agosto 10, 2010

¿QUÉ ES UN GERENTE EFICIENTE?

Delegar funciones o resposabilidades no es ni ha sido nunca tarea fácil; sobre todo a nivel gerencial. Existen factores que favorecen una buena tarea gerencial o directiva en una empresa, considerando la globalidad del perfil del gerente y no el caso particular.

Dirigir empresarialmente es tratar de obtener los objetivos planteados, llevando el timón del buque de la empresa en las manos, por medio de un equipo de personas, los empleados que lo conforman, y con los demás medios materiales de que se dispone.

Un buen gerente tiene que llevar o sentir dentro el deseo de querer dirigir al grupo, y pilotar ese buque, siendo por ende una vivencia interior. Con las motivaciones que llevan aparejado, de prestigio, de hacer carrera, económica, sociales, es decir, tener activado ese deseo o esa motivación de estar dispuesto para tomar la salida.

Un profesional de la empresa dotado de “una buena cabeza” tiene siempre más posibilidades de éxito que aquel poco dotado hablando en términos de inteligencia.

Aunque no se trata de un coeficiente de inteligencia puro y duro. La inteligencia natural abarca otros muchos aspectos y recovecos mentales, de mayor amplitud. A esto nos referimos, una buena inteligencia dentro de una sólida personalidad.

Un buen gerente debe poseer capacidad de análisis y de síntesis. Se trata de esa condición mental de la persona humana de poder desarrollar una idea o problema, desbrozándolo hasta sus últimos detalles y poder hacer lo contrario de un cúmulo de circunstancias o de datos, que le permita llegar a una conclusión global que sea beneficiosa para la organización.

De este modo, la capacidad de análisis sería como una pirámide bien apoyada por su base y la de síntesis, esa pirámide invertida.

Ambas se precisan para el ejercicio del día a día de la vida profesional de un gerente. Cada mañana se presentan sobre su mesa de trabajo multitud de problemas y cuestiones sobre las que hay que tomar decisiones. Pero antes habrá que analizarlas, estudiarlas y después tomar la decisión que corresponda a cada caso en particular.

Debe tener la suficiente capacidad de llegar a los demás, de saber hablar y escuchar, de entender y hacerse entender.

El que no tiene o no actúa con integridad y ética en su vida profesional o al frente de sus negocios, orienta sus objetivos primarios al beneficio de su empresa y alcanzarlos como sea, y a costa de lo que sea, sin barrera.

La moral y la ética empresarial parecen poner cotos y límites a esa actuación. El gerente eficiente ha de ser una persona que pueda dormir tranquilo, sin el sobresalto de lo que pueda suceder por desarrollar su trabajo y su importante función empresarial.

Debe tener espíritu crítico y ser capaz de no dejarse llevar por la corriente. Ha de saber discernir entre toda la información que le llega, aquella que es fiable de la que no lo es. La que le interesa de aquella que es irrelevante o no sirve.

Solo con estas cualidades es posible una toma acertada y fundamentada de decisiones. Y esto forma parte de la tarea diaria de un gerente eficiente y eficaz.

Debe distinguirse a través de la capacidad de una transmisión fluida de sus conocimientos a su gente, dando órdenes precisas, fomentando el entusiasmo y objetivos claros a los subordinados, teniéndolos permanentemente informados, fomentando con entusiasmo su formación y desarrollo profesional dentro de la organización.

La comunicación interna en la empresa se verá favorecida siempre ante un gerente que actúa con profesionalismo, sin arrogancia y con la ductilidad para adecuarse a las situaciones cambiantes del día a día y que sepa cuan importante es trabajar en equipo, desechando hacerlo en “silos” o compartimentos estancos.

Demos siempre prioridad al profesionalismo, meritocracia, idoneidad y capacidad de trabajo que son los ejes sobre los que se sustenta una buena conducción gerencial.

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