septiembre 19, 2011

DF, EL REFLEJO DEL 2012.

Muchos de los movimientos políticos que hoy observamos los ciudadanos a nivel federal, con miras a la elección de los candidatos a la Presidencia de la República, tendrán su efecto inmediato en lo que sucederá en la elección de jefe de Gobierno del Distrito Federal para el periodo 2012-2018, jefes delegacionales del trienio 2012-2015 y diputados locales, el año próximo.

Lo sucedido recientemente entre Martí Batres, uno de los operadores políticos de López Obrador en el DF, y Marcelo Ebrard, marca —sin duda— la pauta de lo que será de aquí en adelante el proceso que vivirán los tres principales partidos políticos rumbo a la renovación de mandos en la Ciudad de México.

Consultados diversos perredistas conocedores de los tiempos y la llamada “liturgia” política dentro del partido del sol azteca, advierten en los próximos meses un intento de negociación entre los dos principales precandidatos de la llamada “izquierda”, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, con el fin de tratar de llegar a un acuerdo que marque el arranque del proceso interno del PRD para la elección de un candidato de “unidad”, si es que logran ponerse de acuerdo.

De ello dependerá el futuro de la candidatura en la capital del país, principal bastión perredista, ahora que está en riesgo la gubernatura de Michoacán para la izquierda, debido a las pifias cometidas por el actual mandatario local, Leonel Godoy, de cara a los comicios de noviembre próximo en aquella entidad.

Por ello, algunos de los que hoy aspiran a la candidatura perredista en el DF, prefieren permanecer “quietos”, a la expectativa, pues; a la espera de alguna señal que indique que o hay acuerdo o hay rompimiento entre los liderazgos que aspiran a convertirse en candidatos presidenciales.

Para el PRI sucede exactamente lo mismo, con la única diferencia de que la unidad mostrada hoy en torno de Enrique Peña Nieto, quien deja la gubernatura mexiquense, y la designación de Jesús Murillo Karam como delegado del tricolor en la capital, “pavimentan” el camino de Beatriz Paredes en la búsqueda de la candidatura por la Jefatura de Gobierno, con muchas posibilidades de éxito, ante una ruptura en el PRD. Hay que recordar que el hidalguense fue secretario general del Revolucionario Institucional cuando la tlaxcalteca ocupó la dirigencia nacional.

En el caso del Partido Acción Nacional, algo está sucediendo que los ciudadanos no sabemos del todo. La más reciente aparición del jefe de Gobierno y su saludo perfectamente meditado al presidente Calderón, en la ceremonia no oficial del V Informe de Gobierno, en el Museo de Antropología, dejan entrever, como ya lo han advertido ex perredistas conocedores de lo que sucede en el interior de ese partido, que Ebrard vale hoy más para la derecha que para sus correligionarios.

Por lo tanto, la candidatura en el DF, a pesar de lo que digan sobre un premio de consolación para Alonso Lujambio, podría quedar en manos de un candidato independiente que abandere tanto los intereses del blanquiazul como los de quienes resulten “resentidos” por la decisión de no postular a Ebrard Casaubón como el candidato de la izquierda. Y las miradas se enfocan al procurador Miguel Ángel Mancera, quien, por cierto, no está afiliado a ningún partido político.

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