En el gabinete de Felipe Calderón apelan a que la conciencia colectiva es veleidosa y muy olvidadiza, por lo tanto hacen objeto a los ciudadanos de todas las arbitrariedades concebibles para tratar de volver a llenar las mermadas arcas nacionales.
Nos acaban de recetar un artero bofetón en el rostro con el gasolinazo, pues con ello vendrá una lógica avalancha de aumentos que repercutirá, sobre todo, en los que menos tienen. Y no menos artero es el golpe que asestan los diputados y senadores panistas a la inteligencia popular cuando, al tratar de salvar el rostro de ellos y de Felipe Calderón, afirman que la decisión de aumentar el precio de las gasolinas se debe a que el gobierno mexicano busca homologarlo con las tarifas internacionales.
¡Vaya argumento tan jodido!
Esa dichosa homologación sería realmente maravillosa si los servicios que otorga el gobierno federal fueran de primer mundo, pero ¿cómo justificar esa intención cuando éstos son dignos sólo de un país bananero?
Dicen también que estos aumentos son dolorosos pero necesarios y con la caradura que los caracteriza “recomiendan” a la gente usar menos sus vehículos, ¡que poca… visión… por no decir otra cosa!
Argumentan además que el aumento a la gasolina no tiene por qué redundar en otros incrementos, ¡cómo se ve que los letrados legisladores panistas desconocen las leyes elementales de mercado o mienten groseramente!
Además insisten en que los beneficios de ese aumento servirán para ser reasignados a programas sociales prioritarios, pero la pregunta es ¿por qué no pensaron en eso cuando aprobaron un paquete económico raquítico y pusilánime?, pues fue notorio que a panistas y priistas no les dio miedo, ¡sino pánico!, atentar contra los intereses de los grandes empresarios.
Todo parece ser parte de la misma pantomima, por un lado las histriónicas declaraciones de Calderón, quien acuso a los dueños de las grandes empresas de sólo aportar fiscalmente un 1.7 por ciento de sus ganancias (lo cual, por cierto, quedo en una mera escaramuza verbal y sobreactuada), y los diputados y senadores panistas que hicieron hasta lo imposible para que el marco fiscal del país quedara tal como estaba, es decir, que injustamente, en materia impositiva, paga lo mismo el empresario que cada uno de sus empleados de escalafón mas bajo.
Así que gracias a la sabia política económica de los panistas, los mexicanos iniciamos un nuevo año con una escalada de precios que lastimará mucho los bolsillos de los ciudadanos de a pie y con la esperanza de que Felipe Calderón y su gente sepan muy bien lo que están haciendo, ¡no vaya a ser que la paciencia se acabe y la situación se les salga de control!
Pero lo peor del caso no es todo lo anterior, sino que hasta al precio de los boletos del cine ya subió... Así es mis queridos amigos lectores, para los que viven en mi amado Campeche, deben de saber que el veintiúnico cine con el que contamos ya subió los precios de sus entradas, pero el servicio y la calidad de la atención siguen siendo la misma porquería de siempre... Dios apiádate de nosotros y mandanos un Cinépolis, o de plano conviertenos en primermundistas... no?
Sinceramente es triste lo que se esta viendo, pareceria que nos gobiernan personajes analfabetas por no decir otra cosa, Grandes Renombres rimbombantes en el gabinete con grandes estudios y doctorados tirados al cesto de la basura por un simple objetivo, el beneficio propio. Todo y cada uno de tus comentarios es cierto y lo peor de todo que son barril sin fondo, asi que levantemos el dedo todos por un incremento similar en el que ellos se autofavorecen, unos 30 mil pesitos de aumento en mi sueldo no estarian tan mal. Y mas por opinar asi sea bueno o malo para el pais, sencilla la cosa. Santa madre cachucha libranos de todo mal XD. Lo que me agrada es que buscamos homologarnos en los precios.. no?, pero desgraciadamente un salario minimo no pasa de los 1600 pesos. Adonde terminaremos?... Mencionaban por ahi movimientos ocultos 1810,1910... este año posiblemente sea muy bueno para un cambio veremos que pasa. Saludos mi buen y estimado Alex.
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