Una de las muchas cosas buenas del IMSS, es su institucionalidad en materia de difusión. Este aspecto, positivo como el que más, lo intentó prostituir –sin éxito–, el que fuera secretario del Trabajo que hoy, sigiloso y discreto como debió haber sido su comportamiento en ese encargo, anda a la búsqueda de un escaño senatorial.
No hace mucho, cada mes, Lozano –junto con Cordero– armaba un espectáculo demagógico y chapucero cuyo fin era, además de intentar prestigiarse, agregarle popularidad al presidente Calderón en materia de creación de empleos formales.
El mismo Presidente cayó en el juego perverso de arrogarse méritos ajenos en la creación de empleos formales; presumía, junto con aquellos dos, los casi 727 mil empleos creados –con nombre y apellidos, decían ufanos– a octubre de 2011 y por supuesto, festinaron –exultantes y soberbios– los creados a noviembre: 815 mil 313.
En ese circo, el director del IMSS mantuvo siempre la objetividad; lejos de hacerle el juego a los dos tres buscadores compulsivos de reflectores, se circunscribía a lo suyo, a dar a conocer las cifras sin agregar carga política alguna.
No fueron pocas las voces –durante la “borrachera laboral”–, que llamaban a la mesura y la prudencia en materia de creación de empleos formales; argumentaban, con los datos del IMSS por delante, que los empleos creados eran de baja calidad y bajo salario. Además, pedían –lo cual era un balde de agua fría a las “ansias toreras” de Cordero y Lozano–, que aceptaran que el mérito en la creación de los empleos era de los empresarios, no de los burócratas.
Hoy, las cifras ratifican la justeza de las posiciones de quienes llamaban a la prudencia; las que dio a conocer hace unos días el IMSS, muestran que durante 2011 fueron creados 590 mil 797 empleos formales. Este número, sin maquillaje y juicio de valor alguno, pues la tarea del IMSS no es la manipulación, demuestra lo dicho desde hace años: nuestra economía –tal y como está la legislación vigente–, es incapaz de crear los empleos formales que demanda la actual composición demográfica.
Las cifras para el periodo que va del 1 de diciembre de 2006 –principio de esta administración– al 31 de diciembre de 2011, demuestran que la economía mexicana creó, en esos cinco años y un mes, un millón 305 mil 788 empleos; es decir, poco más de 261 mil por año. Esta es la cruda realidad, “con nombre y apellido”.
Sin embargo, es incorrecto culpar de ello a Calderón; si hubiere un responsable –y lo hay–, sería el Congreso de la Unión. También, debo decirlo, Lozano insistió –una y otra vez ante el Congreso–, en la urgente actualización de la Ley Federal del Trabajo y la respuesta de aquél mostró que no le importa la suerte de millones de jóvenes preparados y tampoco la de millones no tan jóvenes y no tan preparados que claman, ambos, por un empleo formal.
Por eso, si de responsabilidades y culpas se trata, la del Congreso supera –con mucho– la que pudieren tener Calderón, Lozano y Cordero. De ahí que debamos preguntarnos si la próxima Legislatura corregirá esto mediante la aprobación de una nueva ley laboral, entre otras medidas.
Además, dada la grave situación que enfrentamos en materia de empleo, ¿qué propondrán los candidatos del PRI y del PAN?
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