Una vez más este gobierno está demostrando su incapacidad para realizar un control de daños cuando se le descubren algunas acciones poco claras o cuando mete la pata, cosa que lamentablemente hace con frecuencia. En esta ocasión nos referimos, a través de WikiLeaks, de la permisiva actitud del gobierno, al dejar que policías estadunidenses interroguen, en oficinas del gobierno en México, a migrantes de Centroamérica detenidos, así como la petición del presidente de la República a una funcionaria del gobierno norteamericano para que le proporcione información de su centro de inteligencia en El Paso, Texas.
El gobierno hace una primera declaración a través del Secretario de Gobernación en la que se va por las ramas, hablando de cooperación en materia de inteligencia, pero sin decir nada sobre la información publicada en los dos cables; y como es natural, no cesa la presión de los medios para saber si el contenido de esos cables, enviados por los procónsules Garza y Pascual, es verídico.
El recién designado titular del Instituto Nacional de Migración niega los hechos calificándolos de falsos, según declaraciones recogidas el jueves pasado, pero ¡oh sorpresa! la gran secretaria general del PAN, una de las funcionarias públicas más ineficientes que ha tenido este país, quizás por eso la nombraron, cuyo mejor ejemplo fue su desempeño en el Instituto Nacional de Migración, admite que efectivamente durante su gestión en su último puesto público agentes estadunidenses, concretamente del FBI, interrogaron a migrantes, pero eso sí, en presencia permanente de los agentes mexicanos; faltaba más.
Es decir, la información obtenida en los cables es verdadera y fue la agencia de inteligencia mexicana, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la que gestionó y permitió esos interrogatorios. Esto se agrega a la presencia encubierta de agentes norteamericanos en los aeropuertos, ya que como resultado del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York obligaron a nuestro gobierno, y a los de otros países, a permitir su operación en suelo mexicano.
La difusión de estos dos cables a nivel mundial puede ser una de las explicaciones de la visita relámpago de la señora Clinton a nuestro país, con el único objetivo de sobarnos la espalda y decirnos que no nos preocupemos, que no importan las críticas que aparecieron también en otro cable anterior sobre la ineficiencia y corrupción de nuestras fuerzas militares y policiales pues estamos amparados bajo su manto protector y del FBI y que, por supuesto, el presidente Obama nos quiere mucho. El presidente Calderón hasta la invitó a cenar.
Ha sido notoria la falta de oficio del gobierno panista en varios campos, pero con este caso han rebasado un límite muy importante y, lo peor, no se dan cuenta, porque no entienden lo que es soberanía nacional y lo que es sumisión ante otro gobierno. Esto se aprende en la escuela, por cierto.
Podrán venir las disquisiciones jurídicas sobre si el caso es violación a la soberanía o no. La realidad es que el gobierno mexicano ha permitido la intromisión de agentes extranjeros en asuntos que sólo le competen a los mexicanos y esto debería ser suficiente para que el Congreso llamara a declarar al Secretario de Gobernación, o por lo menos renunciaran quienes permitieron este hecho.
Los norteamericanos no se van a conformar con esto y, si nos dejamos, poco a poco pedirán más y más intervención en nuestra política y asuntos, dándonos como “dulces y libros” la Iniciativa Mérida. Porque esto es exactamente lo que parece, un soborno para permitirles hacer cosas que desde el inicio de nuestra vida constitucional no habían pasado, por lo menos tan abiertamente. Hemos llegado a un punto peligroso y hacen como que no se dan cuenta, lamentablemente.
Algo tiene que pasar en la Secretaría de Gobernación y en las fuerzas federales que conocieron y permitieron esta sumisión y abdicación de la soberanía. Como bien publicó el periódico español El País, “el FBI interroga a sus anchas a los inmigrantes en territorio de México”. ¡Qué vergüenza!
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