Si conociéremos los temas que interesan a los mexicanos de hoy, mayores de 18 años, muy posiblemente nos llevaríamos una sorpresa bastante desagradable.
Los problemas del país, los cuales se agravan sistemáticamente a medida que el tiempo pasa, sólo suscitan el interés de unos cuantos; éstos, ni siquiera constituyen la totalidad de lo que hemos dado en llamar “Círculo Rojo”.
En pocas palabras y para decirlo claro, los problemas del país prácticamente a nadie interesan. ¿Es esto correcto o si lo prefiere, ayuda esto al país? ¿Es útil dicha actitud, para enfrentar y resolver los graves y profundos problemas que enfrentan México y los mexicanos? ¿Este desinterés —traducción clara del que también concita la actividad política en poco más de 80% de la población—, se presenta de manera similar en otros países?
Otra pregunta relevante, que deberían plantearse obligatoriamente los interesados en elevar los niveles de participación de los ciudadanos en la cosa pública, y los partidos políticos sin distingos por la visión de país de cada uno y el número de sus militantes, es la que tiene que ver con el futuro que debemos construir, dada esa dolorosa realidad.
Los ciudadanos de los países que salieron adelante, y los de aquellos que resolvieron la bajísima productividad, la pobreza y miseria resultante y el atraso en general, ¿no estaban interesados en los problemas y obstáculos que les impedían crecer y modernizarse?
Los alemanes y japoneses por ejemplo; los chinos —tanto los de Taiwán como los de la República Popular China— y los de los países europeos que derrocaron regímenes dictatoriales que los mantuvieron oprimidos por decenios, ¿tampoco se interesaban en los problemas que sus respectivos países enfrentaban?
Es más, podemos hacer la misma pregunta para cada uno de los países que en estos últimos 40 o 50 años se han modernizado y ofrecido a sus habitantes un decoroso nivel de calidad de vida, y la respuesta en todos los casos será la misma: los ciudadanos en todos ellos, han mostrado interés en sus problemas y la solución, y actuaron en consecuencia.
Una vez que estos han sido enfrentados y resueltos, o el gobierno y la clase política han demostrado un interés genuino en resolverlos y tomado las medidas correctas y necesarias para ello, el ciudadano empieza a dejar de lado la política o si lo prefiere, “los temas serios”, para enfocarse a otros que pudiéremos llamar secundarios o superficiales.
Sin embargo, debe decirse, que si estos últimos son los que privan de manera aplastante en el conjunto de temas de interés para los ciudadanos de un país, es muy difícil lograr que su gobierno y clase política se dediquen —de manera responsable y efectiva— a enfrentar y resolver los problemas de aquél y su población.
Dicho de otra manera, en tanto gobierno y políticos no vean y sientan el interés de los ciudadanos por sus problemas y los del país y lo expresen en las urnas, las cosas seguirán igual y en no pocos casos, empeorarán. Este panorama, ¿le parece conocido? ¿Siente que en México estamos así?
Dado el desinterés hacia nuestros problemas fundamentales y la falta de soluciones, ¿piensa que los políticos empezarán, responsable y efectivamente y sin nuestra presión, a trabajar para enfrentar y resolver los problemas del país?
Luego entonces, ¿tienen razón los que “todo les vale”? ¿Será pues, ésa la forma correcta de actuar? Es decir, ¿el “nos vale madre” es lo correcto?
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