Independientemente del escaso avance en materia de preferencias entre el electorado que, contra el pronóstico de sus originales promotores, le asignan las encuestas más recientes —las serias, desde luego—, no son pocos los panistas que han comenzado a externar su desencanto y cierto pesimismo respecto de la candidatura de la señora Isabel Miranda de Wallace a la Jefatura de Gobierno capitalina.
Y ello al margen del malestar que el asunto suscita, como resultado, sí, de la presunta o real resistencia de la virtual abanderada del blanquiazul a definirse con absoluta claridad en temas relativos a la vida y la familia —torales, por cierto, en la plataforma electoral 2012— y a asumir, al menos en parte, la doctrina panista pero, también, por la incertidumbre que respecto del “nuevo rostro del PAN” (su presencia) estaría generando en sectores “amigos”.
Ahí, a manera de ejemplo, está la presentación que analistas contrarios al partido del gobierno, y no pocos afines, están haciendo del documento-guía que de cara a la elección de julio próximo emitió apenas el pasado febrero el arzobispo primado, cardenal Norberto Rivera Carrera, destacando la necesidad de que el católico vote por quienes atiendan a “la promoción y el fortalecimiento de la familia, teniendo en cuenta que el matrimonio constituido entre un hombre y una mujer son la base de la sociedad humana y cristiana…” y, adicionalmente, que entiendan la necesidad de “respetar el primero de todos los derechos, que es el de la VIDA, desde el momento de la concepción hasta su fin natural”.
Es cierto que el referido exhorto no es, como se pretende hacer creer, un documento antipanista… pues su contenido es tal que va mucho más allá de ello, pero también lo es que la indefinición de actores clave en los próximos comicios, y la señora Miranda de Wallace forma parte de esa lista, está dando paso a situaciones como la que se apunta.
Y si no, como decimos siempre, al tiempo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario