julio 29, 2009

LA TARJETA ÚNICA DE IDENTIDAD, LO MISMO PERO MÁS BARATO...


Hace muchos años (yo aún no existía), cuando don Jesús Reyes Heroles insinuó la conveniencia de introducir en México la tarjeta única de identidad, la llamada izquierda mexicana, tan proclive a la conspiración y al complot, presintió en la medida una intención de vigilancia. Se trataba, me han contado, de crear un kardex de los divergentes de pensamiento, palabra y obra, similar al que existía, sin duda, en las tarjetas de la embajada de Estados Unidos y en el consulado americano más cercano.

Algunos años después y con menos aspavientos, surgió la credencial de elector, sin la cual uno no puede ni cambiar un cheque, aunque sea propio. Ahora, el presidente Felipe Calderón, sin causa justificada, acaba de anunciar el surgimiento de la tarjeta única de identidad para todos los mexicanos.

No se trata de algo inédito. Los españoles, franceses, checos, austriacos, uruguayos, argentinos, la portan desde hace muchos años. En la versión moderna, que se antoja es la que debe implementarse en México, podría reunir un compendio de información que en determinadas circunstancias sea provista en casos de emergencias. No solamente las simpatías ideológicas del portador, sino al mismo tiempo su domicilio, tipo de sangre, alergias, parientes cercanos, números telefónicos a los que llamar, para sustituir a los datos que proporcionaba antaño la cartilla del Servicio Militar Nacional o la licencia para conducir automóviles.

A mí me preocupa otro asunto, porque no tengo empacho en que se sepa cómo me llamo, dónde vivo y de qué pie cojeo.

En las elecciones de julio pasado dos veces al día los dos teléfonos de la casa de usted sonaron para escuchar una grabación que comenzaba con la frase: “Te habla Adal Ramones…”. Quería que toda mi familia, votara por alguien de sus preferencias o sus patrocinios. Me importa un pito si el que hablaba era el comediante o un imitador de su voz. Lo que quiero señalar es que no sé quién carajos le dio los números de teléfono de mi casa.

Bien por Calderón. Que todos sepamos quién es quién y dónde estamos. Pero, ¿no será esto un codiciado banco de datos para los que nos quieren vender algo o cobrar otra cosa?
Un banco de datos que alguien puede venderle a otro banco.

Digo, con todo lo que vemos hoy en día en la dichosa “LUCHA CONTRA EL NARCO”… ¿qué otra cosa podríamos esperar?

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