enero 13, 2012

¿FRANQUICIAR O SER FRANQUICIADO?, AHÍ ESTÁ EL DILEMA...

Desde comida rápida hasta promoción de bienes raíces, las franquicias son un modelo de negocios muy particular que por sus enormes ventajas representa una opción interesante para todo emprendedor.

Desde luego, el auge de este sistema comercial ha generado un sin fin de marcas y opciones entre las cuales se puede elegir.

Hoy expandiremos sobre las ventajas y desventajas de adquirir una franquicia y hablaremos de cuándo y porque conviene considerarlas.

Se dice que el modelo de franquicias como tal nació en los años 40 en Estados Unidos y su éxito fue tal que se ha expandido a todo el mundo permitiendo que hoy en día existan una amplia variedad de opciones en precio y líneas de mercado para adquirir.

Sin embargo, como en todo, aunque existen franquicias muy buenas, también las hay con enormes debilidades y desventajas.

Para quienes no están documentados del todo acerca del negocio de las franquicias, comenzaremos por definirlas de la siguiente forma: Una franquicia es un sistema de negocios que nace como un convenio de trabajo entre dos empresarios que deciden asociarse estratégicamente para garantizar el éxito de ambos. Por un lado tenemos al franquiciante quien ha desarrollado un negocio y una marca con éxito reconocido y quien ofrece a otro (franquiciado) la posibilidad de comercializar sus productos bajo su misma marca y disfrutar de toda la experiencia y conocimiento, a cambio de contraprestaciones económicas y regalías.

El sistema de franquicias es atractivo para los emprendedores porque a diferencia de iniciar un negocio de la nada y construirlo con esfuerzo de años, puedes adquirir una franquicia reconocida, montar tu negocio y tener al menos el 50% del éxito asegurado prácticamente de inmediato.


Ventajas de adquirir una franquicia (para el franquiciado):

• Posibilidad de adquirir un negocio con éxito demostrado
• El respaldo de productos y marcas con reconocido prestigio
• Menor riesgo financiero y por tanto mayores probabilidades de éxito
• No necesita aprender el negocio con prueba y error
• Utiliza y aprovecha el conocimiento y experiencia del franquiciador
• Disfruta de capacitación y actualizaciones regulares
• Comparte los beneficios de economías de escala entre los socios franquiciados
• Comparte beneficios publicitarios y presencia de marca
• No tiene que buscar proveedores
• Inventario de productos garantizado
• Suele contar con exclusividad regional
• Cuenta con el respaldo de una organización centralizada

Sin embargo, no todas las franquicias son el paraíso comercial y de hecho, si no se elige adecuadamente las desventajas pueden ser contraproducentes.


Desventajas de invertir en Franquicias:

• Tu dependencia del franquiciante restringe tus habilidades y posibilidades como emprendedor y debes ajustarte a las normas y lineamientos establecidos
• Las decisiones las toma el franquiciante casi en un 100%
• Menor rentabilidad directa ya que se deben considerar las regalías para el franquiciante o franquiciador
• Mayor inversión inicial en infraestructura
• Pago inicial por derechos, contratos y licencias de la franquicia
• No tienes propiedad de la marca
• Deberás acceder a regulaciones y supervisiones permanentes de parte de la casa matriz


La Clave del Éxito

Como conclusión, diremos que con todas las desventajas que pueda tener este modelo de negocios, las franquicias siguen siendo una excelente opción, sobre todo porque existen muy buenas marcas con excelente respaldo que te ayudarán a tener éxito garantizado.

La clave sin embargo esta en la elección cuidadosa de la franquicia, por lo que es conveniente previo a firmar un contrato, estudiar detenidamente los términos y plazos del mismo y sobre todo analizar el historial de éxito de la marca a fin de asegurarte que estas dispuesto invertir y trabajar bajo las especificaciones que establecen.

FELIPE CALDERÓN

Instalado en el “principio del fin” de su gestión sexenal, y luego de las relativas y/o absolutas derrotas que para él y su causa constituyeron que perdiera Luisa María Cocoa Calderón en su natal Michoacán y, más recientemente, el rechazo por parte del CEN blanquiazul de la “elección indicativa” cuya autoría y promoción le fue endosada a nivel mediático, el jefe del Ejecutivo parece listo para jugar, en las “primarias” de Acción Nacional, la última de sus cartas (electorales) no ya en la inducción-imposición de un candidato de su gusto sino, ahora, de una candidatura competitiva en la puja por mantener a su partido en la residencia oficial de Los Pinos.

Ello, cuando menos, es lo que ahora afirman quienes, cercanos a él desde el inicio de su administración, consideran “prácticamente inviable” que el presidente Felipe Calderón pudiera llevar su personal preferencia por uno u otro de los aspirantes a hacerse con la candidatura presidencial —Ernesto Cordero Arroyo, Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda, en ese orden— a un nivel en que, con ello, colocara a su partido en una situación particularmente complicada, dada la fortaleza tanto del priista Enrique Peña Nieto, ahora en entredicho tras sus constantes e inexplicables equívocos, y el pejeamoroso Andrés Manuel López Obrador.

No deberá pasar mucho tiempo para saber el resultado de esta presunta “nueva posición” del Ejecutivo que, no de ahora, sino de muchas semanas atrás, dejó más que claro que si bien no intervendría de manera directa, o ilegal si se quiere, en el proceso, si haría todo lo que estuviera a su alcance para evitar una eventual regresión en el proceso de transición política, representada por el retorno del Revolucionario Institucional a la primera magistratura… lo que, por otra parte, parece más que explicable.

Habrá que ver, entonces, y dar seguimiento puntual al cumplimiento que por parte del principal inquilino de la residencia oficial merezca este nuevo rol que, en opinión de los suyos, insistamos, parece dispuesto a jugar entre la fecha y mediados de febrero en un primer momento y, luego, hasta antes de julio, después de lo cual tanto él en lo personal como su gobierno en conjunto atestiguarán un (mucho más) acelerado descenso de su “estrella” política y, más importante, de su influencia en la definición de los grandes asuntos nacionales. El tiempo, pues, apremia…

ÁNGELA MERKEL

Hoy, prácticamente estamos ante una verdad axiomática; nadie pone en duda que el año 2012 será peor que 2011. Esto, que en una plática informal o en una tertulia con amigos sería entendible y se agradecería que el que lo afirmare no maquillare la situación, en el discurso de muchos gobernantes sería algo imperdonable; inadmisible, dirían “los que sí saben de política”.

¿Será entonces que, “por no saber de política”, la señora Angela Merkel lo dijo en el mensaje de fin de año que dirigió a sus conciudadanos? Luego entonces, dado que él sí sabe de política, Calderón habló maravillas de lo bien que nos irá en 2012, de los muchos empleos que crearemos, de la semillita sembrada y de echarle muchas ganas. ¿Verdad que él sí sabe de política?

Contrario a lo que muchos afirman (“El político jamás debe hablar con la verdad”, menos en las crisis), pienso que lo correcto es hablar con la verdad; más lo es, en los tiempos difíciles. La fortaleza de un político o si usted lo prefiere, su autoridad moral —que al final de cuentas es autoridad política—, se funda en hablar con la verdad, por dura y dolorosa que ésta sea.

La señora Merkel, sin duda el político con más autoridad hoy en día en esto de saber, querer y poder enfrentar una crisis y parar a despilfarradores desobligados como los griegos, portugueses, españoles e italianos, ha sabido acrecentar su autoridad diciendo, a unos y a otros, las cosas como son, sin la menor gota de maquillaje.

Sin embargo, para que un gobernante pueda decir las cosas de esa manera, debe mantener con sus gobernados una relación que le posibilite ser escuchado, valorado lo que dice y tomado en cuenta a la hora de tomar decisiones. La relación entre el uno y los otros debe entonces, estar sólidamente apuntalada en una actuación responsable y eficaz del primero.

Esto último, no es fácil lograrlo; el caso de la señora Angela Merkel es un “garbanzo de a libra” que incluso en las viejas democracias europeas, son raros y ahí donde la democracia es incipiente y sus prácticas políticas conservan todavía, mucho del sistema autoritario que la democracia reemplazó, esos “garbanzos” todavía no los conocemos.

Entre nosotros, en México y en algunos países de la Región, las prácticas políticas moldeadas a lo largo de decenios, han dado como resultado que nuestra visión de la política difiera profundamente de la que tiene y practica la señora Merkel. Es tal el abismo que separa ambas visiones que en México, por ejemplo, no tendría la menor posibilidad de avanzar en partido alguno; es más, no sería aceptada y mucho menos promovida.

Ahora bien, ¿con esos políticos cuya visión política está a años luz de la que practica la señora Merkel, va nuestro sufrido México a salir adelante? ¿Entiende ahora por qué Calderón dijo en su mensaje de fin de año lo que arriba comenté?

Es más, él no estuvo mal, simplemente “hizo política” al dar un mensaje cursilón que para nada tocó la realidad; se comportó como lo que es: un político mexicano.

Sin embargo, por negro e irresoluble que pudiere parecer el panorama descrito en los párrafos anteriores, sí hay solución y no se requiere mucho para ponerla en práctica. Bastaría con tener comprensión cabal del problema, consciencia clara de sus efectos dañinos y sobre todo, una voluntad política férrea para poner un hasta aquí.

¿Tendrá Peña todo eso? Creo que sí; espero no equivocarme pues de lo contrario, esto se jode.

SANA CONFRONTACIÓN DE IDEAS

Una de las limitaciones más dañinas que lejos de buscar eliminar hacemos todo para mantenerla, es esa visión aldeana —pueblerina dirían algunos— que caracteriza a buena parte de nuestros políticos.

El pensar de otra manera, “más globales”, nos da pánico, no miedo; tal parece que si elevamos la mira en busca de experiencias exitosas para ver qué podemos aplicar por estos lares, nos colocamos del lado de los enemigos del país y nos convertimos, por ese simple impulso de búsqueda, en traidores a la patria.

Los últimos tres o cuatro decenios del siglo pasado fueron, no The Clash of Civilizations de Huntington, sino años de acaloradas discusiones en torno a dos modelos de desarrollo.

Estas discusiones, terminadas en casi todos los países donde se registró un proceso de apertura y cambio estructural que redujo el tamaño del gobierno y la presencia del Estado en la economía, han sobrevivido en dos o tres donde lo viejo se resiste a desaparecer. En estos, la visión estatista de la economía, lejos de debilitarse recobra fuerzas y seduce a personas reputadas de inteligentes y “bien informadas”.

América Latina es, sin duda, el último reducto donde este fenómeno regresivo tiene una presencia considerable; aquí, tal y como justamente ha señalado Enrique Krauze, no pocas escuelas de economía enseñan como si nada hubiera cambiado en materia de modelos de desarrollo estos últimos 50 años.

En la región, no sólo son Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Argentina sino otros más donde, no pocos políticos ven el viejo modelo estatista como la solución a nuestros problemas apoyados, activamente, por “los intelectuales progresistas”.

La seducción que en nosotros ejerce el pasado lleva hoy, a algunos, tal y como señaló Castillo Peraza, “a vender el pasado como futuro” y lo hacen, no apenados por lo arcaico y ridículo de dicha posición dadas las decenas de experiencias exitosas que apuntan en la dirección contraria, sino con un orgullo digno de mejor causa.

Nos parecemos, no obstante las grandes diferencias, a los autócratas monárquicos de Corea del Norte; lejanos en apariencia, en el fondo somos iguales. Vivimos en el pasado, y cerramos los ojos a la realidad que nos impulsa, día a día, al futuro.

Las campañas políticas, son excelentes oportunidades para confrontar las visiones de candidatos y partidos; qué defiende y propone cada uno para resolver los problemas centrales del país, debería ser la pista que guíe al ciudadano para entregar su voto —el día de la elección—, a éste o aquel candidato.

¿Cómo irá a ser el choque de ideas y visiones del desarrollo, entre el candidato del PRI y el del PAN? ¿Qué defenderá uno, y qué el otro? Es más, si en lo esencial coinciden pues sus partidos han dado pruebas de estar a favor de la globalidad y la economía de mercado, ¿qué los diferenciará a la hora de debatir?

¿Qué opondrá el candidato del PAN a las propuestas de Peña, en lo relativo a PEMEX? ¿Qué planteará en pensiones, seguridad social, y materia laboral? ¿Qué propondrá en educación pública, modernización del campo y sindicalismo?

Ojalá viéremos un respetuoso y productivo “choque de propuestas”, que permitiría al ciudadano conocer y entender qué traen los dos en las alforjas para construir el futuro, a diferencia de un precandidato que se solaza rascándose el ombligo pues quiere llegar, por esa vía, al antepasado.

Bienvenida pues, la confrontación de ideas; daño no nos hará.

¿CUÁL ES LA PROPUESTA?

Una de las muchas cosas buenas del IMSS, es su institucionalidad en materia de difusión. Este aspecto, positivo como el que más, lo intentó prostituir –sin éxito–, el que fuera secretario del Trabajo que hoy, sigiloso y discreto como debió haber sido su comportamiento en ese encargo, anda a la búsqueda de un escaño senatorial.

No hace mucho, cada mes, Lozano –junto con Cordero– armaba un espectáculo demagógico y chapucero cuyo fin era, además de intentar prestigiarse, agregarle popularidad al presidente Calderón en materia de creación de empleos formales.

El mismo Presidente cayó en el juego perverso de arrogarse méritos ajenos en la creación de empleos formales; presumía, junto con aquellos dos, los casi 727 mil empleos creados –con nombre y apellidos, decían ufanos– a octubre de 2011 y por supuesto, festinaron –exultantes y soberbios– los creados a noviembre: 815 mil 313.

En ese circo, el director del IMSS mantuvo siempre la objetividad; lejos de hacerle el juego a los dos tres buscadores compulsivos de reflectores, se circunscribía a lo suyo, a dar a conocer las cifras sin agregar carga política alguna.

No fueron pocas las voces –durante la “borrachera laboral”–, que llamaban a la mesura y la prudencia en materia de creación de empleos formales; argumentaban, con los datos del IMSS por delante, que los empleos creados eran de baja calidad y bajo salario. Además, pedían –lo cual era un balde de agua fría a las “ansias toreras” de Cordero y Lozano–, que aceptaran que el mérito en la creación de los empleos era de los empresarios, no de los burócratas.

Hoy, las cifras ratifican la justeza de las posiciones de quienes llamaban a la prudencia; las que dio a conocer hace unos días el IMSS, muestran que durante 2011 fueron creados 590 mil 797 empleos formales. Este número, sin maquillaje y juicio de valor alguno, pues la tarea del IMSS no es la manipulación, demuestra lo dicho desde hace años: nuestra economía –tal y como está la legislación vigente–, es incapaz de crear los empleos formales que demanda la actual composición demográfica.

Las cifras para el periodo que va del 1 de diciembre de 2006 –principio de esta administración– al 31 de diciembre de 2011, demuestran que la economía mexicana creó, en esos cinco años y un mes, un millón 305 mil 788 empleos; es decir, poco más de 261 mil por año. Esta es la cruda realidad, “con nombre y apellido”.

Sin embargo, es incorrecto culpar de ello a Calderón; si hubiere un responsable –y lo hay–, sería el Congreso de la Unión. También, debo decirlo, Lozano insistió –una y otra vez ante el Congreso–, en la urgente actualización de la Ley Federal del Trabajo y la respuesta de aquél mostró que no le importa la suerte de millones de jóvenes preparados y tampoco la de millones no tan jóvenes y no tan preparados que claman, ambos, por un empleo formal.

Por eso, si de responsabilidades y culpas se trata, la del Congreso supera –con mucho– la que pudieren tener Calderón, Lozano y Cordero. De ahí que debamos preguntarnos si la próxima Legislatura corregirá esto mediante la aprobación de una nueva ley laboral, entre otras medidas.

Además, dada la grave situación que enfrentamos en materia de empleo, ¿qué propondrán los candidatos del PRI y del PAN?

LOS ESTRATEGAS

A medida que vemos —durante las semanas de precampaña— el desempeño de los precandidatos del PAN y el del PRI y escuchamos sus opiniones acerca de éste o aquel tema, surge cada vez con mayor frecuencia una pregunta: ¿De qué van a discutir y debatir en los meses de campaña? Lo que a la fecha hemos oído —pues es poco lo que ha valido la pena escuchar—, es pura morralla; poca sustancia que no ha tocado los temas que tienen que ver, real y efectivamente, con la construcción del futuro.

Los “estrategas” de uno de los precandidatos del PAN, se centran en corregirle el voluminoso nudo de su corbata, desabrochar los botones superiores de la camisa para que muestre el pecho y subirle las mangas de la camisa para parecer bravero de cantina; los de la precandidata, la ponen a bailar —en realidad, lo intenta porque eso del ritmo, no se le da— y a repetir el mensajito cursilón e hipócrita que a la fecha ha caracterizado su “mensaje”.

En el caso de Peña, poco es lo que podemos decir de sus opiniones de los temas fundamentales para el futuro del país —los cuales se encuentran bien tratados en su libro—, debido a la atención que ha prestado —junto con la dirigencia de su partido— a las marrullerías de los adversarios que buscan, a toda costa, descarrilar lo que saben llevará al PRI y su candidato a la victoria.

Frente a este panorama, ¿veremos —durante los meses de campaña— discusiones serias, y debates respetuosos con argumentos debidamente sustentados acerca de los temas que tienen que ver con la construcción urgente de un mejor futuro para el país y sus habitantes? ¿Podrá, el que vaya a ser candidato del PAN, dejar de lado lo que hoy a muy pocos interesa, para buscar centrar su oferta en el futuro?

¿Se atreverán a discutir —el del PRI y el del PAN—, lo que responda a las necesidades de millones en cuanto a pensiones, servicios de salud pública y a la educación de calidad que a la brevedad debe empezar a proporcionar el Estado? ¿Se atreverán a decirnos qué piensan acerca de los cambios estructurales urgentes en el campo, y de las necesarias y urgentes reformas constitucionales que posibilitarían la llegada de tecnología y capital para crear empleos y dejar de expulsar miserables?

¿Hablarán claro de los necesarios cambios que pusieren al día todo lo que tiene que ver con la energía? ¿Entenderán que buena parte del futuro del país pasa —obligadamente—, por cambios constitucionales para abrir efectivamente Pemex y CFE a la competencia?

¿Qué nos dirán de la reducción del aparato gubernamental y la desaparición de áreas creadas para cooptar a grupúsculos especializados en la obtención de privilegios sin fin? ¿Se decidirán, y nos lo harán saber, a combatir la corrupción de la manera correcta mediante la transparencia total de todo gasto para buscar así la eficiencia en el uso de los recursos y con ello, dificultar las prácticas corruptas?

Durante la campaña, el candidato del PRI y el del PAN deberán discutir mucho y debatir aún más en distintos foros para que nos aclaren, qué piensan del futuro y digan cómo lo vamos a construir. ¿Se comprometerán —como espera el elector—, con lo que importa —el futuro de México— o harán lo que hace Cordero, hablar sólo del pasado pues esto, a nada compromete?