marzo 09, 2012

UN DIA PARA LA MUJER

Ayer se celebró en el mundo el Día Internacional de la Mujer. Este día, proclamado como tal por la Asamblea General de la ONU en 1977, fue el reconocimiento de un proceso cuyos orígenes modernos se remontan, quizás, a luchas dadas en el Siglo XIX.

A partir de aquel año, los derechos de las mujeres y su inclusión en las leyes de casi todos los países, han ido en constante ascenso; con excepción de los países musulmanes y buena parte de África, la mujer en el mundo ha conquistado posiciones y presencia en la economía y la política.

Sin embargo, no todo es “coser y cantar” en lo que se refiere a la vida y papel de las mujeres en el mundo moderno; nuevos problemas se han registrado los cuales, hace unos cuantos años, eran casi desconocidos. Los efectos de los mismos, imposibles de ocultar en la actualidad, tienen a la mujer como actor central.

La caída de la fecundidad en el mundo, a excepción de África y en el mundo musulmán, ha puesto en una difícil situación a los países europeos y a Rusia, Japón y la República Popular China para acortar una larga lista de los países que ya enfrentan los efectos del “Invierno Demográfico”.

Los intentos de buena parte de aquellos por revertir esta caída, no han encontrado el éxito que sus promotores esperaban; no obstante lo atractivo de los estímulos diversos para lograr convencer a las mujeres de tener más hijos, el número de los mismos —durante su vida fértil— no sólo se ha mantenido por debajo de la Tasa de Reposición —2.1 hijos por mujer—, sino que lo ha hecho durante varios años.

Si bien los efectos del Invierno Demográfico en América Latina no son de la gravedad que hoy registran Rusia, Japón y Finlandia por ejemplo, ya se advierte una clara tendencia al agravamiento. La reducción del número de hijos por mujer —mayor en aquéllas que han alcanzado niveles de escolaridad igual o más allá del bachillerato—, permite proyectar una situación difícil en la Región para el tercer decenio de este siglo.

¿Qué haremos para enfrentar este problema y evitar los problemas demográficos que hoy enfrenta Europa, por ejemplo? ¿Qué medidas tomaremos dado el fracaso obtenido al tratar de revertir la caída de la fecundidad, no sólo ahí sino en decenas de países más?

Tomemos en cuenta que lo que hoy se haga —si se mantiene—, tendrá efectos de aquí a 20 o 30 años, no antes. Además, si lo que intentáremos no tomare en cuenta a las mujeres como actor principal además de respetar y ampliar sus derechos, seguramente fracasaríamos.

En México, pocas políticas públicas han tenido el éxito de lo que comenzó en los años 70 cuando empezamos a promover la reducción de la natalidad. A 40 años de distancia, debemos reconocer que además de exitosos, “se nos pasó la mano”.

Frente a las proyecciones para los años 30 y 40 y lo que muestran, ¿diseñaremos y aplicaremos políticas públicas cuyo objetivo será revertir la caída de la fecundidad para llevarla a la Tasa de Reposición, en tres o cuatro decenios? ¿Es decir, lograremos que en el 2040 la mujer mexicana tenga 2.1 hijos durante su vida fértil?

Por desgracia, no hay claridad del problema y menos de que estamos a tiempo de evitar la grave situación que enfrentan Europa y otras regiones. ¿Nos atreveremos a promover una discusión seria del problema y a partir de ahí, definir —para enfrentarlo— las políticas públicas adecuadas y aplicarlas responsablemente?

¿Usted también piensa que no lo haremos?

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