febrero 21, 2011

MÉXICO, EL FRIJOL EN EL ARROZ.

Una de las mentiras con las cuales vivimos durante la época del dorado autoritarismo, fue la que afirmaba que éramos un país líder en el concierto mundial, respetado y admirado por unos y otros.

Mientras padecimos los efectos nefastos de una economía cerrada, fue fácil vender aquella baratija; grandes prestigios se construyeron con base en ella y nosotros, apartados de la realidad exterior, tragamos ruedas de molino, una y otra vez.

La globalidad a la que debimos incorporarnos en 1987 con la quiebra del modelo de desarrollo que por tantos años nos impidió crecer como país y sociedad, hizo que enfrentáramos una realidad que sin la menor consideración pronto nos colocó en nuestra justa y pequeña dimensión.

A partir de aquel año nuestro “prestigio” empezó a ser abollado por países que sin la menor consideración por las glorias pasadas que presumíamos a la menor provocación, nos ganaban mercados con una velocidad que jamás imaginamos; aquí, en lo que algunos negociantes consideraban territorio por siempre suyo, a los pocos meses lloraban desconsolados porque el consumidor, vengándose por tanto año de comprar caro y malo, al fin tenía la posibilidad legal de adquirir mercancías que antes, sólo de contrabando estaban disponibles en el mercado.

Poco a poco nos perdieron el respeto y los que aquí parecían gigantes en la economía cerrada, en las nuevas condiciones de competencia generadas por la apertura pronto descubrimos que ni las dimensiones de un enano alcanzaban. La lupa de la economía cerrada a través de la cual los vimos por años, la apertura la destruyó casi de inmediato para bien de los consumidores.

Este proceso, que como dije nos llevó a enfrentar una nueva realidad que nos colocó en la exacta dimensión que nos correspondía pues por decenios nos sustrajimos de los avances que el comercio internacional había producido para finales de los años ochenta, produjo uno paralelo; ya no en la esfera económica sino en la política exterior.

Nuestra renuencia mantenida por decenios a incorporarnos a las grandes corrientes del comercio mundial de bienes y servicios, produjo en nuestros funcionarios y políticos una distorsión mental fácilmente advertida por los funcionarios de países que abrieron su economía en el momento adecuado.

Estos últimos, abiertos al cambio sin el freno de baratijas como la ideología de la “Revolución Mexicana”, la Reforma Agraria y la exageración ridícula que aún hoy algunos repiten:

“Nuestra Revolución fue la primera revolución social del Siglo XX”,

sólo causaba hilaridad difícilmente contenida por los interlocutores quienes, al darse cuenta de la mentalidad caduca de la cual hacíamos gala, preferían a quienes de otros países no tenían nuestras ataduras con el pasado.

Poco a poco nos marginamos en los foros internacionales por el discurso acedo y caduco que nuestros funcionarios, a pesar de habernos abierto en 1987, no se cansaban de repetir en cuanto foro participaban y la peor desgracia, en los que hoy participan.

Hoy, países con menor importancia que la nuestra por tamaño de la economía, mantienen una presencia más activa que México; se mueven con más seguridad que nosotros y ven al futuro mientras que aquí, cada día nos refugiamos más en el pasado.

Somos el frijol en el arroz y de seguir así, lo seremos más; es la consecuencia natural de una conducta que nos seduce: ver el pasado como futuro.

No busquemos culpables, nosotros somos.

febrero 13, 2011

LA FACTURA ELECTRONIA... APARENTEMENTE, MAS PROS QUE CONTRAS.

Confusión, incertidumbre y desinformación han envuelto al tema de la adopción masiva de la factura electrónica que el gobierno federal está promoviendo en el país.

Para despejar las dudas que en torno al tema han surgido, LaManzanaDeNewton conversó con Gerardo Brehm, director comercial de la Asociación Mexicana de Estándares para el Comercio Electrónico (AMECE), quien explicó las diferencias entre los dos modelos de Comprobantes Fiscales Digitales (CFD) en México y dio detalles sobre su adopción.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través del Sistema de Administración Tributaria (SAT) hará obligatorio que los contribuyentes utilicen CFD para aquellos que realicen operaciones por un monto mayor a los $2,000 pesos. Las de monto menor podrán utilizar comprobantes impresos en papel y además deberán incorporar medidas de seguridad en ellos.


Los dos modelos

El Modelo 2010 es el vigente, todas las Reglas de Operación ya están escritas y es bajo el cual se opera actualmente la facturación electrónica. Bajo este modelo los contribuyentes no están obligados a facturar electrónicamente.

El Modelo 2011 es el que entró en vigor el primer día de enero. Ya hay ciertos lineamientos establecidos y falta por definir las Reglas de Operación. La particularidad de este modelo es que se debe enviar el CFD al SAT o al tercero autorizado que designe para validar los datos, asignar folio e incorporar el Sello Digital del SAT, para que la autoridad lo devuelva ya validado.

Mito
El modelo 2010 caducó en el 2011. De hecho, todos los contribuyentes deberán migrar ya al nuevo modelo para no tener problemas con Hacienda.
Verdad
El modelo 2010 coexiste con el nuevo y no caducó en cuanto el segundo entró en vigor a partir del 01 de enero. Los contribuyentes deberán analizar si les conviene migrar al nuevo modelo de CFD, ya que deberán realizar operaciones por un monto mayor a los $2,000 pesos.

Mito
Fuera del monto de operaciones, el cual debe de ser mayor a $2,000, ambos CFD funcionarán igual.
Verdad
En el modelo 2010 la misma empresa solicita y administra sus folios y sus sellos. En el 2011 la autoridad o un tercero autorizado por la autoridad asignarán folios y sellos. En el 2010 no hubo que validar la factura con un tercero, en el 2011 la autoridad o un tercero autorizado validará la factura. El modelo 2010 obliga a la empresa a llevar una contabilidad electrónica, el 2011 ya no, debido a que la autoridad cuenta ya con la información que valida.

 
¿Qué pasará con los pequeños contribuyentes?

Los pequeños contribuyentes continuarán imprimiendo sus comprobantes en papel bajo el modelo 2011 acudiendo con un impresor autorizado o imprimir en una impresora con la que se cuente en casa o en un cibercafé, aunque se deberá incluir un dispositivo de seguridad proporcionado por la autoridad.

Mito
El dispositivo de seguridad es un sello digital proporcionado por el SAT.
Verdad
Aún no se ha definido cuál será el dispositivo de seguridad.


Pero; en sí, en sí… ¿Qué es la factura electrónica?

Cada vez se escucha hablar más de la factura electrónica, que desde mayo del 2004 fue aprobada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) como un esquema de comprobación fiscal.

La factura electrónica tiene la misma validez que la impresa: ambas sirven para comprobar la realización de una transacción comercial entre un comprador y un vendedor, comprometer la entrega de un bien o servicio y obligar a realizar el pago correspondiente, de acuerdo con lo establecido en el propio documento. Es utilizada por el comprador y por el vendedor como comprobante ante las autoridades y en las auditorías internas.

La factura electrónica puede ser enviada, archivada y transmitida por medios electrónicos, pero también es posible imprimirla bajo las especificaciones del SAT, en caso de que así se requiera.

Igual que en el proceso tradicional, la ley obliga a todos los contribuyentes a conservar las facturas electrónicas por un periodo mínimo de cinco años en el formato original (XML). Sin embargo, la factura electrónica no es sólo para las grandes empresas, también está al alcance de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y de personas físicas. Sus beneficios son indudables, por lo que se prevé que poco a poco se extienda su uso.

Según el SAT, entre el 5 de enero y el 26 noviembre de 2005, 257 empresas optaron por emitir comprobantes fiscales digitales (CFD), entre ellos la factura electrónica. La cifra aumentó de forma constante, en parte porque las compañías pioneras son promotoras de cambio en las empresas con las que tienen relaciones comerciales.

 
Algunos benficios son:

• Reduce tiempos y procesos administrativos, brinda rapidez y seguridad en el intercambio de información y agiliza la recepción de mercancía, lo cual se traduce en ahorros y en un importante incremento de la productividad.

• Logra ahorros mayores a 50% de los costos en el proceso de facturación (en gastos de papelería, bodegas de almacenaje y envíos).

• Aunque implica un cambio de cultura y una reingeniería de los procesos, las obligaciones fiscales se simplifican. Facilita los procesos de auditoría, ya que permite la búsqueda y localización rápida y en un mismo lugar.

• Facilita procesos administrativos, recepción y envío oportunos, así como la posibilidad de explorar la información. No hay riesgo de que se infecte con virus informáticos.

• Asegura confidencialidad en el manejo, resguardo y envío de facturas. Disminuye la posibilidad de falsificación: a una persona le llevaría 10 años descifrar el código de una llave privada asociada a un certificado de sello digital (elementos que sirven para generar el sello digital de cada factura), en comparación con los 30 minutos que le tomaría a un falsificador copiar una firma en papel.

El receptor también se beneficia al tener la oportunidad de acceder a la oferta de servicios para recibir y validar de forma automática si la factura está vigente y no ha sido alterada.

La Factura electrónica debe cumplir con las siguientes especificaciones:

• Contar con un certificado de firma electrónica avanzada vigente (llamado por el SAT "tu firma").

• Tener, al menos, un certificado de sello digital (el cual habilita al contribuyente para emitir comprobantes fiscales digitales).

• Llevar su contabilidad en sistemas electrónicos en tiempo real, lo cual permite que el registro contable se realice en forma simultánea en cuentas y subcuentas afectadas en cada operación.

• Poseer un número suficiente de folios asignados por el SAT (los cuales son solicitados de manera casi ilimitada y asignados en www.sat.org.mx, sin costo).

• Reportar al SAT cada mes los folios electrónicos utilizados.

• Conocer el modelo de negocio, es decir cómo se integra la factura electrónica en el modelo de cada empresa, así como aplicar los estándares definidos por el SAT y el Comité de Factura Electrónica (formado por alrededor de 45 empresas asociadas a la Asociación Mexicana de Comercio Electrónico “AMECE”) para el CFD y documentos alternos como acuse de recibo, notificaciones de error en facturas, etcétera.

• Por último, se tienen que adaptar procesos internos y desarrollar o adquirir una solución de factura electrónica.

Al final del día, si… es un dolor de cabeza más. Pero me quedo con una frase del director comercial de la Asociación Mexicana de Estándares para el Comercio Electrónico, Gerardo Brehm:

“Aunque implica un cambio de cultura y una reingeniería de los procesos, las obligaciones fiscales se simplifican. Facilita los procesos de auditoría, ya que permite la búsqueda y localización rápida y en un mismo lugar”

Pero, la última palabra siempre la tendrán los contribuyentes; es decir, Usted amigo lector… Así que yo le pregunto… Y Usted, ¿Qué opina?

febrero 08, 2011

MI AMIGO EL CONTADOR...

Por el post anterior y el precedente del mismo, recibí cientos de comentarios en las redes sociales. En algunos casos me recriminaron una afección política arraigada y en otros me decían que yo era un opositor al pago de los impuestos. En definitiva, ambas partes se equivocan; sin embargo, haré énfasis en el último punto y sobre todo porque sigo considerando que el trabajo que realizan esas personas a las que generalmente llamamos contadores es mal apreciado y en muchos casos mal remunerado. Lo anterior, aunado al hecho que tengo muchísimos amigos contadores y de los mismos, muchos que creen que tengo la razón ante los señalamientos del post anterior y en cuestión.

La escena es fácil de imaginar: un cerro de papeles, una computadora con cientos de hojas de excell abiertas, una taza de café, un ambiente de tensión, la persona de ese cubículo es el primero en llegar y el último en irse, habla por teléfono, no te hace caso cuando le hablas, en fin, es un ente raro dentro de la compañía por su acelerado ritmo de trabajo. Cuando lees esta descripción para algunos, es la descripción de que se está hablando del contador de alguna empresa o un auditor de cualquier despacho; sin embargo, entre todo el escenario y ambiente en el que muchas veces trabaja el contador público, siempre habrá estados financieros bien hechos y obligaciones fiscales cumplidas. Pero el contador público es mucho más que eso, los contadores además son asesores de negocios.

Desafortunadamente en nuestro país no hay la suficiente cultura fiscal, en el mundo empresarial algunas veces se hace hasta lo imposible, acarreando los costos que esto implica, de evadir los impuestos que como empresario o profesionista independiente, etc. está obligado a pagar, y es en este punto donde hago una legítima defensa de esta profesión, la de contador público; porque es mucho más común de lo que imaginamos, echarle la culpa al contador de que nuestra empresa no ha cumplido con sus obligaciones. Si bien el contador es responsable del cálculo de los impuestos, muchas veces el que no se quiera o puedan pagar éstos; por la razón que sea, no depende de él. Pero si surge algún problema algunos se escudarán diciendo: ¡Es que mi contador no me avisó!

Esta es la escena típica en un país donde muchas veces la responsabilidad del incumplimiento de las obligaciones fiscales no es culpa del contador, sino del que legalmente está obligado a pagar los impuestos. Me ha tocado muchas veces, cuando estoy en la oficina de mi amigo el contador y hace un correcto cálculo para cumplir con las obligaciones, ver esa cara de asombro de la persona responsable que tiene que pagarlas y decir al instante “y no le podemos hacer una rebajita”, como si le estuvieran presentando una cotización de servicios cuando lo que le están presentando es un trabajo realizado bajo un marco legal; ante esta situación, se procede a explicar ese fundamento del por qué pagar esos impuestos, al instante la persona obligada se siente “víctima” por el trabajo realizado, comienza a pensar que los contadores son cerrados de mente porque no fueron capaces de hacer un descuento en sus obligaciones fiscales como si eso dependiera de ellos.

De ahí parte que muchas veces el contador, con un ritmo acelerado de trabajo y quizá como el villano de la película dentro de la empresa al ser la persona que genera esas cuentas para el pago de impuestos, se perciba como una persona cerrada, “cuadrada”, poco sociable y que parece un infiltrado dentro de la compañía en beneficio de nuestro gobierno. Y qué decir del auditor, que luego se confronta hasta con el mismo contador porque es quien le dará el visto bueno a su trabajo, que muchas veces depende de terceras personas el que la empresa o persona física pague sus contribuciones.

Por situaciones como la anterior, la carrera de contaduría dentro de algunas universidades va a la baja porque el contador se ha hecho de esa imagen inflexible, que trabaja excesivamente para quedar como el cohetero, es una realidad que ya son menos los que quieren estudiar impuestos porque consideran esta carrera como poco atractiva, estresante y muchas veces mal pagada; sin embargo, no hay nada más interesante para las finanzas de una compañía que hacer sus pagos óptimos y dentro de un marco legal y tener a nuestro lado además a un asesor de negocios.

Es claro que a nadie le gusta pagar impuestos, situación que pasa en todo el mundo, sin embargo es algo que tenemos que hacer, debemos contribuir.

Quizá como población, vemos una mala interpretación a cerca del pago de impuestos; donde se visualiza que estamos tirando el dinero a la basura porque nuestros gobernantes se lo “roban” o porque simplemente no tenemos muchas veces acceso a la salud, educación, la seguridad y donde la infraestructura no es la suficiente. El contador de la empresa no tiene la culpa de situaciones desfavorables en nuestro país, muy al contrario, el contador es promotor del buen funcionamiento de la empresa, aplica cuestiones técnicas más allá del cumplimiento de las obligaciones fiscales; contribuye a conocer la situación de la empresa, es capaz de traducir números en decisiones, el contador es un pilar no indispensable, porque la palabra puede sonar arrogante, pero sí necesario para hacer equipo con las demás áreas de la empresa y crear el ambiente adecuado para generar productividad que es en beneficio de todos los que trabajan en la compañía y sobre todo en beneficio de formar un mejor país. Es necesario como sociedad, generar esa cultura, esto se debe comenzar desde la infancia hasta la adultez como toda educación; para que finalmente en un futuro, realmente entendamos como sociedad que contribuir al gasto público es en nuestro propio beneficio.

Por todo lo anterior, agradezco la paciencia de mi contador, de mis amigos contadores y mi casi hermano el contador, director de recursos humanos y que al mismo tiempo es auditor, maestro y padre de familia.

Nunca dije no al pago de impuestos, solo planteo el hecho de que el pago de impuestos ya sobrepasó el gasto corriente de la canasta básica de los contribuyentes.

Pero amigo lector, ¿Usted qué opina?

febrero 07, 2011

MITOS FISCALES

La propuesta de reforma fiscal planteada por los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida, ha desatado reacciones que, una vez más, reflejan la mezquindad e irresponsabilidad de nuestra vida política. Antes de una valoración seria del trabajo realizado por los legisladores y un grupo de expertos de reconocido prestigio, aparecieron las evasivas clásicas de la retórica populista y las descalificaciones a priori de las nuevas generaciones de la tecnocracia. Antes de proponer un debate con argumentos, fundado en la racionalidad, los detractores dieron entrada a los fantasmas, mitos y verdades a medias que, como una maldición, gravitan desde hace años sobre cualquier esfuerzo encaminado a diseñar y acordar los mejores términos para un sistema fiscal eficiente y competitivo que, además, incentive la formalidad. Ideas que el PAN impulsó en el pasado reciente son desechadas por los panistas. Ideas que sugieren nuevas actitudes en el PRI son desdeñadas por otros priistas. Así no es posible avanzar.

En septiembre pasado hice referencia en este espacio al estancamiento, ya endémico, del país, cuyo crecimiento promedio anual en los últimos 30 años ha sido del 2.1 %, así como a nuestro bajísimo nivel de recaudación, apenas equivalente al 11 por ciento del PIB, el más bajo de las llamadas economías emergentes. No cabe evadir estos datos duros. Es evidente que en estas condiciones México no logrará la inversión pública y el crecimiento necesarios para superar los grandes rezagos acumulados y construir las oportunidades de desarrollo y bienestar para las siguientes generaciones.

Generalizar y reducir el IVA a 12%, con la excepción de una canasta básica de alimentos y medicamentos; incentivar la formalidad económica con un gravamen mayor para quienes se mantengan en la informalidad; suprimir regímenes especiales y exenciones; simplificar el sistema con la fusión de ISR y IETU; y establecer tasas más competitivas de ISR para fomentar la inversión y el crecimiento, manteniendo la gradualidad en su aplicación bajo un criterio progresivo, son planteamientos que apuntan en el sentido correcto. Sobran evidencias de los buenos resultados obtenidos en otros países con sistemas fiscales basados en estos componentes.

La propuesta seguramente puede ser enriquecida y mejorada. Pero la discusión no debe posponerse más. Bajo el discurso negligente de los detractores está claro que nunca llegará “el momento” para una reforma fiscal estructural que permita una mayor recaudación. Es inadmisible que los responsables de tomar las decisiones sigan flotando, sobre cálculos e intereses políticos de corto plazo, mientras la posibilidad de un mejor futuro para los mexicanos es devorada por el fantasma del IVA y otros mitos fiscales.