febrero 07, 2012

TU EMPRESA DESDE CERO

Si deseas comenzar tu propia empresa, lo primero que necesitas es tener una idea. Si aún no la has encontrado, revisa la lectura.. ¿por dónde comienzo? Si ya tienes una idea, ¡estás en el sitio correcto!

Lo primero que hay que saber es que no todas las ideas son buenas, pero mas aún, no todas las buenas ideas son oportunidades para tí. Y si no las consideras como oportunidades para tí, no vas a tomar acciones para llevar a cabo esta idea.

No temas descartar ideas, o buenas ideas, si no las descartas, estarás utilizando tu tiempo y tus energías en una idea que realmente no te vá a enganchar lo suficientemente como para que decidas lanzarte y te creas el cuento.

¿Cuáles son BUENAS ideas para comenzar una empresa?

Las buenas ideas son aquellas que crees que te permitirán ir desarrollando una gran empresa. Esto tiene que ver con la orientación del mercado y con el conocimiento de la parte productiva que tengas o que alguien pueda darte.

Una buena idea considera: Un elemento de originalidad tangible. ¿Qué es lo que hace que tu o tu equipo sea único, qué tiene esta idea qué no existe? Un mercado potencial real, con posibilidades de crecimiento que permitan a la empresa crecer.

La posibilidad de insertarse en la red comercial. Estableciendo relaciones con clientes (entrando al mercado, generalmente escogiendo un nicho), con proveedores, con empleados que sean capaces de ejecutar el trabajo asignado, y con otros miembros de la comunidad económica según sean necesarios (OJO, no necesariamente bancos, aunque una empresa necesitará una cuenta donde depositar los cheques eventualmente. Lo que si necesita desde sus inicios es un/a contador/a, abogado, etc que puedan apoyarle si es necesario)

Posibilidades de generar un margen que permita cometer errores.. Es decir, la mayoría de las empresas existentes ya han avanzado en su curva de aprendizaje. Una empresa nueva, sin embargo, debe pasar por un sinnúmero de actividades que consumen tiempo y debe establecerse.

Y finalmente la orientación del mercado. De acuerdo al desarrollo de los mercados existen diversos espacios para las oportunidades.

Al inicio, es necesario crear una necesidad. En esta fase del mercado, es importante identificar a aquellos potenciales clientes que se arriesgarán contigo a usar o probar tu producto o servicio.

Estos clientes son especiales, dales un trato especial. Identifica cuál es el valor que les estás creando para tomar decisiones adecuadas.

En la fase de creación de mercado, a veces hay que hacer inversiones grandes en crear conciencia de esta nueva necesidad. Es probable que una empresa pequeña o nueva no tenga los recursos para pagar el crear esta necesidad. Pero también es posible que consiga una empresa complementaria que se beneficie de la creación de este nuevo mercado y desee apoyar con recursos.

Otra alternativa es entrar a un sub-mercado que puedas manejar e irte expandiendo. Analiza este sub-mercado de entrada en base a la posibilildad de clientes potenciales de relacionarse, no en base a estrategias para mercados maduros. Recuerda que no es posible segmentar un mercado que se está formando.

Una vez que se comienza a desarrollar el mercado (¿quién pregunta hoy en día qué es internet, fax o celular?) es posible aprovechar el crecimiento y entrar con mayor facilidad en un pedazo del mercado. En la fase de crecimiento hay cabida para muchas empresas y no hay estándares, así que es difícil para los consumidores establecer diferencias entre una empresa y otra. Estas son las oportunidades de las industrias que más se observan.

Los mercados maduros presentan también oportunidades, sobretodo en segmentación, aprovechando nichos que o son muy pequeños o no son aprovechables por las grandes empresas y en la consolidación de mercados (hay oportunidades muy atractivas de integración que generalmente pasan desapercibidas en Latinoamérica. Por ejemplo, servicios de logística, etc.).

Cómo escoger oportunidades entre las ideas

Pues lo primero es ordenarse. Si tienes varias ideas de negocios en la cabeza, lamento decirte que solo podrás dedicarte a una a la vez. Hasta que tengas suficiente experiencia y ventas como para seguir con otra.

El proceso de selección de buenas ideas para obtener oportunidades se basa en dos preguntas claves: qué deseas hacer en el futuro y qué fortalezas tienes o crees que tienes para llevar a cabo esta idea.

Al complementar estos dos tipos de preguntas con la idea de una empresa puedes determinar si esta vá a ser una oportunidad para tí o solo es una buenísima idea, que no te vá a servir.

Son ejemplos de preguntas de las fortalezas que tienes actualmente:

¿Qué tengo en especial para llevar a cabo esta idea?

(Ejemplo: sé como se fabrica esta cosa, conozco a los principales clientes, puedo conseguir la casa donde sea mas visible la venta, estuve trabajando en algo parecido, etc).

Son ejemplos de preguntas que tienen que ver con las expectativas que tienes de tu futuro:

¿Qué es lo que mas me atrae de esta idea y como encaja con el estilo de vida que deseo llevar durante al menos los próximos 10 años?

Una vez que decides que esta idea, es una buena idea, y además es una oportunidad para tí, es necesario seguir con otros filtros. Para determinar si vale la pena, tienes que buscar cierta información básica que te permitirá responder otras preguntas para evaluar si te atreverás a llevar a cabo tu idea o no.

Este tipo de preguntas las hemos agrupado en 4 diversas categorías:

1. Persona - Operaciones - Logística

¿Puedo hacerlo?¿Puedo conseguir a alguien si esta persona es indispensable para hacerlo?

2. Estrategia - Administración

¿Puedo crear riqueza, repartirla y justificar que escoja realizar esta idea?

3. Finanzas

¿Cómo se distribuye la riqueza que se está creando o se vá a crear? ¿Cuánto tiempo puedo subsistir (como persona y como empresa? ¿Es interesante el margen, hay espacio para errores?

4. Mercado

¿Puedo conseguir clientes que realmente adquieran mis bienes o servicios? ¿Cuánto están dispuestos a pagar, y cuando lo harán?

Qué hacer con las buenas ideas que no son oportunidades

Si no vas hacer nada con tus buenas ideas, difundelas.

No solo te harás notar como una persona innovadora y emprendedora, sino que te acostumbrarás a ir probando tus ideas con otros y mejorándolas. Es mas, es probable que de esta manera consigas que otra persona se entusiasme con tu cuento y te ayude a hacer realidad tu sueño. Si la idea se te vá de las manos, déjala ir y comienza a buscar otra cosa. ¡Cuántas personas conocemos con tremendas ideas que no sueltan prenda para que no se las copien y nunca las llevan a cabo!

Qué hacer con las oportunidades

Si ya decidiste que esta es una tremenda oportunidad y no la quieres dejar pasar, es hora de hacer un plan de empresas.

Recuerda:

• No todas las ideas son buenas ideas, no todas las buenas ideas son oportunidades.

• La selección de las ideas es un proceso personal e individual.

• La oportunidad mezcla algo fuerte que tenga o que venga de tu pasado, con algo que te sea atractivo como para dedicarle parte importante de tu vida.

• Si no te liberas de las ideas que no te sirven, no podrás seguir buscando y eventualmente encontrar una oportunidad.

• Compartir o regalar ideas es una muy buena manera de zafarte de ellas y de aumentar tu capacidad de explorar; es más, podrías conseguir un socio que te apoye y entonces descubrir que lo que inicialmente no era una oportunidad para ti, si lo es ahora.

SE REPITE LA HISTORIA

Concluida la jornada en que, en algún momento, todos se dijeron en ventaja y durante la cual se insistió, una y otra vez, en la comisión de supuestos o reales actos contrarios a la legalidad “y a las mejores prácticas…” a favor y/o en contra de uno u otro de los aspirantes, y al cierre de la cual se habría sopesado incluso la posibilidad de que alguno de estos rechazara el resultado, Josefina Vázquez Mota fue declarada —en voz baja y en las redes sociales primero, y proclamada de manera pública más tarde— candidata oficial de Acción Nacional a la Presidencia.

Otra vez ayer, como en 2006, cuando Felipe Calderón Hinojosa buscó y ganó la postulación blanquiazul contra la voluntad del entonces presidente Vicente Fox, la “línea” marcada desde el poder fue derrotada por el panismo de a pie y… muy especialmente en este caso, por quienes la propia ex diputada federal con licencia identificó como los josefinos de closet… aquellos (activos y adherentes) que, por muy diversas razones, se manifestaban proclives a quien, con razón o sin ella, se identificó siempre como el representante del oficialismo y, ya en la soledad de la casilla, marcaron a favor de la ganadora. Y no fueron pocos…

Oficializado ya el triunfo de la ex titular de Desarrollo Social y Educación Pública por parte de la influyente Comisión Nacional de Elecciones que lidera José Espina, la cúpula del blanquiazul empató, en los hechos, la proclama de la victoria en el atiborrado auditorio del bunker azul, con el urgente inicio de una Operación Cicatriz (en busca de la unidad perdida) que tuvo en los derrotados Ernesto Cordero Arroyo y Santiago Creel Miranda a los protagonistas del primer acto.

También el presidente Calderón hizo acto de presencia en la sede nacional panista en Coyoacán. Lo hizo en compañía de su esposa Margarita Zavala Gómez del Campo aunque, cuando todos daban por hecho que sería él, precisamente, quien encabezaría el acto donde se proclamó oficialmente candidata a Vázquez Mota, limitó su visita a subir al tercer piso para, en la oficina de Gustavo E. Madero, saludar a los tres participantes en la puja y sacarse la foto con ellos… nada más.

Ahora, superado de nueva cuenta el reto de “vencer la línea…”, el panismo deberá emprender, otra vez, el camino hacia el reencuentro con su propia historia, tradiciones, prácticas y valores… Ojalá pueda.

¿Y EL CIUDADANO?

Uno de los espectáculos más pobres de nuestra clase política, es el que nos brinda cuando sus integrantes dan a conocer sus “propuestas”. El ciudadano, poco interesado en la política, no es tan tonto como los políticos piensan. Por el contrario, el hecho de tener que “perseguir diariamente la chuleta” le da una capacidad —que muchos políticos no tienen—, para definir cuáles de aquéllas son factibles de concretar a la vez que le serían de cierta utilidad.

El ciudadano de a pie, el que después de años de promesas y paraísos gratuitos irrealizables, y padecer políticos que no dejan esa costumbre perversa de prometer lo que saben es imposible concretar, se siente —de alguna manera— feliz de haber llegado al punto en el que se encuentra; dice, en las confianzas, “gracias a Dios estoy vivo”.

Califica como triunfo, el solo hecho de estar vivo; disfruta —en su modestia y penurias y a pesar de tanta promesa incumplida—, haber salido adelante por encima de los obstáculos que representan los políticos incapaces y mentirosos, cuando no corruptos. Para este ciudadano y su familia, el pasado no los derrotó; hoy, su problema es enfrentar, cada día, las siguientes 24 horas. Ése es su futuro, su horizonte; rara vez ven más allá porque lo inmediato los agobia.

La conducta de la casi totalidad de los políticos —¿En todos los países, o sólo aquí?— frente a la dolorosa realidad que enfrentan millones en México y en América Latina para no ir más allá, ¿es la misma en todos ellos? ¿El alud de promesas que no se cumplirán, por irrealizables o porque no hay la menor disposición para hacerlas cumplir, se ve también en los países de la región durante las campañas electorales?

El que busca ser reelegido o llegar por primera vez a éste o a aquel puesto de elección, ¿de qué les habla a los electores que decidirán su triunfo? ¿Del pasado y les promete un futuro irrealizable o como espera el ciudadano, del futuro mejor que deben, entre todos, construir?

Si revisáremos campañas realizadas en la región estos últimos tres años —durante los cuales el tema central era la crisis y sus efectos—, encontraríamos que las propuestas de los candidatos no planteaban corregir las causas de aquélla; es más, ni siquiera concretar las reformas que paliarían los efectos negativos de la siguiente crisis. Todos repetían el pasado y su carga perversa: prometer paraísos gratuitos e irrealizables.

Aquí y ahora, los precandidatos del PAN hacen exactamente lo mismo; se revuelcan gozosos en lo hecho ayer y anteayer: prometer paraísos gratuitos que jamás serán concretados. No han entendido que para que las promesas de un mejor futuro se hagan realidad, las propuestas deben ser viables; contar con los recursos para sufragarlas y con la necesaria, mas no suficiente voluntad política del gobernante y los legisladores para convertirlas en las reformas obligadas.

El ciudadano, con “el colmillo” crecido producto de lo visto y sufrido, sabe discernir entre las propuestas que los candidatos le hacen; escoge las que aquél le dice que son viables y al que las hace, le entrega su voto.

Bueno sería entonces que los candidatos del PRI y del PAN —pedírselo al otro es tiempo perdido pues él, como Rigo Tovar, es amor—, dejaren esa práctica perversa del pasado y nos dieren un poco de futuro viable el cual consistiría, básicamente, en añadir al qué, los cómos y el con qué. El primero sin duda lo hará; el segundo, lo dudo.

EL TAMAÑO DEL MERCADO, ¿IMPORTA?

En estas últimas semanas y como salida ante problemas cuyas causas desconocen, se ha vuelto a poner de moda la vieja baratija esa de “la reactivación del mercado interno”.

Ignoro si los “motores internos” de los que habló Calderón hace tiempo, los cuales todavía hace unas semanas estaban abandonados en algún taller por inservibles, ya que los vehículos en los que se pretendía instalarlos son de modelo mucho más reciente, fueron reemplazados por los adecuados; de no ser así, una vez más será imposible utilizarlos.

El concepto de “mercado interno”, útil en las economías cerradas, de nada sirve en las condiciones actuales; hoy, dada la interdependencia económica que se rige por nuevas reglas que responden a las necesidades de la globalidad, los mercados son sólo eso: mercados, sin adjetivos.

En todo caso, si a alguien todavía le parece útil usar un concepto que como digo, fue útil en una etapa dejada atrás por casi todos los países, le convendría utilizar el concepto correcto: “mercados domésticos” si es que sus castos oídos sufren al oír el concepto correcto: mercados.

Los cambios registrados estos últimos 40 o 50 años, han obligado a los agentes económicos a utilizar un nuevo lenguaje; a utilizar conceptos que responden a las exigencias de las economías abiertas que intercambian —con pocas restricciones— bienes y servicios así como capitales.

¿Quién puede hoy, no sólo en México, sino en la misma Cuba, hablar de un mercado interno? ¿Acaso ignoramos lo que ésta debe importar para sobrevivir? Si alguien tuviere la ocurrencia de promover la activación del “mercado interno” de Venezuela, Corea del Norte, Bolivia y Nicaragua por mencionar unos cuantos países, los empresarios de Taiwán, Corea y la República Popular China así como los de Brasil, Perú, Chile y México estarían felices.

Es decir, lo que comprarían aquellos países que “reactivaren su mercado interno”, sería producido no en ellos, sino en el exterior. ¿Acaso esto significa que en los países productores se habría “reactivado el mercado interno” por producir más?

Imaginemos por un momento lo que significa, aquí en México, “reactivar el mercado interno”. ¿Será comprar más pantallas planas como fue con “el buen fin”? ¿Comer más carne de cerdo, de la cual importamos de Estados Unidos la tercera parte de nuestro consumo? ¿Comprar más computadoras? ¿Más cámaras digitales? ¿Más de esto y de lo otro cuyas partes importadas, si las fabricáremos aquí, representan un porcentaje significativo?

APETITOS CACIQUILES

Si tomamos como principio de la semana que corre el domingo de hace dos días, no hay duda de que ésta será “movidita” en materia política. Dos acontecimientos la marcarán, importantes para muchos, pero para otros, sin mayores consecuencias.

El primero, la victoria de Vázquez sobre Calderón-Cordero y el segundo, el acercamiento –no reconciliación, dice él– de Cárdenas “el menor” con López para entregarle –dice él–, el viejo documento programático desempolvado hoy, “Un México para todos”.

No pocos de sus críticos señalan que esto último es un recurso para no perder imagen dada su muestra de oportunismo político; Cárdenas –el menor–, recula ante quien lo insultó y desplazó de mala manera del remedo de partido bajo el cual, ambos, encubren ambiciones y apetitos caciquiles.

La victoria de Vázquez es, antes que otra cosa, la segunda derrota política en pocas semanas de Calderón; la primera fue la derrota de su hermana en Michoacán y la tercera será, la definitiva, el 1 de julio.

El acto de Cárdenas es, habida cuenta de las diferencias entre los personajes involucrados, una derrota para él; al aceptar recular ante López, sólo trata de rescatar algo del capital político perdido para promover a su hijo, que por más esfuerzos que hizo para aprender a gobernar Michoacán, jamás lo logró. Dicen, quienes lo conocen, que de no apellidarse Cárdenas, dadas sus limitaciones, ni al cine podría entrar solo.

Ahora bien, en materia de propuestas económicas, ¿qué propondrá Vázquez dadas las líneas discursivas que a la fecha le hemos conocido, y qué contiene el documento que hoy entrega Cárdenas –el menor–, a López?

En el farragoso documento de Cárdenas, se propone construir un país de antepasado; Vázquez, un poco más moderna que aquél, llega al pasado. Ambos, con su antepasado y pasado, jamás podrán proponer el futuro; Cárdenas, porque en ese tiempo no tiene cabida dadas sus fobias ideológicas y grandes intereses y Vázquez, por esa obsesión que a los panistas hoy persigue como maldición gitana: su odio visceral al PRI.

A ambos, sus posiciones ideológicas y fobias personales les impiden ver “la cosa económica” –con la obligada y necesaria objetividad– para entender las causas de nuestros problemas y proponer, en consecuencia, cambios que nos permitan construir el futuro que hemos logrado evadir e impedir desde hace decenios.

La realidad que vino –en el caso de Cárdenas–, a exhibir lo peor del “nacionalismo revolucionario” que nos hundió, pero a decenas como él, a colmar de riquezas y privilegios sin fin, a Vázquez le demostró que el país no surgió el 1 de diciembre de 2000, y si hoy se regodea en señalar el pasado priista como causa de todo mal, hipócritamente deja de lado que lo que su partido hoy presume, se debe a decisiones de priistas.

Las campañas de Vázquez y López serán entonces, un espectáculo donde al antepasado de López-Cárdenas se sumará el pasado que vende Vázquez. Sin embargo, sumados, jamás darán como resultado el futuro que México necesita.

No hace mucho, Castillo Peraza advertía que debíamos cuidarnos de los que venden el pasado como futuro pero, jamás imaginó que el vendedor sería el candidato del PAN a la Presidencia. Lo que son las vueltas de la vida.

BASURA DE DEBATE

Otra vez, el desperdicio total; abundaron las promesas y los regalos para todos, coronado, todo ello, por la gran tragedia que nos acompaña desde hace años: Jamás dar un solo cómo y mucho menos, ni por accidente, un con qué.

¿Quién de los que vieron “el debate” cree que en las condiciones actuales es posible seguir dando todo a casi todos, sin decir de dónde saldrán los recursos que sufragarían este torrente de regalos que los tres Santas prometieron entregar a los mexicanos en caso de ser –uno de ellos– elegido primero candidato y después Presidente?

Sin embargo, mal hago en quejarme por el dizque debate; lo que Cordero, Creel y Vázquez escenificaron durante poco más de una hora, refleja bien lo que somos. La mentira que se expresa en promesas que quedarán sin cumplir junto con la imposibilidad de concretar el paraíso gratuito para millones, son la música celestial que nos idiotiza.

Es lamentable que los tres, frente a lo que sucedió en Grecia, España e Italia, no se guarden de hacer promesas que saben no podrán cumplir por una razón tan simple como ésta: No hay recurso que alcance y de haberlo, éste deberá canalizarse a otros y de otra manera, no como lo prometieron.

Mientras los tres se disputaban el honor de ser los más regaladores sin exigir algo a cambio, recordé algunos de los versos del conocido bolero “Miénteme” –“Voy viviendo ya de tus mentiras, sé que tu cariño no es sincero”–, pues aquellos, en vez de medirse y dar unos cómos y algún con qué, seguían prometiendo concretar lo que bien saben ya no es posible mantener.

Al oírlos prometer tanto sin decir de dónde sacarían los recursos, era imposible no seguir recordando a Los Panchos con aquello de “mas si das a mi vivir, la dicha con tu amor fingido; miénteme una eternidad, que me hace tu maldad feliz.” Las promesas volaban por encima de los tres y ni por no dejar, para tratar de hacerlas parecer creíbles, lanzaban uno que otro cómo y al menos un con qué.

Los tres, profundos conocedores de esa visión arraigada entre nosotros desde tiempo inmemorial –que consiste en obtener todo sin trabajar y dar algo a cambio de lo recibido–, seguramente pensaban en los dos últimos versos que resumen, clara y objetivamente, la visión que tenemos de lo que debe ser y hacer el gobierno: “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”.

¿Acaso piensan los tres que así, con esa conducta de dilapidar los cada vez más escasos recursos con que contaremos, es posible realizar una gobernación responsable? ¿Desconocen los tres las exigencias presupuestales que representan desde ahora, las pensiones y los servicios de salud pública para atender a los millones de mexicanos mayores de 65 años? Los cómos y los con qué brillaron por su ausencia; lo que sí abundó fue la hipocresía acompañada de promesas imposibles de cumplir.

Uno de ellos será el candidato; ése deberá enfrentarse a Peña y confrontar el rosario interminable de promesas mostrado antier, con lo que deberá ser una propuesta sensata, prudente y, sobre todo, realista.

Lo que vimos el martes es el pasado; lo que por decenios hizo el PRI bien lo aprendieron los tres panistas del “debate”.

No dudo que a tanto pasado, Peña responda con una propuesta de futuro. Debe hacerlo, y lo hará.