octubre 12, 2012

FUERA DE LA CAJA



Si algún elemento útil sacaremos de las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial este año, es más claridad acerca de la falta de acuerdo que existe entre los líderes globales en cómo enfrentar la crisis actual que en estos días llega a su quinto aniversario.

Usted sabe, amigo lector, que un servidor de rato en rato tiende a pensar en opciones de solución para una situación con dificultades de solución, en eso que llaman “ideas fuera de la caja” y éste es el caso.

Me refiero a la manera de lidiar al toro que todos tenemos enfrente desde hace ya un buen rato y al que, por lo visto, no hemos podido encontrarle el modo.

Lo que también queda claro es que al menos en lo que a Europa respecta, la postura de los integrantes de algo que hasta ahora presume ser el intento más serio de integración, no es del todo simple y amenaza con resultar un intento fallido. Y la falla sería realmente grande, rebasando los límites de esa región.

La postura que el FMI ha manifestado en estos días parece estar afuera de los límites de la caja, en tanto que la posición alemana insiste en mantener dentro de tales límites cualquier posible solución a los problemas que enfrenta Europa.

Lo anterior lleva con facilidad a varias ideas: una es que la Unión Europea no es precisamente eso, una unión. La otra es que carece de mecanismos eficaces y aceptados por todos sus miembros para solucionar sus controversias críticas.

Una más en que en estos momentos no hay en estricto sentido voluntad política real para encontrar vías de solución viables.

Hace algunas semanas escribí en este espacio que quizá los tomadores de decisiones a escala global, al menos en lo que toca a los temas económicos, estaban enfrente de una situación que los rebasaba y a la cual enfrentaban con medidas diseñadas para las crisis que este mundo vivió en el pasado y, por lo tanto, quizá había que pensar en utilizar, quizá inventar mecánicas diferentes.

El FMI, en boca de Christine Lagarde, su directora gerente, ha hablado en estos días de la posibilidad de flexibilizar las reglas a las que están o estarían sujetos los países europeos (concretamente Grecia y España) comprometidos en programas de estabilización, toda vez que ante las condiciones actuales el cumplimiento está lejos de la realidad.

La respuesta de Alemania, representada por su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, es que no se puede. Es decir, prefiere mantener las reglas actuales, que parecen son incumplibles.

En el fondo pareciera que hay una condición que el señor Schäuble hace a un lado: Grecia, España, Italia, Portugal, Irlanda y cualquier otro país en condiciones críticas en la región son parte de la Unión Europea.

Si tales países rebasaron las reglas que supuestamente debieron cumplir y no lo hicieron, habla de la debilidad de las estructuras legales y de supervisión y control de la Unión Europea, partiendo de la base que es una institución que tiene reglas supranacionales que atender.

De ninguna manera justifico las acciones que han llevado a los países en problemas a su condición actual, pero también creo que habría que considerar las opciones reales que existen y las consecuencias que supondría mantenerse en la línea ortodoxa de política económica.

Tampoco estoy pensando en que no paguen por lo que deben, pero sí en los supuestos establecidos. Es obvio que no podrán cumplir; la mínima lógica sugiere que tendría que habría que pensar en opciones diferentes.

Soy de los mexicanos que vieron a este país cometer error tras error en el manejo de su economía y que vivieron años, muchos años, sin que se registrara crecimiento en el PIB per cápita.

Lo anterior significa que las posibilidades de progreso eran mínimas y algunos sobrevivimos. Pero la mayoría sufrió un retraso enorme en su bienestar y en promedio seguimos pagando por ello, pues muchas de las decisiones de políticas públicas se hacen viendo hacia atrás, lo que implica que todos vamos más lento hacia adelante.

Pero pagamos y salimos. Hoy estamos en mejor posición que la mayoría de la comunidad global.

Las condiciones de hoy son mucho más críticas que las que enfrentamos hace algo más de tres décadas. En aquel momento se inventaron mecanismos que nos permitieron salir del atolladero, no sin costo, no rápido, no sin bronca. Creo que hoy estamos en presencia de una situación similar, pero más compleja y de mayores alcances e impactos. Habría que explorar opciones “fuera de la caja”. Suerte.

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