noviembre 20, 2012

INGENUIDAD

¿Qué espera usted del ganador de la elección presidencial este martes en Estados Unidos? ¿Acaso forma parte del numeroso ejército de ingenuos, que piensa que los presidentes de Estados Unidos trabajan para defender los intereses de otros países en vez de los del suyo? ¿O es de los que piensa que a México le va bien con los demócratas y muy mal con los republicanos?




Conviene, para dejar toda ilusión fuera de estos párrafos, recordar la frase de John Foster Dulles —secretario de Estado en el gobierno de Eisenhower— que en un gesto de sinceridad que debemos agradecer, dijo: “Los Estados Unidos no tienen amigos, sólo intereses”.



Esta verdad de a kilo, incluye a demócratas y republicanos por igual; de ahí que la baratija que no pocos ignorantes de lo que es la real politik venden como verdad axiomática: “A México le va bien con un presidente demócrata, y con un republicano no nos la acabamos”, sea sólo eso, una baratija intelectual propia de frívolos.

Poco importa para un país con tantos problemas estructurales como es el nuestro, quién haya ganado la elección en Estados Unidos; menos en las actuales condiciones.

Hoy, no sería aventurado afirmar, que Estados Unidos enfrenta una situación más complicada que la nuestra; su deuda pública y el alto déficit del gobierno y un sistema fiscal atrasado, lo colocan en una posición de gran debilidad.

Más lo es, por las grandes responsabilidades políticas y militares (que por más intentos que haga por evadirlas y se opongan sus ciudadanos a comprometer recursos y tropas en países lejanos), Estados Unidos tiene que estar ahí, en el centro del conflicto para encabezar a los países que sentarán las bases de la solución la cual, en no pocos casos, implica acciones militares con presencia de tropas.

¿Qué importa entonces, si el ganador fue el demócrata o el republicano? ¿Acaso piensa usted que ante un tema decisivo, Obama actuaría de manera diferente a Romney? Si lo piensa, perdóneme, qué poco conoce a Estados Unidos, y cuánto ignora de lo que este país representa para el mundo en la actual inestabilidad económica.

Por lo demás, en el mundo real, la ingenuidad y la ignorancia son pecados cuyo castigo es mayúsculo.

Por otra parte, México no es un problema para Estados Unidos; a lo más, es una molestia manejable. Otros son los problemas que éste debe enfrentar; nosotros, por la debilidad estructural en más de un sentido, no contamos en el concierto internacional; además, en el radar donde aparecen los puntos de conflicto para Estados Unidos, no está México.

Hoy, dado que el destino nos alcanzó en muchos aspectos, hay que regresar a enfrentar la realidad de lo que somos y más aún, reconocer y enfrentar qué somos frente a Estados Unidos y su poderío.

Nuestra realidad actual, en modo alguno nos va a proteger de los efectos negativos que sufriremos, debido sin duda, a las soluciones que necesariamente deberá aplicará el ganador.

Dejemos ya esos sueños de grandeza sin sustento, y acabemos con el triunfalismo acedo fruto de nuestros complejos; reconozcamos lo que somos. Nadie niega que hay fortalezas, y también debilidades; éstas, por su gravedad, son las que nos impiden avanzar.

La elección ya terminó; ¿empezaremos ya a resolver nuestros problemas?

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