marzo 21, 2011

¿HAY UN PLAN "B"? Ó ¿YA NOS CARGÓ EL PAYASO?

Esta semana ha sido rica en opiniones acerca de la iniciativa fiscal presentada hace una semana en el Senado, y enviada a la Cámara de Diputados para su análisis y eventual aprobación.

Además de presentar un desafío para quienes han eludido la responsabilidad de darle al país las leyes que el crecimiento económico requiere, el trato que le dispensen será un parámetro excelente para conocer el nivel de responsabilidad de los actuales diputados.

En otras palabras, el trato que reciba la iniciativa que el Senado envió a San Lázaro será el mejor indicador que pudimos haber encontrado para medir la responsabilidad de los diputados.

Esperaremos, para la primera conclusión, unas dos o tres semanas; la segunda, la realizaremos al final del periodo ordinario.

Volvamos a las opiniones. Éstas provienen (casi todas) de quienes no forman parte de la Cámara de Diputado

Esto sorprende negativamente, pues dada la importancia del tema y la intensa promoción que el principal promotor de la iniciativa realizó durante semanas entre representantes de grupos sociales diversos y entre los mismos diputados, uno habría esperado de estos una opinión que si bien no lo fuere de la iniciativa en su conjunto, sí al menos de algunas de sus partes más llamativas o como diría el que dijo, “sexys”.

Si bien las opiniones de los ajenos a San Lázaro son importantes y además, obligadas, las de los diputados son fundamentales dado que su Cámara es la de origen por el carácter de la iniciativa.

La pasividad y apatía frente a la iniciativa que nos ocupa, ¿Se debe a la intención de no analizarla, pues la congelarán?

¿Acaso pesa más la mezquindad política que la necesidad de contar con un mejor y más sencillo instrumento fiscal?

¿Será posible, como ya comentan algunos, que en San Lázaro se privilegiará la reforma laboral que el coordinador de la fracción priista promueve abiertamente?

Además, con esta aprobación buscaría disfrazar la decisión política ya tomada de congelar la reforma fiscal; de aquél, ya nada me sorprende.

Por lo demás, ante la eventualidad de que la politiquería, la mezquindad y el canibalismo (normales hoy entre militantes del mismo partido) se impusieren y la iniciativa en materia fiscal ni siquiera la discutieren, ¿cuál sería el Plan B?

¿Qué haríamos ante esta eventualidad?

¿Cómo enfrentaríamos la incertidumbre que ya se deja ver?

¿Acaso la respuesta será lo que hacen bien nuestros legisladores cuando se trata de reformas estructurales: la inmovilidad legislativa?

Y por parte del Ejecutivo Federal, ¿más triunfalismo y cifras alegres fuera de contexto?

Al igual que ayer y anteayer, ¿la renuencia a legislar y una pésima gobernación que en nada ayudan al crecimiento económico, privarán otra vez?

¿Es lo único que obtendremos de aquí a septiembre de 2012?

Sin ánimo de ser aguafiestas, pero todo indica que en San Lázaro la prioridad es cuidar “la imagen” de quien ni siquiera es precandidato y rechazar todo lo que “genere ruido” a su candidatura; a ésta, nada la debe tocar, ni siquiera un punto de acuerdo.

Dados la apatía de los diputados priistas, el rechazo de su coordinador y las tonterías de López y Ebrard, parece que la iniciativa “no transitará”.

Espero estar equivocado pero, de no ser así, ¿hay un Plan B?, ¿ya nos cargó el payaso?... de ser así, ¿quién podrá defendernos?

marzo 11, 2011

PEMEX... ¿Y CAMPECHE A'PA?

El genial Robert Solow, premio Nobel de Economía y pionero del análisis del crecimiento económico, demostró con absoluto rigor que el mejor uso que racionalmente puede hacerse de un recurso no renovable, finito e irreproducible, como las reservas de hidrocarburos, consiste en transformarlo en activos reproducibles y de duración potencialmente infinita, que permitan sostener y quizás hasta incrementar en el futuro el bienestar de la sociedad poseedora del recurso natural. El activo infinitamente reproducible por excelencia es, sin duda, el capital humano, y su expresión más valiosa es el talento creador de riqueza de los científicos, tecnólogos e innovadores de una nación.

La historia moderna valida esta idea de manera patente. Las naciones hoy más ricas y poderosas del orbe son aquellas que oportunamente han sabido transformar sus excedentes de riqueza (los propios y los arrancados a las naciones sometidas a su poderío imperial) en capital humano de excelencia. Los excedentes de la revolución agrícola, los negros frutos del trabajo esclavo, el hierro, el cobre, la plata, el oro, las piedras preciosas, las maderas, las bananas, el opio, el café, el té, el algodón, el ganado, pero sobre todo el carbón primero y luego el petróleo, fueron transformados en riqueza perdurable. La riqueza agrícola y minera excedente se convirtió en ciudades espléndidas, catedrales, palacios, caminos, aeropuertos, armadas y ejércitos, misiles, y satélites. Pero sobre todo se convirtió en hospitales y escuelas y se volvió riqueza inagotable en la medida en que se convirtió en laboratorios y universidades y en empresas tecnológicamente avanzadas. Sin embargo, nada de esto dio frutos sino por el esfuerzo consistente de varias generaciones para invertir sus ahorros en generar, difundir y avanzar los conocimientos de auténticos ejércitos de investigadores, ingenieros y empresarios innovadores, todos ellos de excelencia.

Las naciones ricas y poderosas lo son porque han sabido convertir los excedentes en excelentes. Hoy, inmersos en los complejos retos y las inmensas oportunidades que la crisis global nos plantea, los mexicanos tenemos una oportunidad extraordinaria y quizás irrepetible para encaminarnos por fin a la senda del crecimiento sostenido e incluyente que nos lleve ya de modo irreversible a la prosperidad democrática de México. Es hora de transformar nuestros excedentes en excelentes.

El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2011 se aprobó sobre la base de un precio estimado para la mezcla mexicana de crudo de exportación de 65 dólares por barril. El día martes 8 de marzo, la mezcla alcanzó una cotización superior a los 100 dólares por barril. Esto arroja un “excedente” de 35 dólares por barril exportado. Y todas las señales de los mercados y las opiniones expertas coinciden en que lo más probable es que este diferencial continúe creciendo a lo largo del año. Con los actuales volúmenes de exportación y al tipo de cambio promedio para lo que va del 2011, esto representa un “excedente” de alrededor de 200 mil millones de pesos en el año. Poco más de cuatro veces el presupuesto anual asignado al Conacyt, que es de alrededor de 48 mil millones de pesos al año.

Independientemente de lo dispuesto en la Ley de Presupuesto, estamos frente a un recurso de naturaleza y volúmenes claramente excepcionales y que por ello demandan medidas excepcionales. Vengan del Ejecutivo o del Legislativo, el bienestar presente y futuro de la nación mexicana hace necesario que, de inmediato y con absoluta transparencia, se tomen medidas para que este excedente, resultado de la explotación del patrimonio no renovable de la nación, se aplique en su mayor parte a la educación superior, la ciencia y la tecnología. El pasado 4 de marzo de 2011, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Eduardo Gasca Pliego, informó que en los años en que Enrique Peña Nieto ha sido gobernador, el subsidio estatal ordinario para la Universidad se incrementó más de setenta por ciento. He ahí un ejemplo claro de cómo convertir los excedentes en excelentes. He ahí una muestra de lo que se debe hacer para ganar el futuro de México.

La pregunta es, de todo ese excedente... ¿Cuánto le corresponde a Campeche?

marzo 08, 2011

ADICTOS A LA TECNOLOGÍA

Estamos inmersos en la transición de una civilización industrial, movida por combustibles fósiles y dominada por el capital financiero, a una civilización cibernética movida por energías limpias, potencialmente inagotables e intercomunicada en redes cada vez más complejas y dinámicas. El capital, incluso el financiero, es cada vez más intangible y consiste, sobre todo, en registros digitales que “representan” dinero, oro, máquinas, inmuebles, etcétera. Hoy el valor y la riqueza dependen cada vez más de la información y la inteligencia, materializadas en innovaciones. Quien hoy está excluido de la red, lo está de la civilización planetaria y de sus dinámicos saberes, que se actualizan y multiplican cada minuto.

En este apremiante contexto, la trascendencia de la tarea educativa es tal que, sin soslayar el valor de la educación escolarizada, la que de paso urge poner al día en sus soportes tecnológicos, la educación ha de volverse omnipresente. Por fortuna ya las tecnologías de la información y la comunicación hacen posible llevar la instrucción a todos los ámbitos del quehacer humano. La educación ha de escaparse de las escuelas e invadirlo todo: el hogar, la calle, los centros de trabajo y hasta los espacios de ocio. Toda comunicación y todo intercambio de información abren oportunidades para llevar instrucción (sobre todo valores y destrezas de aprendizaje) a todos los mexicanos, en especial a los menos privilegiados. No se trata de reemplazar a los docentes con computadoras, pizarrones “inteligentes”, netbooks o smartphones. Al contrario, lo que se pretende es potenciar el esfuerzo de maestros y alumnos por igual, permitiéndoles un acceso constante, dinámico y ubicuo al depósito prácticamente infinito de información y saberes constantemente actualizados, que es la red global o internet.

A las nuevas generaciones de “nativos digitales”, que nacieron prácticamente teniendo en la mano un control de juego electrónico en vez de la anticuada sonaja, la información y los modos de conducta que se quedan sólo en el papel, incluidos los libros de texto, les parecen de entrada obsoletos, aburridos, poco estimulantes y (lo que es más relevante) faltos de credibilidad, carentes de autoridad. Si el maestro o el padre de familia les piden leer El Quijote, lo toman con desdén mientras no encuentran en Google referencias a Cervantes y a su obra.

En Chilpancingo, en 1813, el generalísimo José María Morelos dio lectura a los 23 puntos que él mismo llamó Sentimientos de la nación. Ese histórico documento fundacional de la nación mexicana establece que “se dictarán leyes que moderen la opulencia y la indigencia, que por ellas se aumente el salario del pobre, que mejoren sus costumbres, así como el alejamiento de la rapiña e ignorancia”. La tarea de hacer realidad hoy en México esas aspiraciones del Siervo de la Nación pasa por crear, sin más demora, condiciones prácticas para que todos los mexicanos, sin excepción, puedan tener acceso y aprovechar cabalmente el formidable instrumento de productividad, enriquecimiento y educación que es la red global.

Piénsese si acaso será posible cumplir la desiderata de Morelos cuando todavía hoy México sigue plagado por los azotes esclavizadores del hombre, que son el analfabetismo y el analfabetismo funcional. Pero tampoco será posible cumplirla sin un formidable y sostenido esfuerzo nacional, dirigido desde las más altas esferas de los poderes públicos, y apoyado activamente por el consenso de toda la nación, para cerrar la brecha digital. Es decir, para eliminar sin demora los obstáculos físicos, tecnológicos, lingüísticos, culturales, sociales y económicos que todavía impiden a casi 60% de los mexicanos tener acceso sistemática y cotidianamente a la red global. No cerrar esta “brecha digital” equivale a mantener a millones de mexicanos excluidos de los saberes y las destrezas que dan acceso al bienestar y a la riqueza en la nueva civilización cibernética. Urge cerrar la “brecha digital” para eliminar definitivamente la marginación, el estancamiento y, con ellos, el origen profundo de la inseguridad y la violencia.

marzo 04, 2011

PIB 2011. LANA SUBE, LANA BAJA... Y SIGUE BAJANDO.

El lunes anunció el INEGI el dato de crecimiento del PIB para 2010. El crecimiento de México fue de 5.5%, cifra que es muy buena. Si se compara con los datos de crecimiento económico de la década, el único año con un crecimiento económico similar fue 2000 en el que el PIB creció 6.0 por ciento.

Como muchos datos, hay una interpretación favorable pero también hay ángulos no tan buenos que nos llevan a reflexionar. En términos relativos México tuvo un peor comportamiento de su economía que el de otros países en el 2009 y 2010. A continuación presento algunos datos que nos ilustran lo anterior.

Los cálculos sobre qué implica esta tasa de crecimiento frente al nivel del PIB previo a la crisis revelan una recuperación. Suponiendo que el PIB de 2008 era igual a 100, la caída de 6.5% de 2009 y el crecimiento de 5.5% de 2010 nos dejan en 98.6, es decir, 1.4% por debajo del nivel de 2008. Si tomamos en cuenta los diferentes pronósticos de crecimiento para 2011, se puede afirmar que este año si lograremos superar el nivel de 2008. Con un crecimiento de 4.2% el nivel estimado para 2011 será de 102.7. Este número implica que durante el trienio 2009-2011 el crecimiento promedio anual será menor a uno por ciento.

Para completar el análisis es importante comparar si nos fue mejor o peor que a otras economías de la región. Si bien economías de la región como Brasil, Chile y Perú tuvieron un año de 2009 con una caída de su PIB, en todos los casos, el crecimiento de 2010 los ubica por encima del nivel observado de 2008.

Considerando un promedio de las tasas esperadas de crecimiento de los especialistas para 2011 para esas tres economías nos encontramos que su tasa promedio de crecimiento para el trienio 2009-2011 será muy superior al 1% de México. Es decir, en este trienio los tres países nos sacarán ventaja en términos de crecimiento.

Vale la pena entender si lo que paso en los años previos a la crisis en materia de crecimiento económico tiene este mismo comportamiento o no. El promedio de crecimiento anual de Brasil y Chile durante los cinco años previos a la crisis estuvo en un rango de 4.5% a 5.0 por ciento. El promedio de crecimiento de Perú fue aún mayor, ubicándose por encima del seis por ciento. El dato de México se ubica aproximadamente en 1.5 puntos porcentuales por año menor al de Brasil y al de Chile, y más de tres puntos menor al de Perú.

Resumiendo los datos de la comparación, México venía creciendo a tasas menores, la crisis nos afectó más y la recuperación tomará un mayor tiempo. Es decir, nuestra economía ha mostrado una dinámica menor que otras de la región. Estos datos revelan la existencia de ciertas condiciones en la economía mexicana que limitan su potencial de crecimiento, pero ¿que ingrediente es el que nos falta? La estabilidad macroeconómica no es. La respuesta seguro está en los cambios estructurales que no hemos hecho por la falta de consensos.

Si continuamos sin impulsar estas reformas seguiremos con una economía con crecimientos menores a los de otros países en los próximos años.

Pero, ¿Usted qué opina?