mayo 19, 2011

DEL DOLAR, EL PESO Y UNOS CUATES

Es muy curioso cómo la gente, cuando menos en México, tiene opiniones muy arraigadas en relación a lo que es o debe ser la cotización del peso con respecto del dólar; o la cotización del dólar con relación al euro. Cada quien tiene su propia opinión fundamentada más en la historia y sentimientos, que en un análisis que realmente explique el por qué de las variaciones en las distintas monedas.

En primer lugar, me gustaría empezar a hablar sobre el dólar. Esta moneda al compararse con otras, ha vivido ciclos muy marcados que además se dan cada ocho años (esto es estadísticamente comprobable). En el momento actual, el dólar se encuentra casi 30% por debajo de su nivel promedio en los últimos 30 años; la razón que lo llevó a estar ahí radica en la crisis de 2009, y el hecho de haber bajado las tasas de interés a niveles mínimos históricos, con lo cual muchos inversionistas se cambiaron del dólar hacia otras monedas.

Por supuesto esto no ocurrió en línea recta, ya que en los últimos ocho años se vivieron momentos en donde el dólar se fortaleció, simplemente por considerar a Estados Unidos el país más seguro del mundo, y cuando los miedos fueron extremos en lo peor de la crisis, su moneda se fortaleció al recibir los flujos de los inversionistas que buscaban sencillamente seguridad, y no rendimiento.

Por ejemplo, el peso, el real, el euro y muchas otras monedas se devaluaron con respecto del dólar. El día de hoy, casi todas se han recuperado, como el real y el euro. El peso sigue 10% por debajo de su cotización en 2008, pero las otras dos, ya están más fuertes que en 2008. Una vez superada la crisis, el dólar volvió a tomar su camino de debilidad hasta el punto en el que se encuentra el día de hoy.

Lo interesante en el análisis del dólar, es que si bien hoy está 30% debajo de la media, hace prácticamente ocho años estaba 40% arriba del nivel promedio y al principio de la década de los 80 llegó a estar 79% por encima de su nivel promedio.

¿Qué podemos esperar del dólar en el futuro inmediato, a mediano y a largo plazo? En el corto plazo, lo más probable es que se quede sobre los niveles actuales en relación a las demás monedas. Por ejemplo, si lo comparamos contra el peso, éste último podrá revaluarse hasta niveles de 11.40; y si lo vemos contra el euro, se quedará sobre los niveles de 1.42 por dólar, aunque esto va a depender de dos cosas: primero, si se encuentra una solución a la crisis de la deuda griega y, segundo, si el Banco Central Europeo mantiene sus tasas de interés en los niveles actuales, o si las sube, provocaría una revaluación del euro. En resumen, los indicadores nos dicen que el dólar seguirá mostrando debilidad a lo largo de 2011 y lo que realmente marcará la pauta de su fortalecimiento, lo vamos a ver cuando la Reserva Federal decida subir las tasas de interés. Esto, se supone tendrá lugar a mediados del año entrante, salvo que la economía norteamericana entrará en una nueva recesión que no se está pronosticando, pero aunque con un muy bajo porcentaje, está en el campo de lo posible.

Cuando comience a sentirse que la Reserva Federal pueda subir las tasas de interés, será conveniente el empezar a vender las distintas monedas en las que se esté invirtiendo, y convertirlas a dólares. El repunte puede llegar a ser muy importante, lo difícil será encontrar el momento adecuado. Los elementos económicos que influyen en el valor de las monedas son muchos, sin embargo el más importante es la tasa de interés. Cuando los bancos centrales, en condiciones normales, empiezan a subir tasas, las monedas de los respectivos países se aprecian con respecto a las demás.

LA GELATINA, LA i LATINA Y LA ñ

Hace ya casi 15 años que las academias de la lengua se reunieron en Zacatecas para celebrar el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española. Entonces se decía que el español era el idioma que más crecía en internet, que el dominio del inglés en la red tenía sus días contados; en fin, que nuestro idioma gozaba de una excelente salud y estaba dando la batalla en todos los frentes. Sin embargo, no fue sino hasta hace poco, apenas en 2009, cuando la disputa sobre la presencia de nuestra emblemática ñ en internet quedó zanjada. Hace unos meses, la discusión sobre la conveniencia de mantener la ñ como una tecla en las computadoras, volvió a despertar la apasionada y justificada defensa de nuestra letra particular.

En efecto, el inglés no será el idioma dominante en internet en el mediano plazo, de hecho ya no lo es, el chino ocupa el primer lugar entre los usuarios de la red universal. Pero he aquí que el chino no es un idioma internacional y son apenas unos cuántos los que lo hablan fuera de las enormes vastedades del universo chino. Al contrario, los chinos han sido desde siempre magníficos en el dominio de lenguas extranjeras. En realidad lo que ha sucedido es el exponencial crecimiento de la presencia de usuarios chinos que utilizan su lengua para navegar en la internet. Así, en cuanto a los usuarios que se sirven de lenguas distintas de la propia para buscar información, el primer lugar lo sigue ocupando el inglés, seguido, muy de cerca del español. Entre nuestra lengua y el francés se interpone el japonés que, sin embargo, sufre el mismo fenómeno que el chino. Dicho de otro modo, la nuestra es la lengua más potente en el mundo y la que presenta la mayor fuerza de expansión. Es una temeridad amenazar la ñ, que es la única letra que tenemos como auténticamente propia.

La ñ es en realidad una muestra de progreso, supera formas arcaicas que necesitan dos letras para producir un sonido (como la gn francesa o la nh del portugués) y en ambos casos no es precisamente el mismo sonido y, si se quiere, resulta prácticamente una seña de identidad.

No es para menos, se amenaza la ñ, como se piensa que el Tratado de Letrán es importante para la geopolítica mundial, sólo por tradición y nada más por inercia, pero la realidad es otra. Es importante pensar en términos del idioma que resultó triunfante en su encuentro con las demás lenguas dominantes, porque no sucederá que el inglés termine desnaturalizando o deformando el idioma y somos nosotros, como grupo lingüístico, los que estamos imponiendo los modelos de belleza, las expresiones idiomáticas, la concepción del mundo y, desde luego, nuestra ñ.

mayo 15, 2011

UN NUEVO EFECTO DOMINÓ

Las noticias que llegan de Europa no son, en modo alguno, para tranquilizar a unos y otros.

Los problemas en Portugal que han obligado al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Central Europeo (BCE) a intervenir para armar un paquete financiero de salvamento, se han visto agravados con la mala nueva de la imposibilidad de Grecia para cumplir con los compromisos contraídos lo que ha puesto a más de un país en alerta.

Sin embargo, dirán aquí no pocos, nada nos puede afectar; tenemos las reservas más altas de nuestra historia y el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero informó que analizó varios escenarios y concluyó que podemos (con el éxito como resultado), enfrentar casi cualquier eventualidad.

¿En verdad es así?, ¿es posible que un país como el nuestro (con tantas deficiencias estructurales) pueda enfrentar exitosamente cualquier contingencia financiera?, ¿Acaso lograríamos lo que países con más recursos y menos atraso que nosotros, no han podido lograr?

¿Cuáles serían las consecuencias para México, de descomponerse las condiciones de la economía en buena parte de los países con los cuales comerciamos?, ¿podría Estados Unidos, dada su frágil situación en cuanto a sus finanzas públicas se refiere, salir airoso de una nueva complicación de la economía europea y en consecuencia, de la suya?, ¿qué podríamos hacer aquí, de presentarse aquella eventualidad en Europa?

Las economías, desde los años en los cuales los procesos de apertura empezaron a ser la regla allá por los años setenta del siglo pasado, pueden enfrentar con mayores posibilidades de éxito los embates negativos que vienen del exterior en la medida que hayan llevado a cabo las reformas estructurales que las nuevas condiciones impuestas por la globalidad exigen.

¿Nosotros, sólo para ubicar uno de nuestros problemas, las hemos concretado ya?, ¿hemos puesto al día nuestro andamiaje jurídico, y removido los obstáculos que impiden la flexibilidad en los campos laboral y energético?, ¿resolvimos ya el problema que representa una Ley Agraria, cuyos elementos sustantivos datan de fines del siglo XIX?

¿Hemos podido conformar un Congreso de la Unión cuyos integrantes (en su aplastante mayoría) poseen una visión de futuro y entienden cuáles son las causales del crecimiento económico en las actuales condiciones del mundo?

¿Estaremos ya, no obstante nuestra inmovilidad legislativa, en condiciones de aprovechar las oportunidades de negocios que el mundo presenta a quien sí se modernizó?

La declaración de hace unos días del secretario de Hacienda en relación con la devaluación del peso (de darse ciertas condiciones en Estados Unidos) es, además (como dijo Samuel García en Milenio) de una irresponsabilidad, muestra de una falta de comprensión de cuáles son los problemas reales que enfrenta la economía.

¿No se ha dado cuenta de los problemas estructurales que enfrentamos?, ¿qué ha aprendido en este tiempo como secretario de Hacienda?, ¿en verdad piensa que “los análisis de escenarios” que realizó el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero y sus conclusiones optimistas, son garantía real de algo?

¿Qué queda?, ¿agarrar piedras o rezarle al nuevo beato?

LOS OPOSITORES

Creo (del verbo creer y no del verbo demostrar, precisión que supongo conveniente en estos tiempos en los que dialogar se confunde con ordenar) que la crispación social, producto de la confrontación política, ha alcanzado niveles públicos preocupantes.

Todos y cada uno de nosotros, en lo individual, tenemos, el conocimiento, la razón y la solución. Somos expertos en todo y como nadie nos hace caso el país está como está. Los demás son sólo los que no nos hacen caso porque son traidores, vendidos, corruptos, reaccionarios, vendepatrias, progringos, antiyanquis, derechistas o izquierdistas, según sea el caso, o bien panistas, perredistas o priistas y añada usted cualquier adjetivo denostativo (sí, ya sé que esta categoría no está en la gramática) a su gusto o que se ajuste al tamaño del insulto deseado.

Lo de hoy es ser opositor a todo, sin criterio alguno. Oponerse a lo que sea y agraviar a quienes no piensan lo mismo que yo. Quienes creen que el país estaría mejor con López Obrador suponen que están obligados a injuriar al presidente Felipe Calderón y a todas sus obras y también a quienes apoyan o creen en este último… y viceversa. Mientras, el país sufre por todos ellos.

La postura es muy cómoda: la culpa, la responsabilidad, la tienen los demás y especialmente quienes están en la cúspide de un poder… a cualquier nivel. El “modelo” se reproduce en la federación, en los estados y municipios, en los partidos políticos, en la burocracia, en las escuelas, en las agrupaciones gremiales y empresariales, en las iglesias, en los clubes, en las juntas de vecinos, en las calles…

La crispación social está llegando a niveles críticos de intolerancia. Los insultos entre aquellos que mantienen posiciones diferentes son cada vez más frecuentes. La lógica hace suponer que luego habrá agresiones de todo tipo. Falta poco. Un ejemplo de ello son las llamadas redes sociales (especialmente Twitter y Facebook), donde una simple expresión provoca injurias y agravios de quienes no están de acuerdo con quien la expresó o la provocó. Ejemplos de la semana pasada son las ofensas personales contra la actriz Ana de la Reguera por haber cometido el pecado de entrevistar al presidente Calderón para una revista de sociales; aunque no se escapó, menos mal le fue Bono, el vocalista de U2, por el hecho de haber acudido a una comida a Los Pinos, pero quien pagó más platos rotos fue el Presidente de la República, nuevamente denostado por el discurso en el que utilizó frases de Winston Churchill.

Es cierto que en este país, para fortuna de los mexicanos y por sus muchas, largas y dolorosas luchas, la libertad de expresión existe y se ejerce a través del disenso y el acuerdo, de la crítica, la exigencia y la oposición. No más falta que no.

Lo lamentable y preocupante es que hoy la crispación social, la descalificación simplista, la satanización pasional nos impide escuchar siquiera a los demás, ya no digamos analizar con frialdad sus acciones y, mucho menos, proponer alternativas razonables.

Yo, quien al igual que los demás creo tener la absoluta razón, creo (aquí proviene del sustantivo creencia) que si nosotros, todos, yo y ustedes, asumiéramos y cumpliéramos nuestras obligaciones sociales individuales y colectivas de la misma manera que reclamamos nuestros derechos, podría ser que mañana México amaneciera un poquito mejor.

Por lo pronto, invito a mis vecinos a que no se estacionen en mi portón. Recordemos que... "Mis derechos terminan donde comienzan los tuyos"

mayo 11, 2011

10 DE MAYO SUERTUDOTE

Ayer, a diferencia del lunes, los mercados tuvieron un buen día alrededor del mundo, no sólo en América. Ahora en el lado positivo se reunieron eventos que favorecieron un incremento en el optimismo y por lo mismo una disminución en la aversión al riesgo. Las semanas pasadas tuvimos, como atestiguamos una condición contraria. Hubo de todo: una compra destacada entre empresas importantes, un dato que habla del poder de la economía china, un dato más acerca del posible rescate para la economía griega, sobre lo que escribí ayer. Casi nada faltó.

Desde luego que cabe la posibilidad que en términos de los mercados, los altibajos que hemos visto digamos en lo que va del año con sus particularidades, dependiendo de los mercados, su región y condición, hayan sido una corrección de la tendencia alcista que observamos desde marzo de 2009 y más recientemente en su último tramo, de agosto de 2010 a principios de 2011. Y ojalá así sea, pero creo que para que eso se confirme falta algún tiempo y varios eventos.

Uno y muy importante es la conclusión del programa de la Fed de relajación monetaria, el QE II, que supone probar a la economía estadunidense para ver si ésta es capaz de caminar sola en una época en la que además del desempleo, se tiene que enfrentar una posible reducción adicional de capacidad del consumidor dado el incremento de los precios de la energía que pese a la baja reciente del petróleo, no disminuyeron a nivel del consumidor final, lo que tiene otro ángulo a observarse: si esta disminución en los precios de las materias primas es sólo una cuestión temporal, entonces presumiblemente los precios de la energía continuarían subiendo, con lo que el consumidor se vería forzado a destinar una mayor proporción de su ingreso al gasto en energía en detrimento de otras ramas de la economía. Y esto último es muy importante para lo que pueda ocurrir con el desempeño de la economía mexicana.

Otro elemento es lo que pueda ocurrir en materia fiscal en el país vecino del norte, lo que dependiendo de la solución a la que se llegue, afectará el ánimo y la formación de expectativas de esa sociedad. El gobierno no tiene mucho margen de maniobra y tendrá que optar por una contracción de su gasto y un aumento en sus ingresos, para darle viabilidad a su situación financiera. Esto, en una época electoral, no es la mejor idea, así que Mr. Obama tendrá que usar lo mejor que tenga en su arsenal de recursos de negociación antes que este tema, ya de sí politizado, se combine con otros como el del desempleo y los precios de la energía, para lo que no falta mucho.

El superávit comercial de China de abril pasado fue de 11 mil 400 millones de dólares. La cifra en sí es impresionante, marca un cambio importante si se considera que por primera vez en siete años ese país registró un déficit comercial en el primer trimestre de este año. Pero resultó que sus importaciones disminuyeron por las consecuencias de los desastres naturales de Japón y porque seguramente decidieron dejar de comprar materias primas dados los precios que alcanzaron en eses mes. Por otro lado, aunque el yuan se fortaleció frente al dólar (esta divisa se depreció contra todas las demás, o casi) otras monedas se fortalecieron más aún frente al “billete verde”, como dicen los “clásicos”, de tal suerte que en el resultado final el yuan salió depreciado y las exportaciones chinas, favorecidas (este es un asunto de muchas esquinas, como señalé en la Consejería de ayer, usando el ejemplo del “depa precioso” y su ubicación).

Por último, pero no menos importante Microsoft adquirió a Skype (la empresa de telefonía por internet. Más allá del control que se pretendería tener de una parte del internet de consumo masivo, no sé si Skype aporta valor y cuánto a Microsoft) supongo que sí, pues éstos no “dan paso sin guarache” (o sin “sneackers”) y cómo.

En fin, ellos sabrán, pero por lo pronto la operación alegró al mercado. Y eso ya aporta.

ESTAMOS COMO ESTAMOS

La mitad de los mexicanos viven en pobreza y la otra mitad obtiene sus ingresos de la economía informal mientras tanto las políticas de la cúpula financiera siguen acumulando reservas monetarias, para fortalecer al peso en detrimento de las exportaciones. “La alta burocracia es presupuestívora, casi 3% de la plantilla federal, gana entre uno y tres millones de pesos al año, devora 22% del presupuesto destinado al pago de salarios.

El gobierno federal no alcanzó calificación aprobatoria en el desempeño de la economía en 2010, “la ausencia de eficacia y eficiencia en el sector público, esconde las cifras de la economía informal, presenta crecimiento nulo del empleo, alta tasa de desocupación y concentra la inversión pública, que creció en medio billón de pesos, en pocas manos”.

El gasto gubernamental tuvo un pobre impacto en el desarrollo social; baja calidad educativa y de salud, escaso financiamiento a la pequeña y mediana empresa, canalización de recursos hacia actividades no productivas, son asuntos que indican la poca incidencia del sistema financiero en beneficios sociales equitativos.

Las altas tasas de desocupación continúan  vigentes. La creación de empleos formales bien remunerados sigue ausente, aumentó la creación de empleos precarios. El salario real perdió 60% de su poder adquisitivo en los últimos 20 años.  Todo esto se traduce en menor calidad de vida y mayor desigualdad social para los mexicanos.

La inestabilidad social es la antesala de un Estado fallido, los últimos acontecimientos en los estados de Tamaulipas, Durango (fosas clandestinas) y Morelos (asesinatos de jóvenes) han provocado un ambiente de gran desaliento en el colectivo nacional. Ahí está la reacción de los empresarios de La Laguna “con la amenaza de no pagar impuestos”.

En Tamaulipas, el gobernador Egidio Torre Cantú está abatido y rebasado por el crimen organizado y en Morelos el mandatario Marco Antonio Adame no da la cara a la sociedad. Esto se llama incompetencia. O, si no, qué respuesta tienen a los incendios de las casi 300 mil hectáreas en Coahuila, Yucatán, etcétera.

El presidente Calderón ha empeñado su principal esfuerzo en el combate al narcotráfico, pretende otorgarle facultades extraordinarias al Ejército y a la Marina mexicanos, mediante una reforma constitucional, para realizar declaratorias de estados, regiones o zonas de excepción. ¡Cuidado!

La lucha contra el crimen organizado no ha rendido los frutos apetecidos (van 40 mil muertos), no es casual la información disponible, actualizada, oportuna, de cómo opera el crimen organizado. Tiene un origen y una vía: el dinero suficiente para comprar voluntades y conciencias de personas al servicio del gobierno (policías municipales, estatales, federales, de aduanas, aeropuertos, puertos marítimos, de migración...).

En el estado actual de cosas, la moral y la eficacia deben regresar e implantarse con la aplicación de la ley. El momento exige limpieza. El cambio de actitud debe generarse desde la cabeza, es decir, los tres niveles de gobierno y los tres Poderes de la Unión están obligados a poner el ejemplo.

El presidente Calderón debe prescindir de colaboradores ineficaces, ramplones y chambistas, llamar a personas de excelencia que claman justicia y despreciando la impunidad. Ahí están las tres megamarchas ciudadanas en su administración (la de blanco, Iluminemos México, y por la Paz).

¿Estamos a tiempo o no?

mayo 09, 2011

COMIENZA LA CARRERA POR LA SILLA

Las imágenes transmitidas en los noticiarios televisivos de fragmentos de las intervenciones que el grupo conocido como “Los siete magníficos” realizó en una reunión de trabajo de su partido hace unos días, me llevaron a ver sus intervenciones completas.

En la página de Acción Nacional, si usted tuviere interés, puede ver el video completo.

Una vez sufrido el equivalente a una sesión de tortura en las viejas instalaciones de ese templo de la justicia y respeto de los derechos humanos que fue la DIPD allá por Tlaxcoaque, le doy a usted mis impresiones.

De “Los siete magníficos” región IV elimino, de entrada, a tres de ellos; dos, Félix y González como dicen en los ranchos, “no pelan un chango a nalgadas” por lo que no vale la pena dedicarles más palabras.

El tercer eliminado, es aquel que hace seis años perdió y hoy, si decidiere seguir en la contienda, perdería otra vez: Creel, más conocido hoy por sus apariciones en “revistas del corazón” que por su trabajo parlamentario, a nadie impresiona con sus gestos de pastor iracundo asustando a su grey. Sus mejores años, si los tuvo, quedaron atrás.

Nos quedan cuatro: Vázquez, Lozano, Lujambio y Cordero.

Después de ver con suma atención su desempeño frente a sus correligionarios, estuve tentado a concluir que de los cuatro, aún licuándolos, con dificultades haría uno.

Sin embargo, vi por segunda vez sus intervenciones y debí corregir: se salvan dos. Veamos.

Vázquez tampoco tiene algo que hacer en la contienda; prospecto político interesante para no pocos (incluso para mí que en 1996 la contraté como conferenciante para un seminario en Cd. Obregón), muchos de los cuales recapacitamos, pues como dijo quien la conoce bien: “Hace tiempo la perdimos”.

Su soberbia y alejamiento de la realidad es tal, que daba pena el maestro de ceremonias; por más intentos que hacía para detener su lacrimógena y larguísima intervención (se tomó 13 minutos en lugar de los siete asignados), Vázquez ni por enterada se daba.

Sólo le faltó, para cerrar con broche de oro su intervención digna de: “Dios mío, hazme viuda por favor”, llorar a moco tendido. Lástima, ya la perdimos.

De Lozano, sólo diré lo que comentó de él un experimentado político: “Es muy sangrón y eso, en la política mexicana, es imperdonable; además, es un plomo, nadie votaría por él”.

Por otra parte, sus melosos comentarios de Calderón que a nadie convencieron, rayaron en el viejo servilismo que según algunos de los presentes, lo exhibieron.

Sólo quedaron dos: Lujambio y Cordero; sin duda, los que poseen la formación más sólida en sus respectivos campos. El primero, con una imagen más atractiva que el segundo, pero nada que éste no pudiere corregir sobre todo, si arma un buen discurso de futuro.

Los errores y limitaciones exhibidos por ambos en sus presentaciones, son corregibles; unos buenos asesores, mucha práctica para dejar de lado gritos y gestos que sólo dan risa, una propuesta atractiva y uno de ellos será el candidato.

El otro, sin duda, tendría trabajo asegurado desde la campaña misma.

¿Ganaría aquél la elección? No tengo la menor idea; eso depende de otros factores, más que de un discurso.

En fin, ¿cuándo veremos a los “magníficos” del PRI? ¿Cuántos serían? ¿Sólo dos? ¿En serio, sólo dos la quieren?

LA LETRA QUE FALTA EN "O_AMA"

Desde hace algunas semanas un cómico norteamericano, Donald Trump, bombardeó a la prensa de su país con declaraciones sobre su incursión activa en la política nacional, lanzando mensajes sobre sus posibles aspiraciones presidenciales.

Esto por supuesto es completamente irrelevante en el análisis crítico y serio de la política estadunidense. Más aún cuándo ésta ha sido una estrategia mediática reiterada en las últimas dos décadas. Hizo lo mismo en el año 2000, al igual que en la contienda electoral del año 1988, obteniendo una cantidad exorbitante de publicidad gratuita para sus negocios (por cierto, no siempre tan redituables como comúnmente se cree).

Sin embargo, los efectos de esta embestida sí detonaron otros aspectos que deben considerarse y seguirse a detalle. El primero fue darle seguimiento inmediato al inicio de la campaña por la Presidencia que lanzó prematuramente el presidente Barack Obama el pasado mes de marzo.

Para muchos analistas, el actual mandatario se precipitó al arrancar tan pronto esta carrera. Antes de hacer giras para recaudar fondos y organizar rallies para promover y proyectar su imagen, resultaba indispensable encontrar canales de comunicación y negociación con el nuevo Congreso para sacar leyes y acuerdos trascendentales.

Tal fue el caso del debatido programa presupuestal para el gobierno federal o el lanzamiento de una nueva estrategia por darle un marco jurídico adecuado a las millones de personas que viven en Estados Unidos sin la documentación migratoria completa.

El otro efecto inmediato fue evidenciar, a través de las encuestas ampliamente difundidas por diversos medios de comunicación, la división creada en el electorado republicano. Lo sorprendente fue constatar la falta de liderazgos en un partido político tan grande y tradicional. La ausencia de los mismos generó diversas reacciones entre sus líderes, que iban desde una profunda decepción, hasta coraje por la poca seriedad de sus posibles contendientes.

Efectivamente, el “precandidato” Trump aparecía empatado con el mejor de los veteranos republicanos (Mike Huckabee). Mientras los líderes del movimiento ultraconservador, Tea Party, sumaban rangos mínimos de aceptación.

Con estos resultados es comprensible la actitud desesperada de muchos cuadros y militantes conservadores, que han visto en este tipo de estrategias la receta ideal para destruir a un partido político consolidado.

A todo esto hay que sumar la popularidad en declive que tenía el presidente Obama hasta hace unos días.

Es decir, la pérdida de oportunidad fue en sentido doble: por un lado tenían una administración en declive y por otro no han podido construir un candidato de unidad atractivo para competir.

Sobre todo ante esta última circunstancia, la Casa Blanca se sentía segura y no podía estar mejor… o tal vez sí.

Todavía falta mucho para la elección del próximo año y puede suceder cualquier cosa en este periodo de tiempo. Particularmente en el contexto internacional, ya que en el marco de la guerra contra el terrorismo, el asesinato de Osama bin Laden es un éxito, pero los detalles de estas acciones (ilegales) y las consecuencias de las mismas pueden ser terribles y complejas.

Así, por lo pronto hoy en términos electorales y gracias a la operación en contra de Osama, Obama puede dormir tranquilo al disiparse casi por completo cualquier duda sobre su posible reelección el año que viene.

OIR Y ESCUCHAR, SON 2 COSAS MUY DISTINTAS. ATTE, EL PUEBLO.

La marcha contra la violencia que culminó en el Zócalo el día de ayer muestra una vez más a una ciudadanía agraviada y que le exige a los políticos mexicanos tener la capacidad para reconocer que el rumbo del país no va bien y que es urgente reconstruir a las instituciones, no sólo para que sean de verdad eficaces sino para que sean representativas del mandato popular.

Ante este clamor generalizado, uno y otro bandos se incriminan; por un lado, la parte oficial sostiene que comprende a los ciudadanos pero que no va a modificar su estrategia; por la otra, hay posiciones interesadas que, retomando la crítica social, han pretendido obtener ventaja política, sin asumir compromisos ni costos que nos lleven a terminar, no sólo con la violencia, sino con sus trasfondos más oprobiosos: la desigualdad y la pobreza

La pregunta a la que no se ha podido dar respuesta aún es precisamente la de ¿cómo convertir la energía ciudadana en un elemento transformador del país; así como darle cauce para reconstruir el tejido social mediante procesos de cohesión y unidad nacional?

Es preocupante que los políticos hayan establecido desde hace muchos años un “divorcio” total entre sus investiduras y sus representados. En efecto, en nuestro país, el lenguaje nos revela que los políticos se consideran por encima de los ciudadanos cuando, en sentido estricto, la máxima práctica ciudadana debería estar expresada en la representación popular.

Son esa actitud de soberbia y ese sentido de superioridad lo que ha llevado a las élites dirigentes a no escuchar realmente al resto de los ciudadanos. La escucha no implica solamente oír los argumentos de los demás, sino sobre todo estar dispuestos a reconocer que se puede estar en el error y asumir con ello la responsabilidad de corregir o modificar su actuación.

En ese sentido, las convocatorias al diálogo se han convertido básicamente en una forma ofensiva de teatralidad, desde la cual se asume que “platicar con los de enfrente” resuelve en automático los problemas y elimina la inconformidad.

Al no escuchar, los políticos no entienden que su deber se encuentra en asumir que ellos mismos son parte de la ciudadanía, con la diferencia de que ellos han sido privilegiados con el mandato de servir a los demás.

Desde la Presidencia de la República, pasando por las gubernaturas y sobre todo en las municipales, el clamor por una transformación social de México es recibido, prácticamente, en un símil al de las oficialías de partes, sólo que aderezado con la presencia de los titulares de las dependencias más relevantes. El resultado, la incapacidad de comprender que lo urgente está en una transformación de las instituciones, tarea que todavía nadie ha logrado encauzar y poner en marcha.

Cerrarse a escuchar de verdad, ha llevado a la imposibilidad, como nos decía el poeta Hölderlin, de saber profundamente unos de otros; de esta forma, la incapacidad para oír el reclamo social nos ha llevado a la parálisis y a la enorme distancia que se ha establecido, contraria a toda vocación democrática, entre los ciudadanos y quienes detentan cargos públicos.

Estamos ante un reto mayor y parece que en el fondo se trata de recomenzar desde cero, porque estamos frente a la necesidad de que los políticos mexicanos estén de verdad dispuestos a aprender a escuchar.