junio 20, 2010

LA CLASE OBRERA Vs. MÉXICO

Marx y Engels creyeron ciegamente en el poderío de una clase emergente, que surgía con ímpetu: la obrera. Es obvio que no imaginaron jamás lo que sucedería en México cien años más tarde, eran científicos, no magos. Lenin, al buscar el eslabón más débil de la cadena, los consideró y hasta se alió con los campesinos. Mao, en China, sin trabajadores comunistas porque Chang Kai-Cheik los había eliminado, puso su mayor esfuerzo en las masas campesinas y lo siguieron por toda su larga marcha. Algo semejante ocurrió en Vietnam y desde luego en Cuba que todo lo importaba de Estados Unidos y lo que tenía a cambio de hombres que vendían su fuerza de trabajo en fábricas, era gente rural.

Total, que la clase obrera se rezagó en manos de partidos comunista sin sentido y llenos de radicales del peor estilo, de manual. En México el esperanzador proletariado militaba en la disciplinada CTM y aparte de priistas eran guadalupanos. Jamás pensaron en Marx que tampoco es fácil de comprender. En la Revolución Mexicana los trabajadores urbanos aparecieron gracias a los anarquistas, se sumaron al movimiento y pelearon organizados en Batallones Rojos. Como corolario, fundaron la Casa del Obrero Mundial. En 1919 fue creado el Partido Comunista de México. Al fin la clase obrera tenía representantes, pero no ideología. Por ello José Revueltas escribió su libro memorable y aún válido El ensayo de un proletariado sin cabeza. En realidad sí había cabeza, pero no imaginación. La subordinación a la URSS fue abyecta. El sectarismo infame. En 1968, algún francés bien conocido dijo que los estudiantes podíamos detonar la explosión revolucionaria aliándonos con la clase obrera. Ya en 1970, en una tarde inolvidable en París, los estudiantes del posgrado sesumamos a un encuentro glorioso: Jean-Paul Sartre hablaría con los obreros del poderoso sindicato de la Renault. El escritor y filósofo afamado y brillante, habló de por qué marchaban desunidos los intelectuales franceses y el proletariado. Pero se trataba de un pensador complejo y un obrero respondió con sencillez: porque no les entendemos. Se acabó la alianza proletariado-estudiantes-intelectuales.

En México el desaseo político nos ha llevado a creer en que los sindicatos son, junto con el PRD, el PT y hasta Convergencia, la izquierda. No la veo en ningún lado, menos en las universidades públicas, dando la lucha por una ideología, lo hacen por sus mezquinos intereses personales. En eso terminó el SME, el STUNAM, el SITUAM, el de telefonistas y muchos más. Dirigidos por émulos de Fidel Velázquez no pretenden ser como Lenin sino como La Quina. Sus acciones no son en beneficio de una clase desprotegida (no tanto como los campesinos) ni de los intereses del país, sino en provecho suyo. Eternizados en el poder, suman buen dinero personal.

Por ello, al contrario del filme La clase obrera va al paraíso, la nuestra tendrá que aguardar un muy buen rato en el Purgatorio, donde leerán millones y millones de veces las obras completas de todos los marxistas clásicos. Mientras que los enemigos de clase, estarán, también en el purgatorio, pero viendo los filmes de otro Marx: Groucho. Como solía decirse antes: ah, si los jóvenes de izquierda de 1968 hubieran hecho el capital en lugar de leerlo, México sería otro y más avanzado. Total, acabamos sin izquierda, en manos del neoliberalismo salvaje y con una clase obrera idéntica a la que marchaba en apoyo del presidente en tiempos del PRI.

En estos momentos, cuando la política ha llegado a sus niveles más sucios, la clase obrera que pensó Marx, sigue igualmente explotada, pero por fortuna de los burgueses (en rigor lo dueños de los medios de producción), ninguno piensa en hacer una revolución sino ver cómo va el futbol. Para colmo, hoy PC no significa Partido Comunista sino Computadora personal en inglés.

Aprovecho para felicitar a mi papá en su día. Eres mi comunista número uno...

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