diciembre 24, 2010

HOLA 2011

Una de las ventajas de seguir sistemáticamente la economía mexicana y la de nuestros principales socios comerciales, es la de “vacunarse” contra esa extendida enfermedad de nuestros políticos: el triunfalismo sin sustento.

Esta administración lo ha venido practicando (desde antes de tomar posesión el presidente Calderón el 1 de diciembre de 2006 no el 1 de enero de 2007 como gusta repetir el secretario Lozano) con un tesón que debe admirarse; no obstante los golpes asestados por la cruda realidad desde los primeros días de su encargo, el Presidente y dos o tres funcionarios que piensan pepenar algo en las pizcas electorales de 2012, neciamente mantienen un triunfalismo que cada día que pasa se ve más alejado de la realidad que millones vivimos como consecuencia de una pésima gobernación.

Los documentos que mes a mes da a conocer el INEGI, describen un panorama muy alejado del que Calderón, Cordero y Lozano nos quieren vender como sustituto de la realidad que aquellos reflejan. En el mejor de los casos y no en todos los rubros, apenas estamos alcanzando los niveles previos a la crisis; otros reportes, los más, muestran que falta un buen trecho para llegar al nivel pre-crisis.

Tanto las cifras como las gráficas que el INEGI elabora, de manera sencilla pero irrefutable prueban (por encima de visiones interesadas y en no pocas ocasiones demagógicas) que nuestra economía enfrenta (lo cual no es noticia) serios problemas estructurales.

¿Por qué entonces esa necedad de querer cambiar la realidad a golpe de declaraciones y discursos?, ¿por qué vender un futuro que carece del menor sustento si nos atenemos a las cifras que INEGI y Banco de México dan a conocer?, ¿qué pretenden obtener al mentir y elaborar escenarios que posiblemente ni ellos mismos creen?, ¿será la búsqueda de votos lo que los lleva a practicar una conducta que quizás sus mismos correligionarios (los que les queda algo de decencia política) condenan?

¿Qué cambio se operó en aquellos tres una vez que llegaron a lo más alto de la escalera burocrática?, ¿tanto daño les hizo el ascenso a las cumbres salariales, cuyos montos jamás conoceremos pues los datos completos son ocultados al ciudadano?

Por lo demás, el caso de ellos tres no es el único; los funcionarios de los gobiernos que antecedieron a éste y al de Fox, practicaron lo mismo que hoy se señala a Calderón y sus dos empelados. De la misma manera, en los otros dos órdenes de gobierno la conducta del funcionario es semejante a la que practican los altos funcionarios del Gobierno federal.

Una hipótesis que pretende explicar aquella conducta, es el poco interés que generan en la sociedad los datos y la información económica; ésta, sólo interesa a una minoría tan pequeña que estimula la impunidad del que nos miente. En otras palabras, los funcionarios actúan así porque nadie se da cuenta y los que saben, o son sus empleados que callan por complicidad o son voceros interesados.

¿Qué nos queda? ¿Simplemente esperar que la realidad los exhiba por vender un futuro sin el menor sustento? Ya verá usted (en el segundo trimestre de 2011) las maromas que harán para vendernos un futuro mejor que el que no se concretó pero reconocer su falta, jamás.

¡Qué chulo país! ¿Verdad que sí?

Pero, y Usted ¿qué opina?

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