Decía mi abuela Lola, que el tiempo que uno desperdicia lo desperdicia a uno, porque no es el tiempo el que vuela, el que se esfuma o el que se va, sino uno mismo. Es de esas pocas cosas que una vez perdida es imposible reencontrar. Se puede reencontrar un amigo, un objeto, un camino, inclusive un sentimiento o una pasión. ¿El tiempo? Nunca.
Por eso, porque ayer fue el día en que más gente en el mundo celebra a raíz de que en el año 46 A.C. el emperador Julio César decretara el primero de enero como el día de inicio del calendario que más adelante se le conocería como “Juliano”; porque aunque hoy aparenta ser como cualquier otro día en realidad no lo es, pues hay algo del universo interior que se detiene hoy, así sea por un momento, y nos lleva a analizar lo que somos y hacemos y soñamos desde una perspectiva que creemos algo diferente; porque es probable que varios de los pocos lectores que hayan llegado hasta acá lo han hecho con algo más que una ligera jaqueca; porque hay que enfrentar los siguientes 364 días con el arsenal más completo de actitudes positivas y porque hay que dejar que los periódicos tengan un resquicio aunque sea ocasional para algo distinto a la opinionitis de comentócratas o declaratócratas, van algunas reflexiones de otros sobre estas fechas con ánimo de iniciar el año con aires renovados, que ya habrá tiempo de abordar los temas del tic-tac cotidiano de la vida pública.
“Los optimistas son aquellos que están despiertos a la medianoche para recibir el Año Nuevo; los pesimistas están despiertos para poder despedirse del año que se va”. Bill Vaughn.
“Los propósitos de Año Nuevo son esas cosas que entran por un año y salen por otro”. Anónimo.
“Ayer todo mundo fumó su último puro, bebió su último trago, comió demasiado por última vez y se levantó más tarde de lo que lo hará el resto de sus días. También hizo su último juramento... Hoy día de Año Nuevo es el único aceptable para poder soñar con todo eso que quisiéramos ser y hacer, que ya la semana siguiente puede uno retomar la pavimentación del camino al infierno como siempre”. Mark Twain.
“Los propósitos de Año Nuevo son como girar cheques sobre cuentas que no tenemos en bancos inexistentes”. Oscar Wilde.
“¿Puede uno en realidad hacer propósitos de Año Nuevo cuando ya pasa de los cuarenta? Yo vivo de acuerdo a costumbres que tienen veinte años de edad”. André Gide.
“El que rompe una resolución de Año Nuevo es un débil; el que la formula de inicio es un tonto”. F. Knowles.
“Tiempo es lo que más deseamos al iniciar el año, y es lo que peor utilizamos conforme el año avanza”. Willam Penn.
“La única manera sensata de pasar la noche de año viejo es estando tranquilo con algunos amigos o de plano en un congal; de lo contrario, cuando el año inicie y la gente se separe van a haber muchas personas llorando”. W. H. Auden.
“Mucha gente desea que llegue el Año Nuevo simplemente para tener un nuevo comienzo con relación a los mismos hábitos viejos de siempre”. Anónimo.
“Aún empezando el primero de enero, el futuro es algo que le llega a cada quien a un ritmo de 60 segundos por minuto; no importa quien sea, qué haga, que desee”. C. S. Lewis.
“¿Un buen propósito de Año Nuevo? Aprender finalmente a tolerar a los tontos de mejor manera, y rogarle a Dios que ello no haga que entonces abusen de mi paciencia”. James Agate.
En fin, que esta es la fecha para estrenar algo de ropa, para no sacar cosas valiosas de la casa (así sea la basura), ni para prestar dinero ni pagar una deuda. Dicen que tampoco hay que lavar los platos y que no hay que salir de casa antes de que alguien haya entrado en ella (de preferencia trayendo algún regalo así sea pequeño). Después de haber cantado anoche Auld Lang Syne y de haber tomado alguna copilla de vino o algo más, hay que preparase para lo que el bicentenario traerá.
Para terminar, si todos nuestros problemas en el país duraran lo mismo que nuestros propósitos de Año Nuevo (Joey Adams), entonces sí que tendríamos un gran año 2010.
¡Hagamos lo que podamos y feliz año a todos mis amigos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario