, y buena parte de América Latina, de lo otro.
Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Argentina y México, caminan a contrapelo de la historia; en vez de hacer lo posible por construir el futuro, viven obsesionados en darle su retoque al antepasado en el que se han debatido por decenios.
La politiquería barata nos seduce, y ocupa; a ella dedicamos nuestros esfuerzos y nos enfrascamos en querellas menores como si en su desenlace nos fuera la vida. Lo menor y el pasado, son lo nuestro; los grandes problemas y la construcción del futuro, nos son ajenos.
Nunca como ahora, esta conducta nos acarreará efectos negativos sumamente costosos; la política del monedero y saber el precio del kilogramo de tortilla, motiva a buena parte de nuestros políticos. Pequeños éstos, no es de extrañar que sus propuestas también lo sean.
Lo único que da confianza, es que serán derrotados en toda la línea; lo verá en julio de 2012.

DEL MAL 2011 Y LO QUE SE AVECINA EN EL 2012

Pocos finales de año como éste, y pocos principios como el del que viene; el año que está a punto de terminar, lo deberemos agregar en la cuenta de los desperdiciados y a cómo se ven las cosas, el siguiente también será un año perdido.
¿Cuántos años más seguiremos desperdiciando? ¿Qué tanto más podremos estirar la liga en esto de negarnos a realizar los cambios, que de urgentes han pasado a ser de vida o muerte? ¿Cuánto más, antes de que esto se atasque?
Estos dos párrafos, que podrían haber sido pensados para describir la situación actual de México, describen lo que está pasando en buena parte de Europa, en cierta medida también en Estados Unidos y por supuesto, en dos o tres países de América Latina donde México, eso sí, encabeza a este último grupo.
No obstante los diversos y onerosos intentos realizados por regresar las economías a la senda del crecimiento, las cosas no salen como se proyecta; esto se explica, en buena parte, porque la profundidad de los problemas estructurales en países cuyo peso específico en la arena internacional es clave para el crecimiento del resto de las economías, no ha querido ser enfrentada con seriedad y la obligada voluntad política para poner en práctica las medidas correctas.
Los gobernantes y políticos de muchos países —desde hace años—, han preferido aplicar “cataplasmas” expresados en inyecciones de liquidez casi ilimitadas que de nada han servido, antes que la cirugía.
Esta conducta, además de pretender negar lo evidente, es apoyada por buena parte de la población en cada país; lo hace, porque tampoco quiere que las cosas cambien. Sabe, son pícaros no tarugos, que perderían buena parte de los privilegios recibidos por años los cuales, son causa de la grave situación que enfrentan.
Los cambios que se fueron gestando en algunos países desde fines de los años sesenta, y desde mediados de los ochenta en otros, explican en buena parte la situación que enfrentan hoy no pocos países europeos.
La caída de la productividad y por ende, la capacidad de ser competitivos frente a lo que aquellos países estaban logrando mediante reformas estructurales profundas y sin los altos costos sociales de los países europeos y algunos latinoamericanos, llevó a la carencia casi total de sustentabilidad financiera de buena parte de los paquetes de “beneficios” que eran, al final del día, privilegios e  inviables desde la perspectiva de unas finanzas públicas sanas.
Hoy, la situación se complica cada día más; la incertidumbre es regla y el jarabito de agradable sabor que se aplica —en sustituto de la amarga medicina “que hace llorar” como lo atestiguó la ministra Fornero en Italia hace días—, no le restituye la salud al enfermo. ¿Cuánto más aguantaremos así? ¿Cuánto más sin enfrentar la realidad de la penosa y larga enfermedad que cual metástasis, invade el cuerpo débil de decenas de economías?
Ante esta realidad, sólo donde la marca de la casa es la frivolidad e irresponsabilidad propia del político pequeño, se cae en el triunfalismo sin sustento. En México, aquí y ahora, es tal la pérdida de contacto con la realidad que el triunfalismo que ayer se circunscribía al país, nuestro gobernante pretende extenderlo al resto del G-20.
Desechemos tal locura, y preparémonos para lo que podría ser el peor año del decenio de un siglo, que por decir lo menos, luce sombrío. Lo de aquél, ilusiones vanas ante la derrota que se le viene encima, y lo aplastará.

NI SANTA, NI LOS REYES...

Una de las muchas conclusiones que es posible extraer, después de analizar detenida y concienzudamente el comportamiento y los dichos de no pocos de nuestros políticos, es que por encima de los años de edad que estos tienen siempre sale a flote el niño que son; de esta manera, siempre nos dejan ver —la exhiben con una claridad sorprendente— la edad mental que tienen. 
La ilusión infantil que los domina y acompaña desde sus primeros años de vida, la expresan en propuestas de cambios casi idílicos sin ocuparse —aun cuando fuere de manera general e incompleta— en mencionar los cómos que deberían ser —en un político adulto, mentalmente hablando— algo obligado.
Es propia, esta conducta, de esos años infantiles durante los cuales no tenemos la menor idea y consciencia de lo que significa proponer algo, y luego concretarlo. En esos años, los de la edad temprana, simplemente anhelamos algo y lo decimos como simple reflejo de la inmadurez propia de la misma; ésta, simplemente nos hace decir lo que queremos, quizá con la idea de que de manera casi mágica se concretará.
Lo peor de esta ingenuidad e inmadurez presente en el discurso de algunos de nuestros políticos, es que millones de adultos —en años de vida mas no en edad mental— les creen a pie juntillas. Están ambos —el niñito prometedor y los viejos crédulos— hechos el uno para los otros. Además, este comportamiento infantil de los pocos y la credulidad de los muchos, no es nuevo en el mundo de la política; aquí y allá, unos “niñitos” prometen todo y muchos “la compran todita”.
Lo nuevo aquí y ahora —en el proceso electoral que recién dio principio— quizás sea la ilusión infantil que dejó ver hace unos días. Sin pena alguna y con el mayor de los desenfados —tal y como actúan los infantes— uno que busca ser candidato a la Presidencia de la República. Con una sinceridad que permitió medir su edad mental, declaró que había pedido a Santaclós la candidatura de su partido a la Presidencia de la República, y a Los Reyes Magos el triunfo electoral para serlo.
Si el uno y los tres concedieren al “niñito precandidato” los regalos solicitados, bien podríamos ahorrarnos miles de millones de pesos por la obligada cancelación de las precampañas y campañas para definir candidatos, y luego elegir al próximo Presidente.
Creo que todos estarán de acuerdo conmigo —dado el poder de Santa y el de Los Reyes— que “el niñito precandidato” tendría aseguradas ambas cosas si hubiera cumplido —como lo establece la vieja regla— con las condiciones que aquellos exigen a quienes les piden regalos: Buen comportamiento durante el año, excelentes calificaciones y resultados dignos de ser premiados.
Sin embargo, dado lo alcanzado por “el niñito” y la magnitud de lo solicitado, pienso que le convendría buscar a un clon de Santa para ver si él “le trae la candidatura”; en cuanto a la Presidencia de la República, imposible, es mucho regalo para tan poco “niñito”.
¿Qué queda entonces? A nosotros, gastar los miles de millones de pesos proyectados y al niñito, buscar en alguna juguetería lo que pidió a Santa y Los Reyes pues ante su desempeño y logros, nada le trajo el primero y los segundos, según sé, harán lo mismo.
Pobre niñito, tantas ilusiones que se hizo.

noviembre 03, 2011

ELBA VA CON PEÑA... Y EL EZLN CON LOS ZETAS...

No se hagan bolas. El voto de Elba Esther Gordillo está amarrado. La mítica maestra va con Enrique Peña Nieto en 2012. Lo hemos sostenido durante meses. Es una cuestión de sobrevivencia. El priista es puntero, por mucho, en las preferencias electorales. Voltear hacia otro lado le resultaría riesgoso.

Las posibilidades de Marcelo Ebrard, su “plan A”, son casi nulas. No las trae consigo, a pesar de que López Obrador le ha dejado cancha libre en estos últimos días. El jefe de Gobierno podría quedar muy pronto fuera de la contienda por la candidatura presidencial única de la izquierda. Las encuestas que conocemos no le favorecen. Las que mandaron hacer para decidir quién va (Covarrubias y Nodo) darán sus resultados el 15 de noviembre.

Peor aún. Las cosas no andan bien con Felipe Calderón. Sabemos que el Presidente de la República ya reprochó a la sindicalista su cercanía con el ex gobernador mexiquense. Pero ella hace alianzas por sexenio. No se compromete más allá. Y el plazo ya se cumplió

En Nueva Alianza le quieren “tapar el ojo al macho”. El presidente de ornato que tiene el Panal, Luis Castro, niega que ya esté pactada una alianza con el PRI, a pesar de que Humberto Moreira cantó los “avances” que hay en las negociaciones. Por si quedara duda, la alianza del tricolor con el partido de Elba fue avalada, no sólo por Peña Nieto, sino por el mismísimo Manlio Fabio Beltrones, otrora su feroz adversario. ¿Aún tiene dudas?

A Ernesto Cordero le falta un Juan Camilo Mouriño. En su equipo de campaña no hay estratega que juegue un papel preponderante en la toma de decisiones, como en su tiempo lo hizo el fallecido campechano con Felipe Calderón.

Tres hombres mueven el pandero en esa campaña: Rogelio Carvajal, ex secretario general del PAN; Max Cortázar, otrora vocero de la Presidencia de la República, y Moisés Calderón, ex diputado federal. Pero hasta ahora no hay grandes resultados.

Cordero no sube en las encuestas ni con todo el aparato de gobierno volcado a su favor. Consulta Mitofsky —la que más alto lo ubica de todas las que se han realizado en vivienda— lo sitúa con 10% en las preferencias electorales. Pero hay una que se desfasa: GCE. Le otorga 19%, sólo que es telefónica. Aun en esa va en tercer lugar: 51% Josefina y 21% Creel.

Por cierto que los corderistas respondieron raudos al apodo de El Chavo del Ocho que el vocero del PRI, David Penchyna, le puso al ex secretario de Hacienda porque, según dijo, no pasa del 8% en ninguna encuesta.

“Hay que mandarle (a Penchyna) la encuesta de Gabinete y Comunicación Estratégica. Trae a Ernesto con 19 por ciento. Ya es el chavo del 19 y se va a convertir en el señor de los cuarentas”, nos dice uno de los panistas que firmaron la carta de apoyo a Ernesto.

A Santiago Creel, mejor ubicado en las encuestas que el delfín calderonista, le ha hecho daño la percepción de que nada tiene que hacer en la campaña interna del PAN. Su equipo no ha logrado encontrar el antídoto que neutralice la idea de que la final, en el proceso interno, es entre Josefina y Cordero.

El visible apoyo del presidente Calderón al ex secretario de Hacienda y la subida de Vázquez Mota en los sondeos alimentan esa percepción.

Pero el panorama para el senador con licencia no es tan malo como se dice. En dos de cuatro encuestas —realizadas por Excélsior, El Universal, Mitofsky e Isa— está a la cabeza. En el promedio de esas cuatro, sin embargo, Josefina está arriba por cuatro puntos (39-35). “Muy estables las cuatro encuestas con Cordero y Creel, pero la variación sobre Josefina es mucha”, nos comentó Roy Campos, cabeza de Consulta Mitofsky.

Algunos profesionales del rumor echaron a andar la descabellada versión de que el EZLN está aliado con Los Zetas. La versión se apoya en supuestos testimonios de integrantes de la organización cristiana Ministerios Voz de los Mártires, que trabajan con los desplazados en ese estado. La versión —ya desmentida— agrega que los zapatistas protegen y guían en la selva del estado a integrantes del violento cártel, a cambio de armas y dinero.

“Son versiones sin sustento, provocadoras. No hay nada que tenga que ver con una alianza de ese tipo. Las comunidades zapatistas están dedicadas a su trabajo en condiciones humildes, pero muy dignas”, nos dijo Jaime Martínez Veloz, representante del gobierno de Chiapas ante la famosa Cocopa.

YA NACIÓ "LA 7 MIL MILLONES"

La Organización de las Naciones Unidas decidió que este 31 de octubre nacería el habitante siete mil millones. Una niña fue “la agraciada” y si nos atenemos a lo que pasó con el niño seis mil millones, su vida transcurrirá dentro de “la normalidad” en su país, Filipinas.

Por otra parte, debo decir que hay un hecho que considero más importante que el número de habitantes; aquél, evidente para quien esté medianamente informado de la situación demográfica que priva en el planeta, no es la sobrepoblación. Sería un absurdo que a nada conduciría —salvo a expresar una que otra tontería como ha sucedido estos días—, afirmar que ése es el problema demográfico central que debemos enfrentar hoy.

Centrarse en el aspecto numérico —sin duda, siete mil millones es una cantidad que impacta— nos llevaría, casi de inmediato, a no entender y en consecuencia, a no enfrentar y menos resolver el elemento que considero fundamental de los problemas demográficos actuales. Sí, por el contrario, a confundirnos y no ver la realidad objetivamente.

Si revisamos las cifras de la población mundial —desglosada por países y regiones—, nos daremos cuenta de que el problema de sobrepoblación está claramente ubicado en África y en algunos países del sur de Asia. En el resto del mundo, el problema es de otro tipo, no la sobrepoblación. Para comprobarlo, en caso de estar usted interesado, bastaría revisar las cifras de los países europeos, de la República Popular China y Japón y de buena parte de los países de América Latina.

En estos países —junto con muchos otros—, el problema radica más en la caída brutal del número de hijos por mujer en su periodo fértil —Tasa de Fecundidad— que en el número de habitantes; muchos de ellos, desde hace años, se encuentran por debajo de la Tasa de Reposición —2.1 hijos por mujer— lo cual, en conjunción con una mayor esperanza de vida, ha dado lugar a una nueva Transición Demográfica que conocemos como “Invierno Demográfico” o “Envejecimiento de la Población”.

Pocos niños y muchos viejos resumiría —de manera un tanto burda— esta nueva transición cuyos efectos —advertidos y sufridos desde hace decenios en no pocos países y en México, ya visibles— definirán lo que seremos en materia demográfica los próximos decenios.

Además, si nada hiciéremos para corregir lo que se ve venir, posiblemente no podríamos revertir la tendencia que ya se expresa en un número cada vez menor de hijos por mujer; es decir, en una Tasa de Fecundidad cada vez menor.

Los sistemas de pensiones, las instituciones de salud pública y el cambio significativo de la estructura de edades de la población escolar son, entre muchos otros, algunos de los problemas ya presentes en México.

Aquí, a principios de los años setenta, la proyección más optimista en cuanto al número de habitantes para 2000 estimó que seríamos 126.1 millones de mexicanos y la pesimista, 153. La realidad fue muy diferente; sólo fuimos 97.5 millones, 30 millones menos.

Para decirlo en palabras sencillas, “se nos pasó la mano” y lo peor, nada hicimos para corregir esta situación anómala en materia de política demográfica. Es más, parece que aún hoy no hay la menor intención de hacer algo; de seguir esto así dos decenios más —de aquí a 2030—, será casi imposible revertir la caída de la fecundidad.

¿Haremos algo hoy para evitar estar como muchos países que dejaron caer la fecundidad por debajo de la Tasa de Reposición? Todos los factores indican que no; bueno, nos vemos entonces en 2030.

DE LA BIG, LA COCA O LA PECSI...??

Una razón que explica –en buena medida– la pésima comunicación que hemos padecido en esta administración –y en las dos anteriores también– así como en ciertos casos muy concretos en el Banco de México, es la falta de dominio de temas críticos por parte de los funcionarios responsables, quienes, quizás con algunos conocimientos “por encimita” y lecturas mal digeridas, carecen de la capacidad para comunicar –clara y convincentemente– las posiciones, en este caso, de Hacienda.

Por otra parte, el desconocimiento del español por parte de los funcionarios de Hacienda Messmacher, Revilla, Kubli y Strauss es inaceptable; no es posible que una dependencia cuya importancia es central –más en las actuales condiciones– envíe a dar una conferencia de prensa a quienes no tienen la menor capacidad para transmitir un mensaje de manera clara.

Sus respuestas –confusas a preguntas igualmente confusas sin el menor sentido muchas de ellas–, deberían llevar al titular de esa Secretaría a remediar este problema porque, en las condiciones actuales de incertidumbre, una correcta y eficaz comunicación es fundamental.

Hay dos ejemplos recientes de lo que señalo; uno, la “Minuta Número 7 de la Reunión de la Junta de Gobierno de Banco de México”, y el otro, la versión estenográfica de la “Sesión de Preguntas y Respuestas en la Conferencia de Prensa sobre los Informes de la Situación Económica… al III Trimestre.”

En el primero, se hace mención en cuatro ocasiones de un concepto que conocen bien los especialistas en Teoría de Probabilidad –“un evento de cola”–. Si bien en la página 15 se da una definición no muy precisa, jamás se da alguna idea –por vaga que fuera– de cuál podría ser ese evento de cola que nos perjudicaría.

Por ello, tal “evento” queda en la penumbra y de nada sirve que el lector conozca el concepto porque, como digo, al no señalar dos o tres de esos posibles “eventos” –probabilísticamente hablando–, la utilidad de su mención es nula.

En el otro, la poca claridad de las respuestas hace casi imposible tomar una idea y transmitirla a los lectores, radioescuchas y televidentes; los funcionarios al frente hablan de manera tan confusa, utilizan una pésima sintaxis y tal rebuscamiento, que dan la impresión de que lo que hacen es intencional pues no es posible que alguien hable tan mal el español.

El más efectivo en esto de golpear el lenguaje, Messmacher, afirmó: “Desde el punto de vista de capitales de corto plazo y de la posibilidad de un evento de cola…” y ahí se quedó; en sus “respuestas”, no es posible adivinar qué es “un evento de cola” y menos encontrar ejemplos del mismo. ¿No hay alguien en Hacienda que corrija esto?

Dieron la impresión de que “el evento de cola” en el que pensaban fue una diarrea producto de los tacos de canasta acompañados de un refresco; ése sí, “de cola”. Esto es así porque, no se les ve mucho talento a los cuatro de la mesa para hablar de la “Ley cero–uno de Kolmogorov que establece que la probabilidad de ciertos eventos –“evento de cola”–, es cero o uno”.

¿Cuándo, en aras de comunicar eficazmente, pondrán al frente de sus conferencias a quienes, aún cuando ignoren todo de “los eventos de cola”, hablen español con claridad y corrección?

octubre 19, 2011

DEL 94 A LA FECHA... EL TLC NO JALA.

Un proceso que tomó más de cinco años marcado, entre otras cosas, por las ideas equivocadas del proteccionismo y la visión aislacionista que tanto seduce a ciertos sectores de la clase política de Estados Unidos, llegó a feliz término; el Congreso de este país, por fin aprobó los tratados de libre comercio con Colombia, Corea y Panamá.

Si bien los cuatro países mantienen —desde hace años— una profunda y estrecha relación de interdependencia que rebasa, con mucho, el intercambio de bienes y servicios, la aprobación viene a ser —como quiera que la veamos—, un nuevo estímulo a dicha relación que aquellos tres aprovecharán.

La aprobación representa, para quienes esperaron pacientemente la decisión del Congreso de Estados Unidos, un estímulo no despreciable para fortalecer su participación en varios mercados de aquel país donde, para complicar nuestra ya complicada situación, México mantiene cierta presencia que nos gustaría, por los beneficios resultantes, ver incrementada.

De los tres países, el que representa para México una competencia más directa e inmediata es Colombia; la disposición de éste para cooperar decidida y abiertamente con Estados Unidos en el combate al narcotráfico le ha permitido, sin duda alguna, construirse una imagen de socio de confianza con plena disposición a cooperar la cual, no tenemos nosotros.

Por el contrario, no obstante tener un Tratado que entró en vigor en 1994 y la frontera con mayor importancia estratégica para Estados Unidos que obliga a una estrecha colaboración y una profunda coordinación en todos los aspectos, la visión que nuestra clase política tiene en materia de soberanía las impide pues responde más a las condiciones de hace dos siglos que a las que privan hoy.

Tanto Panamá y Corea como Colombia, son aliados estrechos en materia de seguridad con Estados Unidos; México, en cambio, se regodea en la confrontación con ese país y buena parte de nuestra clase política la presume además de sentirse orgullosa de mantener un rechazo enfermizo a la cooperación en vez de promover y facilitar una colaboración que fuere benéfica para ambos países.

Somos tan irresponsables en esto de la relación con Estados Unidos, que a veces nos comportamos como si fuéremos “la última cerveza de la hielera”; creemos, erróneamente, que aquel país y su gobierno deben apoyarnos en todo y hacer hasta lo imposible por salvarnos de nuestras tonterías y excesos en la conducción de los asuntos públicos.

Cuando los equilibrios se rompen —producto de nuestra visión caduca— y nuestra estabilidad política se pone en riesgo afectando así la de Estados Unidos, éste debe intervenir para apoyarnos con todo tal y como debió hacer en 1995. Este gesto, que cualquier otro país y su pueblo reconocerían sin mezquindad alguna, aquí es menospreciado y hoy, prácticamente todos lo han olvidado. Somos, en pocas palabras, malagradecidos y amnésicos.

En relación con la aprobación de los tratados con Colombia, Corea y Panamá, sólo haremos lo que sabemos: quejarnos; a medida que Colombia extienda su presencia en ciertos mercados y junto con Corea nos desplace en otros, la respuesta no será invertir en tecnología y elevar la productividad, sino recurrir a lo que mejor nos sale: la queja lacrimógena.

Esos países y sus empresarios, aprovecharán al máximo —con visión de futuro—, la oportunidad que tienen y que nosotros no supimos, no quisimos y no pudimos hacer desde 1994.

octubre 17, 2011

"DEBATEFOBIA" ...EL TEMOR A SER EXPUESTO.

Dicen que nada hay peor para un mexicano, que le demuestren que es un tonto. El que alguien, con argumentos sólidos e inobjetables y en una discusión respetuosa exhiba nuestra ignorancia y demuestre que nada sabemos de ciertos temas, se toma como una ofensa que con toda seguridad, jamás olvidaremos.

Es más, si lo anterior se realiza en público, la ofensa es una agresión profunda que puede llevar, a más de uno, a obsesionarse con vengar la afrenta. Todavía peor, si el exhibido es un político, la reacción de éste puede ser altamente peligrosa para el insensato que no midió las consecuencias de lo que hacía.

Así somos, y difícilmente cambiaremos en los próximos años; por ello, ver un debate real, ríspido pero respetuoso y directo sin insultos entre candidatos a un puesto de elección popular, sigue siendo un anhelo de no pocos ciudadanos en este país y en algunos de América Latina.

Por el contrario, ¿por qué en Estados Unidos los debates son algo normal? ¿Qué tiene el político de ese país, que no teme discutir frente a un público heterogéneo y ser interrogado por periodistas y estudiosos que no le temen ni le guardan consideración alguna en cuanto a ciertos temas?

¿Qué pierden los políticos en aquel país, cuando debaten? ¿Qué obtienen sus ciudadanos cuando ven un debate y uno de los participantes derrota al resto y exhibe de ellos, sus limitaciones e ignorancia y en no pocas ocasiones su incapacidad para ocupar ésta o aquella posición en el Poder Legislativo o el Ejecutivo?

¿Acaso es malo para la democracia que el ciudadano se dé cuenta de las limitaciones de quien busca ser candidato, y obtener la victoria en una elección para ser legislador o gobernante? ¿Qué perjuicio puede acarrear para un país, su economía y desarrollo social, el que en un debate se demuestre que un político no reúne las cualidades que debe tener, por ejemplo, para ser legislador?

¿Qué de malo habría, que en un debate se demostrare que éste o aquel político, sólo sirve para ser funcionario pero no para ocupar un puesto de elección popular?

Los debates son, desde hace muchos años, el mejor instrumento para ayudar al ciudadano a definir su voto; él, al ver el desempeño de un político en un debate puede concluir que la vida no le dio lo necesario para ser Presidente, e incluso ir más allá en sus juicios; pudiere llegar a darse cuenta que está capacitado para ser un excelente y eficaz legislador o un excelente funcionario pero, no para ser Presidente si éste fuere el puesto al que aspirare y en consecuencia, no le daría su voto.

Así, los debates se han convertido en una entrevista sui generis para obtener un empleo donde los ciudadanos, al verlos debatir, se convierten temporalmente en gerentes de recursos humanos de nuestra empresa, el país. Los debates, comunes en algunas democracias, ayudan —como dije— a colocar a cada quien en el lugar que el ciudadano considera más adecuado para aquél y por ende, para el país.

Si aceptaremos esto, ¿por qué temer entonces a los debates? ¿Por qué penalizar su realización? ¿Por vanidad, egocentrismo y miedo a hacer el ridículo? Los políticos en Estados Unidos también son así y sin embargo, debaten; ¿por qué? Estas incógnitas permanecerán, por muchos años, sin respuesta.

Ahora bien, ¿debatirán los tres panistas? ¿No temen ser sancionados ni exhibirse como ignorantes? ¿Se arriesgarán a ser considerados incapaces para ocupar la Presidencia? ¿Se atreverán? Ojalá.

LA BANDERA DEL PRD PARA EL 2012

Hace ya varios años, cuando Manuel Camacho dirigía el Partido del Centro Democrático en 1999 y su “delfín” Marcelo Ebrard se desempeñaba como secretario general del efímero instituto político, me explicaba los momentos sociales y políticos que vivía el país de cara a los comicios en los que el PRI perdería por primera vez en 70 años una elección presidencial.

En sus oficinas de Amores 923, colonia Del Valle, en el Distrito Federal, el ex jefe del DDF me explicaba en una hoja de papel y con una gráfica, que mostraba en una línea horizontal a la sociedad y en otra vertical al régimen priista, la situación en la que nos encontrábamos los mexicanos de cara al desgaste que amenazaba al régimen político. Habían sido asesinados el cardenal Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu y llevábamos ya cinco años de la aparición del Movimiento del EZLN y el “subcomandante” Marcos.

Y decía Camacho Solís que las presiones políticas sobre la sociedad habían reducido en los últimos años los “márgenes de maniobra” de la clase gobernante sobre una sociedad cada vez más crítica y más participativa de la que se tuviera memoria en las últimas décadas.

Planteaba entonces la necesidad de buscar alianzas con otras fuerzas políticas, para empujar el famoso “cambio” que finalmente y de acuerdo con lo que al año siguiente sucedió, llevó a Vicente Fox a capitalizar la inquietud de la población y lograr la victoria contundente en 2000.

Hoy, nuevamente, Camacho Solís y cerca de medio centenar de intelectuales y políticos, incluidos Carlos Fuentes, José Woldenberg, Juan Ramón de la Fuente, Cuauhtémoc Cárdenas, Sergio Aguayo y los precandidatos presidenciales Marcelo Ebrard, Manlio Fabio Beltrones y Santiago Creel, entre otros, avalan con su firma un desplegado en el que destacan que, a pesar de sus “distintas posiciones políticas y doctrinarias… compartimos una firme decisión: consolidar la democracia constitucional en México para dar respuestas a las exigencias de justicia, equidad, desarrollo y seguridad”.

Para nadie es un secreto el “olfato” político de todos los firmantes. Argumentan que vivimos ya un “pluralismo democrático en el Congreso, pero no en el gobierno”. Y que para consolidar esa democracia constitucional es necesario que el Congreso y el gobierno funcionen de manera armoniosa; algo que no ha ocurrido en la última década debido a la falta de acuerdos políticos entre el PAN y sus adversarios tanto en el Congreso como en los estados.

Y, por ello, firman el compromiso de que —mirando a 2012— “si ningún partido dispone de mayoría en la Presidencia y en el Congreso, se requiere una coalición de gobierno basada en un acuerdo programático explícito, responsable y controlable, cuya ejecución sea compartida por quienes lo suscriban”.

Y el “remate” de la nota lo dio semana pasada el jefe de Gobierno del Distrito Federal. Dijo Ebrard que un gobierno de coalición deberá ser la bandera para 2012. “Es una de las dos propuestas que hay; la otra es la que busca restaurar el viejo régimen”. O sea, el regreso del PRI.

LA VENGANZA DE LOS LEGISLADORES

Hay que decir que no son todos, pero lo cierto es que muchos de ellos ni siquiera llegan al pase de lista para iniciar las sesiones en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Hace unas semanas, el primero de septiembre, con motivo de la instalación del periodo ordinario de sesiones y la entrega del V Informe presidencial a la Cámara de Diputados, muchos de los “representantes populares” pasaron lista y de inmediato abandonaron el salón de plenos, lo que motivó la molestia de varios de sus compañeros que leían el posicionamiento de sus partidos en la tribuna y la mayoría ni los escuchaba porque simple y sencillamente no estaban en sus curules.

Ha transcurrido un mes de actividades y el resultado es deplorable. La característica principal de los últimos 30 días ha sido el ausentismo: en ninguna de las diez sesiones ordinarias del pasado mes de septiembre se han presentado más de 350 de los 500 diputados. Y en dos ocasiones la Mesa Directiva ha tenido que suspender los trabajos ante la falta del quórum mínimo que exigen las reglas del recinto, que es de 251 legisladores, la mitad más uno.

Recientemente, en una reunión con líderes nacionales, el presidente Calderón los conminaba a que, si no estaban a gusto con los partidos que había en el país, formaran los suyos propios. O que si no estaban a gusto con el trabajo de los legisladores, se metieran a la política a corregir lo que no les parecía. He ahí el problema de la política mexicana: ¿De qué forma pueden los ciudadanos, organizados o no, pedirle cuentas a sus “representantes” y obligarlos a que, si no cumplen, se vayan?

Las vías de participación ciudadana en política están vetadas debido a que se trata de una actividad “monopolizada” a propósito por los profesionales de ese quehacer, que a través de los partidos legalmente registrados ante el IFE, las instancias electorales estatales o las agrupaciones políticas ciudadanas —con sus limitaciones— canalizan todo lo que hacen quienes “viven” de la política.

Otro botón de muestra exhibe esta realidad en México: las facilidades que se dan ellos mismos para faltar a las sesiones y justificar sus ausencias permite que, aun cuando no estén presentes, no se les haga el descuento de su dieta. El pasado 13 de septiembre, al final de la sesión, ya no se quedaron en sus curules 211 diputados. Una semana antes los trabajos se tuvieron que suspender porque en el salón de plenos sólo había… ¡¡¡86 diputados!!!

Ahora bien, los nombres de estos legisladores son de sobra conocidos por “brincar” de un partido a otro y de puesto en puesto sin rendir verdaderos resultados en eficiencia y productividad. El primer lugar en faltas lo sigue ocupando el ahora coordinador del Partido Nueva Alianza (de la maestra Gordillo), Jorge Kahwagi, quien registra siete inasistencias: cuatro no justificadas y tres sí. Es decir, sólo se ha quedado a tres sesiones.

Pero… ¿ante quién se queja el ciudadano? ¿Quién le hace caso ante cualquier observación en éste y otros sentidos del trabajo legislativo?

La ley no establece vías para la revocación del cargo por decisión ciudadana. Sólo una venganza entre los políticos puede terminar con la “carrera” de alguno de ellos sin que el pueblo pueda meter las manos para reclamarle su incompetencia.

CUANDO LAS CIFRAS SE TINTAN SANGRE

Recientemente el INEGI dio a conocer las cifras de la Encuesta Nacional de Inseguridad (ENSI), la cual revela un aumento considerable de víctimas del delito en el último año (2010) que ascendieron a poco más de 22 millones. Ya desde hace dos semanas, la Comisión Nacional de Derechos Humanos había advertido de un aumento, también sin precedentes (65%), de quejas ciudadanas en contra de personal de las fuerzas federales, del Ejército y de la Policía Federal Preventiva.

Hace un año, las denuncias ante la CNDH ya habían aumentado 23%, pero este año la nueva cifra revela que en los últimos dos años casi se ha duplicado el número de quejas vinculadas con el tema de la seguridad pública.

Hace unos días dimos cuenta de que elementos de la Procuraduría General de la República detuvieron en Ciudad Juárez a diez policías federales que extorsionaban a un comerciante, al que habían privado de su libertad para exigirle el pago de una “cuota” de tres mil dólares. Los federales tenían en su poder drogas, armas que no eran de uso oficial y utilizaban como “centro de operaciones” la habitación de un hotel de esa ciudad fronteriza.

Datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos confirman el drama que están viviendo muchas de las víctimas de los delitos, la mayoría del ámbito común, como el asalto a mano armada, el robo a sus casas y los cateos que lleva a cabo la autoridad y en los que los moradores de las viviendas registradas sufren todo tipo de vejaciones. La principal de las quejas recibidas por el ombudsman nacional tiene que ver con el ejercicio indebido del cargo y el abuso de poder. Luego le siguen, precisamente, los cateos ilegales y finalmente una inadecuada atención a las víctimas o el abandono de las mismas.

No sólo es el daño que de suyo padece quien ha sido agredido por los criminales, sino —además— el abuso de que es víctima por parte de los representantes de las fuerzas policiacas y los ministerios públicos que no cumplen con su deber y pareciera que están al servicio de los delincuentes.

Uno de los resultados obtenidos de las demandas ciudadanas es el anuncio del presidente Calderón de crear una Procuraduría Social, pero aún ahí hay mucho escepticismo en cuanto a su posible eficacia para frenar esos abusos y atender a las víctimas del delito. Advierte la CNDH del riesgo que representa el que esta “nueva estructura, que viene a sustituir la ineficiencia de dependencias que estaban en la Procuraduría General de la República y en Seguridad Pública Federal, creadas hace diez años, signifique una mayor carga burocrática que genere mayor victimización, como lo que ha venido sucediendo desde hace una década”.

Por ello, hoy se encienden los focos rojos en cuanto al incremento que en los últimos meses han registrado las cifras de abusos, ya no de los delincuentes, sino de quienes integran las instituciones del Estado y cuya principal función es garantizar la atención a las víctimas, pero —sobre todo— la reparación del daño causado por las bandas criminales que asuelan a muchas comunidades en el país.

SI AGUSTÍN VIERA EL ACAPULCO DE HOY...

De aquella noche, María bonita, María del alma… Acuérdate que en la playa, con tus manitas, las estrellitas las enjuagabas…

Así le cantó Agustín Lara a La Doña… Ahí, donde aún se columpia la nostalgia.

Aquel Acapulco de Johnny Weissmüller, el Tarzán más famoso; de las estrellas del cielo de Hollywood que se nos fue; de Tin Tán, que tiene su estatua en Caleta; de Mauricio Garcés y las bellas Tere y Lorena Velázquez; Elsa Aguirre; el suizo Teddy Stauffer, “Mr. Acapulco”; de Cantinflas…

Bajo el polvo de aquellos lodos queda un millón de anécdotas.

Pero…

Hoy, ese aire tropical se corta con machete, navaja y cuernos de chivo.

El bello puerto es rehén de Los Pelones, Los Zetas, La Familia Michoacana, el CPS (Cártel del Pacífico Sur), Los Guerreros… Los herederos de los Beltrán Leyva, La Barbie, El Coreano…

Al amparo de muy pocos policías, muchos de ellos coludidos con las mafias criminales, ahora mandan Guantámo, Melón y los “jefes” de unos 17 grupos criminales que se disputan la plaza a sangre y fuego.

Son los nuevos dueños de Acapulco. Los que van casa por casa cobrándole renta a la gente para dejarla vivir, allá por Pie de la Cuesta, El Farallón, Rancho Acapulco… Que se imponen a punta de extorsión y amenazas.

Vaya y pregunte a los padres de los alumnos que abandonaron el Colegio La Salle, atrás de la colonia Chinameca, porque no quieren darle su “lana” a las mafias.

…O hable con los maestros de cualquier otra escuela a los que les cobran 600 pesos para dejarlos enseñar. Esos mismos maestros, hartos, que a su vez le cobran cinco pesos a cada niño para juntar el “chivo” que le han de entregar a los cobardes.

…O con los dueños de los negocios que han cerrado por negarse a pagar “cañonazos” mensuales de 50 mil pesos, como la Refaccionaria Mendoza, de la avenida México, o el restaurante California o varios hoteles de medio pelo y mala muerte.

…O a los hoteleros que trabajan a 30 por ciento.

…O a los gerentes de antros y restaurantes vacíos que dejan ir temprano a sus empleados, no vaya a ser la de malas.

…O pregunte a los cinco mil taxistas que se ganaban 500 pesos diarios y ahora malviven con 200… Que mueren de inanición, acosados por los “piratas”, halcones de las mafias.

En Acapulco ya no hay zonas seguras, ni la Costera ni Punta Diamante, menos, El Coloso, Puerto Marqués, la colonia Renacimiento o la Colosio o la Zapata.

Acapulco está expuesto. Desfallece de miedo.

Genaro (García Luna), no seas malo… Acuérdate de Acapulco.

septiembre 25, 2011

ESCENOGRAFÍA BARATA

Una ventaja del ciudadano en una democracia efectiva, es que lo que el “compra” con su voto no cambia con la nueva función que desempeña el ganador de la elección; el que recibe su voto, es el mismo que conoció cuando se desempeñaba en otra posición y confía —por eso le da su voto— que en caso de triunfar, ya como gobernante, se comportará de la misma manera que lo hizo en las etapas anteriores de su vida política.

Esta congruencia de quien hace política en las democracias consolidadas —al margen de ámbito y posición—, es el elemento generador de certidumbre entre ciudadanos y agentes económicos; elimina las sorpresas al no haber cambios en la conducta del político pues su comportamiento —en la nueva función—, responde a la visión e ideas manifestadas y mantenidas en las posiciones anteriores.

Esto es altamente valorado, no sólo por el ciudadano, sino también por los inversionistas que ven reducido el riesgo tomado al invertir en aquellos países donde los políticos son congruentes, no veletas que se mueven para donde sopla el viento.

Por desgracia, esa característica que abunda —pues es propia de la casi totalidad de los políticos que se desempeñan en diversas posiciones y partidos— en las democracias consolidadas, es un bien escasísimo en países con un quehacer político primitivo y con democracias, más de oropel que reales.

En éstas últimas, se registra un fenómeno que por decir lo menos, debería avergonzar a sus ciudadanos; es la hipocresía permanente del político que se desvive, donde esté, por dar una imagen que no corresponde con su realidad.

En los países donde sus políticos son puros camaleones, el ciudadano no confía en ellos; además, en no pocos casos los desprecia y hace mofa (burla y escarnio que se hace de alguien o de algo con palabras, acciones o señales exteriores) y befa (expresión de desprecio grosera e insultante) de ellos.

Las condiciones de globalidad y economías abiertas que privan en el mundo, influyen positivamente en los países con prácticas democráticas incipientes, o falsas y tramposas; el ejemplo que brindan las viejas democracias —con sus debates y elecciones inobjetables, y el desempeño ejemplar de sus candidatos al reconocer sin cortapisa alguna sus derrotas; todo transmitido “en tiempo real”— a los ciudadanos de los países atrasados políticamente, es asimilado con rapidez.

Éstos, aprenden rápido y exigen un desempeño diferente de sus políticos los cuales, lejos de responder a esta exigencia de un ciudadano más consciente, reinciden en las viejas prácticas que tanto descrédito les ha procurado.

Un buen ejemplo de esto, es lo que hoy vemos en nuestro país con algunos de los precandidatos a la Presidencia de la República. Al ver la transformación camaleónica de algunos, las preguntas brotan sin control y nadie parece dispuesto a responderlas.

¿Cuál es el verdadero Cordero? ¿El que ayer se mostraba juicioso y sereno como Secretario de Hacienda, o el bravero de cantina actual con una sonrisa Colgate, más falsa que un billete de dos pesos? ¿Cuál es la verdadera? ¿La modosita que en cada acto busca hacer llorar, o aquélla que acumula agravios y deseos de cobrar —si ganare—, dos o tres facturas a La Maestra?

Le pido, de no tener mejor cosa qué hacer, compare el desempeño actual de “los que la quieren” con el que todavía ayer mantenían; nada ganará, salvo reírse un buen rato.

Esta es nuestra democracia; lo demás, escenografía barata.

DEMOCRACIA HECHA EN MÉXICO

Es lugar común decir y escuchar que la democracia no es el mejor de los sistemas políticos, sino el menos malo. En México, luego del derrumbe del presidencialismo autoritario con justicia llamado la dictadura perfecta, pareciera que es el peor de los sistemas. Pese a los avances que hay, los mexicanos hemos sido incapaces de construir un sistema político que beneficie a las mayorías, aunque la frase suene hueca y demagógica, porque eso se nos dijo desde 1929 hasta 2000 y no fue cierto.

Es verdad irrefutable que a partir de las elecciones federales de 1997 ningún partido político ha sido capaz de conseguir la aprobación de los ciudadanos votantes para obtener un mayoría que le permita impulsar ya no se digan las reformas estructurales que requiere el país, sino siquiera un programa de gobierno mínimo. Y eso tampoco garantizará nada porque hoy ningún partido tiene el control que el PRI tuvo sobre sus legisladores y esto no por congruencia ideológica, sino porque las carreras políticas dependían del señor Presidente de la República y de nadie más.

Por experiencia sé que ahora en México los pronósticos electorales son poco certeros, que el ganador de una elección se conoce luego de que los ciudadanos votan y sus votos se cuentan. Antes era fácil, sobre todo en el caso de la Presidencia de la República: si se era candidato del PRI no había necesidad de esperar a las elecciones, bueno si hubieran querido no habrían sido necesarias las campañas faraónicas que recorrían el país; todo lo había decidido el señor Presidente de la República, quien también decidía unipersonalmente las reformas legales (todas), la política económica (todo, incluida la paridad del peso y el precio del petróleo), la administración de la justicia y ¡ay de aquel se tuviera la osadía de cuestionar algo! Pero los mexicanos nos hartamos y logramos el cambio.

Sí, el cambio, que se puede apreciar, fue en los hechos, sólo en los nombres de personas y de partidos, quizás en algunas conductas. Pero, en lo político el sistema mexicano no ha sufrido ninguna modificación: sigue siendo un presidencialismo constitucional exacerbado, pero ahora sin el sustento que le daban las mayorías aplastantes (surgidas de la simulación electoral) en las Cámara de Diputados y Senadores.

Desde 1997 se ha hablado, con mayor o menor volumen, de la necesidad de una reforma del Estado mexicano (no confundir con una reforma política, que ha habido muchas). En los inicios del gobierno de Vicente Fox se llegó a conformar una comisión específica para ella. Iba a escribir que desde entonces nada a pasado, pero eso es falso. Desde entonces, en los hechos, el Estado mexicano ha sufrido prácticamente una parálisis en todas sus áreas por falta de acuerdos entre los partidos políticos, todos minoritarios por decisión de los votantes, quienes seguramente no confían en ninguno de ellos.

Para las elecciones de 2012 lo previsible es, tomando en cuenta las tendencias de los comicios de 1991, 2000, 2003, 2006 y 2009, que ningún partido obtenga la mayoría en el Congreso, que le permita al nuevo Presidente de la República —sea quien sea y del partido que sea— realizar las reformas que el país requiere. Los legisladores de los partidos perdedores —sean los que sean— se vengarán de sus vencedores y pasarán otros seis años.

Por ello, mientras todos piensan, corren, apoyan, especulan, critican, se acomodan con el precandidato de su preferencia, como en los buenos tiempos, poco piensan en la necesidad del cambio de sistema, la propuesta del senador priista Manlio Fabio Beltrones, apoyada por el perredista Carlos Navarrete, y que recoge la idea expresada hace unos cinco años por el panista Santiago Creel de promover y legislar sobre gobiernos de coalición, para evitar que la parálisis del presidencialismo y del país continúen, poco ha calado en el llamado “círculo rojo”, pero nadie puede negar su importancia y urgencia. Habrá quien tenga otras ideas y hasta quienes crean que deben abandonarse el actual presidencialismo y pasar a un sistema parlamentario. Es hora de discutirlo y aprobar lo que se necesite. Es hora de exorcizar la negociación, que es el sustento de la política y también de la democracia.

Está claro que en 2012 no bastará con ganar la elección para la Presidencia de la República.

A LA BAJA LA CONFIANZA DEL CONSUMIDOR MEXICANO

Se considera que la confianza del consumidor es un factor importante para la actividad económica. Un buen ánimo de los hogares debiera estimular el deseo de comprar, viajar, invertir y en general favorecer el buen desempeño del consumo privado, que por mucho es el principal componente de la demanda agregada. Su contribución alcanza alrededor de 70 por ciento del PIB.

De igual manera, condiciones de desánimo en los hogares pudieran conducir a menores niveles de gasto, lo que afectaría el desempeño de la actividad económica, el crecimiento de las empresas y, en última instancia, el ingreso y los niveles de empleo.

Por lo mismo, la evolución del índice que evalúa la confianza del consumidor es importante para los analistas, hacedores de política económica e inversionistas de dentro y fuera. El sentimiento de los hogares es una referencia, en adición a otros indicadores, sobre la posible evolución de la economía en el corto plazo.

Mientras que antes de la recesión de 08-09 este índice registraba niveles promedio de alrededor de 105 puntos, durante el periodo de la contracción económica experimentó una caída pronunciada que lo llevó a niveles mínimos en alrededor de 80 unidades. Desde entonces muestra una recuperación: firme en 2010 y más moderada en lo que va de este año. Su ubicación actual dista todavía de los niveles precrisis.

Es probable que factores como la debilidad del mercado laboral (la tasa de desempleo urbana se encuentra cercana a siete por ciento), una limitada expansión del crédito (no logra los niveles registrados antes de la recesión), así como la creciente ola de inseguridad pública y difícil entorno internacional (incertidumbre y desaceleración económica global), estén impactando en el ánimo de los hogares.

Los componentes del índice asociados a las expectativas, aquellos que evalúan la situación económica esperada de los miembros del hogar y del país dentro de doce meses en relación a la actual, son los que reportaron las menores caídas durante la recesión y la recuperación más firme.

La situación es distinta para los componentes que tratan sobre la situación económica actual de los hogares y del país en relación a la de un año antes: Además de que presentaron un mayor deterioro, apuntan una recuperación más lenta.

El caso más grave corresponde al subíndice que evalúa las posibilidades de los hogares de efectuar compras (electrodomésticos principalmente). No sólo reportó la mayor caída, sino que se encuentra en el menor nivel relativo con respecto a su ubicación previa a la recesión. Aunque probablemente no sea un factor decisivo, parece haber una correlación positiva entre el desempeño de este componente del índice de confianza y el comportamiento de las ventas minoristas (ver gráfica).

Aunque no se dan a conocer los resultados, en la encuesta del INEGI se pregunta también sobre las posibilidades de adquirir otros bienes como ropa, zapatos y alimentos, automóviles (nuevos o usados) o planes para comprar, construir o remodelar una casa. En todos los casos persisten diferencias marcadas con respecto a los niveles registrados antes de la recesión. El desgano de efectuar compras puede ser un factor limitativo para el ritmo de la actividad económica.

En síntesis: la confianza del consumidor no se ha restituido plenamente, aunque persiste una moderada tendencia de alza; el bajo nivel del componente sobre posibilidades de efectuar compras por parte de los hogares puede ser un factor que esté limitando la recuperación del mercado interno; y tal parece que somos en general optimistas al tener una mejor percepción sobre las condiciones económicas en el futuro respecto de las actuales.

"EL EQUIPO" EN TIEMPOS ELECTORALES

No hace mucho, lo que hoy conocemos como “el equipo” del candidato carecía de importancia. Por “equipo” me refiero no a quienes se encargan de la logística alrededor del candidato, sino a los que proveen “las ideas” que permiten a aquél presentarse ante el elector como alguien informado y conocedor de los problemas y sus soluciones.

En la época del “partido casi único”, poca era la importancia concedida al “equipo y casi nula a “las ideas” que proporcionaba al candidato; la razón, muy simple: el resultado de la elección se conocía desde el día del “destape” del que sería, sin duda, gobernante.

La apertura de la economía y los cambios que estimuló han dado por resultado un cambio significativo en cuanto a la importancia concedida hoy al “equipo”, a las ideas que éste pudiere generar y a sus propuestas de solución; ayer, “el equipo” no era tomado en cuenta por el candidato, pues éste, como dije, para nada lo necesitaba.

Hoy, por el contrario, aquél que no tome en cuenta las recomendaciones de los integrantes de su “equipo” corre el riesgo, no sólo de hacer el ridículo, sino de perder la elección. La influencia y poder de los que lo integran es tal, que sus recomendaciones son tomadas en cuenta en múltiples aspectos; no sólo deciden el color y estilo de camisa, lenguaje corporal y tono de voz, sino también definen los temas a tratar y cómo hacerlo ante cada audiencia.

Hoy –aun cuando parezca lo contrario–, las ideas que expresan los candidatos, cuentan e importan; si bien no a la totalidad de los electores que con su voto dan el triunfo a uno o a otro candidato, sí a los grupos cuyo poder de decisión e influencia es muy grande.

A éstos, mucho les interesa conocer qué ideas tiene el candidato de ciertos problemas y cuáles sus propuestas de solución; quieren saber quién las desarrolla y cuál es su origen y formación académica y política. Con estos elementos, estarían en condiciones de “adivinar” las medidas que el triunfador tomaría una vez que encabezare el gobierno.

Los antecedentes políticos y la formación académica de los integrantes del “equipo”, son una excelente guía para ese fin; saber de dónde vienen, dónde se formaron y cuál es su visión del desarrollo y el crecimiento económico, pudiere significar para algún empresario poderoso evitar pérdidas por decenas o centenas de millones de dólares o, por qué no, para ganar eso y más.

Por otra parte, ¿qué es lo que propondrían a su asesorado los que piensan que lo mejor para el país es contar con un Estado obeso y omnipresente en la economía? ¿Qué ideas novedosas podría proponer el que sólo supiere dilapidar el gasto público y considerare a éste la poción mágica que todo cura?

Hoy, ¿quiénes proveen a Peña de ideas en materia económica, y quiénes en su “equipo” definen y desarrollan las soluciones a los problemas estructurales que nos impiden crecer? ¿Quiénes hacen lo mismo en el campo de Cordero? ¿Quiénes en el de Beltrones, Creel y Vázquez?

Si lo supiéremos podríamos –con un aceptable margen de error–, tener una idea del gobierno que nos espera si aquellos hicieren caso a sus recomendaciones, pues todos sabemos que los políticos nada ignoran; son –no tienen ciencia aborrecida– unos “Ch.P.T.” pero eso sí, cada uno con un gran “equipo”.

septiembre 19, 2011

DF, EL REFLEJO DEL 2012.

Muchos de los movimientos políticos que hoy observamos los ciudadanos a nivel federal, con miras a la elección de los candidatos a la Presidencia de la República, tendrán su efecto inmediato en lo que sucederá en la elección de jefe de Gobierno del Distrito Federal para el periodo 2012-2018, jefes delegacionales del trienio 2012-2015 y diputados locales, el año próximo.

Lo sucedido recientemente entre Martí Batres, uno de los operadores políticos de López Obrador en el DF, y Marcelo Ebrard, marca —sin duda— la pauta de lo que será de aquí en adelante el proceso que vivirán los tres principales partidos políticos rumbo a la renovación de mandos en la Ciudad de México.

Consultados diversos perredistas conocedores de los tiempos y la llamada “liturgia” política dentro del partido del sol azteca, advierten en los próximos meses un intento de negociación entre los dos principales precandidatos de la llamada “izquierda”, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, con el fin de tratar de llegar a un acuerdo que marque el arranque del proceso interno del PRD para la elección de un candidato de “unidad”, si es que logran ponerse de acuerdo.

De ello dependerá el futuro de la candidatura en la capital del país, principal bastión perredista, ahora que está en riesgo la gubernatura de Michoacán para la izquierda, debido a las pifias cometidas por el actual mandatario local, Leonel Godoy, de cara a los comicios de noviembre próximo en aquella entidad.

Por ello, algunos de los que hoy aspiran a la candidatura perredista en el DF, prefieren permanecer “quietos”, a la expectativa, pues; a la espera de alguna señal que indique que o hay acuerdo o hay rompimiento entre los liderazgos que aspiran a convertirse en candidatos presidenciales.

Para el PRI sucede exactamente lo mismo, con la única diferencia de que la unidad mostrada hoy en torno de Enrique Peña Nieto, quien deja la gubernatura mexiquense, y la designación de Jesús Murillo Karam como delegado del tricolor en la capital, “pavimentan” el camino de Beatriz Paredes en la búsqueda de la candidatura por la Jefatura de Gobierno, con muchas posibilidades de éxito, ante una ruptura en el PRD. Hay que recordar que el hidalguense fue secretario general del Revolucionario Institucional cuando la tlaxcalteca ocupó la dirigencia nacional.

En el caso del Partido Acción Nacional, algo está sucediendo que los ciudadanos no sabemos del todo. La más reciente aparición del jefe de Gobierno y su saludo perfectamente meditado al presidente Calderón, en la ceremonia no oficial del V Informe de Gobierno, en el Museo de Antropología, dejan entrever, como ya lo han advertido ex perredistas conocedores de lo que sucede en el interior de ese partido, que Ebrard vale hoy más para la derecha que para sus correligionarios.

Por lo tanto, la candidatura en el DF, a pesar de lo que digan sobre un premio de consolación para Alonso Lujambio, podría quedar en manos de un candidato independiente que abandere tanto los intereses del blanquiazul como los de quienes resulten “resentidos” por la decisión de no postular a Ebrard Casaubón como el candidato de la izquierda. Y las miradas se enfocan al procurador Miguel Ángel Mancera, quien, por cierto, no está afiliado a ningún partido político.

LA ESPERANZA TRICOLOR

Afirmar que México es una democracia significa, entre otras cosas, que el gobierno que hoy ocupa la titularidad del Ejecutivo federal y sus instituciones respetará escrupulosamente la Constitución y las leyes electorales y cumplirá con su obligación de organizar, para julio de 2012, un proceso confiable y transparente, capaz de producir como resultado un gobierno legítimo, aceptado por todas las fuerzas políticas, y con la credibilidad necesaria para alcanzar los acuerdos necesarios para contar con una mayoría legislativa funcional y conseguir que México pueda volver a avanzar. Para que esto ocurra, es ya indispensable que el titular del Ejecutivo federal comprometa y mantenga la más absoluta neutralidad con respecto al curso y al posible resultado del proceso. Esto incluye de manera señalada y urgente una declaración pública y sin ambigüedades en el sentido de que entregará pacífica e institucionalmente el poder a quien resulte triunfador en la jornada electoral de julio de 2012, sea cual sea su partido, sea cual sea su nombre. Se trata simplemente de cumplir con el juramento empeñado de respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan y de respetar la voluntad de la nación.

Si esas condiciones se cumplen, todas las tendencias y condiciones indican que el más probable triunfador en las próximas elecciones presidenciales será Enrique Peña Nieto, quien hoy entrega el Gobierno del Estado de México al doctor Eruviel Ávila Villegas. Concluida esta responsabilidad, lo más probable es que transcurra poco tiempo antes de que el Partido Revolucionario Institucional designe y proclame a Enrique Peña Nieto como su candidato a la Presidencia de la República, tras los procesos estatutarios y métodos de legitimación idóneos para concretar lo que es ya, sin duda, parafraseando al Gabo García Márquez, la crónica de una candidatura anunciada. No porque en el PRI no haya otros militantes con méritos notables, que ya encontrarán tareas dignas de sus talentos en el formidable reto de reconstrucción de la concordia nacional y la gobernabilidad que se avecina. Sino porque en la política democrática mandan las mayorías, y las mayorías, de manera inequívoca, han expresado que quieren a Enrique Peña Nieto.

Aunque en política no hay nada escrito, más vale, por la paz y la estabilidad de México, que esta vez no haya sorpresas. Enrique Peña Nieto es la esperanza de millones de mexicanos. Sin duda lo sabe y le ha llegado la hora de asumir plenamente esa responsabilidad. Su primera tarea es no perder una elección que, a la luz de la mejor información disponible, tiene prácticamente ganada. Su segunda gran tarea es prepararse para no defraudar esa esperanza. Los millones de mexicanos que confiamos en él esperamos que tan pronto tome el poder adopte las decisiones y promueva los acuerdos necesarios para revertir, sin demora y de manera perceptible para las grandes mayorías, el clima de zozobra, estancamiento y desesperanza en el que México languidece. Y ese reto, en apariencia formidable, tiene tres llaves maestras. La primera, la construcción de los acuerdos políticos para restaurar la paz, separando el combate al crimen del conflicto entre facciones políticas, y lograr la gobernabilidad para destrabar la agenda legislativa. La segunda, el diseño de una política macroeconómica capaz de lograr el máximo crecimiento posible en medio de la ominosa crisis global que se avizora en el horizonte de los próximos dos o tres años. La tercera, poner en marcha desde ahora el gran diseño de política industrial que nos permita atraer grandes inversiones de contenido innovador y conectarnos sin demora con los sectores y las regiones que emergerán como líderes de la siguiente etapa de crecimiento global.

El porvenir de México está en juego. Nada más. Pero nada menos.

¿CUÁNTO CUESTA LA LEY?

Después de la rendición ante un grupo de violadores de la Ley y pagar el precio que los chantajistas exigían, el plantón en la Plaza de la Constitución fue levantado. Los políticamente correctos lanzaron las campanas al vuelo, no sólo por los 21 millones de pesos en cuotas que lograron los delincuentes se les entregara sino, dicen, porque no se usó la violencia.

Algo pasa en México en cuanto a la mentalidad del gobernante en lo referente a hacer cumplir la ley; no se trata sólo del plantón de unos chantajistas encabezados por Esparza y de los campesinos misérrimos de Antorcha Campesina. Estamos ante una visión totalmente distorsionada de lo que se debe entender por Estado de derecho y más ampliamente, por cultura de la legalidad.

¿Cuánto cuesta hacer que se respete la ley? Todo depende de la fecha y lugar del plantón; no es el mismo precio si el plantón está en Nacajuca que en la Plaza de la Constitución; no es la misma tarifa si quien lo organiza es Antorcha Campesina frente a Gobernación o los bandoleros del kilowatt en el Zócalo capitalino. Todo tiene su precio y se da por descontada la disposición del Gobierno Federal a pagarlo, a pesar de que juró cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen.

Hoy, ya sabemos cuál es la tarifa que cobra esa entelequia —cosa irreal dice la Real Academia— que es el SME: 21 millones. ¿Este precio, es la tarifa introductoria que goza de un buen descuento para que el cliente se anime? ¿Si hubiere un contrato firmado con Esparza y sus cómplices por un cierto número de plantones, el precio sería otro?

Ante la capitulación vergonzante del Gobierno Federal —¿podríamos decir “capitulación de, y del Estado”?— ante un puñado de bandoleros, ¿qué nos espera mañana? ¿Ante quiénes será la capitulación en materia de Presupuesto? ¿Ante “El Nureyev” Moreira? ¿Sólo ante él?

A propósito de “Antorcha Campesina”, ¿se atreverá Peña a deslindarse de estos chantajistas? Si lo fuere a hacer, ¿cuándo sería? Si Cordero fuere Presidente, ¿les pagaría 21 millones a Esparza por desalojar la Plaza de la Constitución para celebrar la Ceremonia del Grito, o los desalojaría con la fuerza pública? ¿Podrían, ambos, Peña y Cordero, responder estas dos preguntas?

Al ver los desfiguros del actual Gobierno Federal para no quedar mal ante los políticamente correctos, uno se pregunta, ¿cómo procedería la señora Merkel ante situación semejante en la Alexanderplatz en Berlín? ¿Qué haría Cameron, si le hicieren un plantón en Trafalgar Square el 31 de diciembre? ¿Qué haría el Alcalde de Nueva York si el plantón fuere en Times Square ese mismo día? No pregunto —pues sé la respuesta— qué harían las autoridades si estos plantones fueren realizados en la Plaza Roja en Moscú el 7 de noviembre, y el 1 de octubre en Tian’anmen en Pekín.

En todos estos casos y en miles de ciudades más, la autoridad haría cumplir la ley; con la fuerza pública haría desalojar a bandoleros y chantajistas como los de Esparza y Antorcha Campesina. Nosotros, ¿qué tememos? Ojalá que a Cordero o Peña, en esto de los plantones, no les tiemblen las corvas y cumplan y hagan cumplir la ley.

Por lo demás, ¿era ilegal la congelación de las cuotas del SME? De ser así, los responsables deben ser juzgados pero si la congelación era legal, los que eliminaron ésta deberán ser llamados a cuenta.

DEL GASTO CORRIENTE... VERDAD A MEDIAS, NO ES VERDAD.

Una vez más, como ha sido costumbre desde hace años, los que nada tienen que decir –excepto joder para quedar bien con la corrección política o presionar para recuperar privilegios perdidos-, exhiben su ignorancia acerca de la conformación del Presupuesto de Egresos de la Federación al sacar a colación el fantasma del “Gasto Corriente”.

Ahora bien, si a pesar de conocer cómo se integra el Presupuesto –Gasto de Inversión y Gasto Corriente y los rubros y montos de ambos apartados– lanzan sus críticas sin fundamento, estamos entonces no ante ignorantes, sino pícaros que no se resignan a haber perdido buena parte de los privilegios de que gozaron por decenios.

El que no sabe es como el que no ve, dice el refrán popular; en el caso del Gasto Corriente, se cumple a la perfección esta pieza de sabiduría popular. Bien a bien, no hay explicación lógica de la conducta de quienes hasta hace poco llevaron algunos rubros de ese gasto a niveles casi obscenos y hoy, cuando las cifras muestran una corrección sensible, se lanzan en contra con la mira puesta en obtener –a cambio de su silencio–, una que otra abultada asignación presupuestal para los suyos de donde, como es su costumbre, obtienen uno que otro beneficio.

Este asunto de las críticas al Gasto Corriente recibió, no hace mucho, una explicación documentada e irrefutable; la presentación del subsecretario Montaño el 16 agosto –hace un mes– y la explicación que la acompañó, echaron por tierra –una vez más–, los absurdos señalamientos de quienes no entienden qué es el Gasto Corriente o entendiéndolo, buscan lograr otros objetivos.

Si le interesa el tema y desea tener un panorama objetivo del mismo –con cifras y porcentajes correctos, no inventados–, lea por favor las páginas 6 y 7 de la conferencia de prensa ofrecida antier por el doctor Meade, ya en su calidad de secretario de Hacienda, y para reforzar lo por él planteado, revise en esta dirección la presentación del subsecretario:

http://www.shcp.gob.mx/SALAPRENSA/sala_prensa_presentaciones/cmf_presentacion_gasto_corriente_16082011.pdf

Lo interesante de los señalamientos de quienes hablan del Gasto Corriente sin conocimiento alguno, es que los montos de algunos de sus rubros –pensiones, por ejemplo– seguirán aumentando en los años por venir. Más nos valdría hoy, entender el porqué de estos aumentos para evitarnos la repetición del espectáculo desagradable de los que por ignorancia u otros fines, satanizan lo que ignoran.

Por último, ¿por qué en vez de repetir sus señalamientos sin dato alguno que los avale, no dan cifras y datos que los prueben? Por una sencilla una razón, porque sólo buscan desprestigiar para recuperar privilegios, y votos.