julio 18, 2010

YA NADIE LE CREE AL PRESIDENTE

En materia económica, ha ido contra los más débiles, para no enojar a los poderosos; las medidas que hasta hace un año rechazaba, ahora las promueve; la causa de la desconfianza que genera nuestra economía es el propio presidente, y no el país en sí. Debería de renunciar, por el bienestar del país, y convocar a elecciones anticipadas. Nadie confía en usted, señor Presidente.

De este calibre eran las frases que Mariano Rajoy, el líder del Partido Popular, profería en contra del Presidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero, en cada una de sus intervenciones durante el Debate sobre el Estado de la Nación, llevado a cabo en días pasados en el Congreso de los Diputados, en Madrid.

El debate es un ejercicio complicado. Es una prueba de resistencia. Los representantes de las diferentes fuerzas políticas cuestionan al presidente sobre los temas que son del interés de sus electores, sin mayor restricción que la propia mesura. Así, el presidente tiene que responder preguntas muy duras cuestionando tanto su liderazgo como las decisiones que ha tomado a lo largo del último período. Para Zapatero, éste tendría que haber sido un año especialmente complicado: la crisis económica rampante; 20% de desempleo; cortes en el gasto público; incremento en la edad de las pensiones; la sentencia sobre el Estatut Catalán. Todo en su contra. Solo contra el mundo. Sin embargo, el principal jefe de la oposición no supo aprovechar la oportunidad y, a final de cuentas, las encuestas oficiales dieron por ganador al presidente Zapatero. Logró sortear, una vez más, una de las pruebas más complicadas de la democracia española: el cuestionamiento de sus pares, y de frente, a los actos de su gobierno.

Los españoles han entendido, mejor que nosotros, que la democracia no termina con la elección de los representantes públicos. La democracia es un estilo de gobierno, y no una forma electoral. Los gobernantes, tras ser electos, deben de someterse al escrutinio público, y escuchar las demandas de sus gobernados. Deben de escuchar las demandas y los reclamos de sus adversarios, que no sus enemigos; aprender de sus errores, e incorporar las lecciones aprendidas a las políticas públicas y las prácticas cotidianas de gobierno. El gobernante debe de ser un verdadero hombre de vértice, con la capacidad de entender las necesidades de los ciudadanos y de traducirlas, después, en medidas tendientes al bien común de la sociedad ante la que debe de responder. Y hacerlo. La democracia española no es perfecta: está muy lejos de serlo. Los políticos medran, descaradamente, con la división entre autonomías, y juguetean irresponsablemente con los anhelos independentistas de algunas comunidades. Pero continúan dialogando, a pesar de los esfuerzos de grupos radicales para dinamitar, literalmente, las conversaciones.

¿Qué pasaría en México si, en algún momento, el Presidente Calderón tuviera que sujetar sus políticas al escrutinio, y cuestionamiento, de sus adversarios? ¿Qué pasaría si éstos adversarios tuvieran que comprometerse a ser propositivos, y no solamente quejarse escudados en una supuesta dignidad, producto de un fraude que no pudo ser probado, y que a las primeras de cambio trocaron por unas alianzas antinaturales? Y, más importante aún, ¿qué pasaría si los ciudadanos les exigiéramos, a unos, transparencia y diálogo, y a otros, honestidad y trabajo por México?

Actualmente, lo más parecido que tenemos a un debate sería el Informe de Gobierno, mismo que unos han saboteado mientras que los otros, gustosamente, lo han permitido. La sociedad pone, primero, pobres; después, muertos, y al final votos. ¿No cree que, dada la situación actual, nos merecemos al menos una explicación de lo que gobierno y oposición están haciendo?

SINERGIA + TRABAJO EN EQUIPO = MANEJO EFICIENTE DE PERSONAL

En el proceso de manejo de personal hay factores fundamentales a destacar, uno de ellos es el Equipo de traabajo y sus tipos. Pero,

¿QUÉ ES UN EQUIPO DE TRABAJO?

Un equipo es un grupo de personas organizadas, que trabajan juntas para lograr una meta.

Un equipo pretende alcanzar unas metas comunes. El equipo se forma con la convicción de que las metas propuestas pueden ser conseguidas poniendo en juego los conocimientos, capacidades, habilidades, información y, en general, las competencias, de las distintas personas que lo integran. El término que se asocia con esta combinación de conocimientos, talentos y habilidades de los miembros del equipo en un esfuerzo común, es SINERGIA.

Sinergia significa que el resultado alcanzado por el trabajo de varias personas es superior a la simple suma de las aportaciones de cada una de ellas. Este es el objetivo del trabajo en equipo. Tras la discusión en el equipo, cada componente puede aportar un conocimiento, por ejemplo, del que no disponen los demás. Igualmente, el resto puede tener ciertos conocimientos importantes de los que carecen los otros miembros. Cada uno pone a disposición de los otros sus conocimientos (habilidades y capacidades en general) y, tras un diálogo abierto se ayudan mutuamente hasta alcanzar una comprensión más nítida de la naturaleza del problema y de su solución más eficaz.

Alcanzar esta sinergia es el objetivo fundamental de los equipos de trabajo. No pueden implantarse mediante una orden ni aparece por sí sola. Solamente aparece cuando al interés por el resultado del equipo se suma la confianza y el apoyo mutuo de sus miembros.

¿Qué hace a un equipo diferente a un grupo? ¿Se tiene un equipo solamente porque un grupo de personas trabajan juntas para conseguir algo? Hay grupos de trabajo que no son en realidad equipos (y tal vez no necesiten serlo) porque no poseen una meta común, relaciones duraderas o una necesidad de trabajar de un modo integrado. Por ejemplo, los grupos "ad hoc" pueden ser formados para trabajar en una sola reunión, o en proyectos de corta duración. O los "grupos focalizados" que son reunidos con el sólo propósito de obtener información de entrada para un proyecto, no para que sus participantes trabajen juntos.

Tales grupos no reflejan las características típicamente atribuidas a los equipos. Para que un grupo de personas sea considerado un equipo es preciso que se tenga un objetivo común. Y que se pretenda el alcance de la meta cooperando y ayudándose mutuamente. No hay equipo sin meta compartida.

 
¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS DE TRABAJAR EN EQUIPO?
 
Más motivación. Los equipos satisfacen necesidades de rango superior. Los miembros de un equipo de trabajo tienen la oportunidad de aplicar sus conocimientos y competencias y ser reconocidos por ello, desarrollando un sentimiento de autoeficacia y pertenencia al grupo.
 
Mayor compromiso. Participar en el análisis y toma de decisiones compromete con las metas del equipo y los objetivos organizacionales.
 
Más ideas. El efecto sinérgico que se produce cuando las personas trabajan juntas tienen como resultado la producción de un mayor número de ideas que cuando una persona trabaja en solitario.
 
Más creatividad. La creatividad es estimulada con la combinación de los esfuerzos de los individuos, lo que ayuda a generar nuevos caminos para el pensamiento y la reflexión sobre los problemas, procesos y sistemas.
 
Mejora la comunicación. Compartir ideas y puntos de vista con otros, en un entorno que estimula la comunicación abierta y positiva, contribuye a mejorar el funcionamiento de la organización.

Mejores resultados. Cuando las personas trabajan en equipo, es indiscutible que se mejoran los resultados.
Características de los equipos eficaces


¿CUÁLES SON LAS CUALIDADES QUE HACEN POSIBLE QUE UN EQUIPO TENGA ALGO RENDIMIENTO?

Liderazgo. Los líderes deben ser entrenadores. El buen liderazgo hace posible que los empleados realicen su trabajo con orgullo. Los líderes no hacen las cosas a su gente; hace las cosas con su gente. Ellos escuchan. Ellos y ellas se ganan el respeto de los demás. Tienen un profundo conocimiento que les permite dirigir. Un líder adecuado debe tener la visión de hacia dónde va la organización. El líder debe ser capaz de comunicar a su equipo las metas de la organización, para que los esfuerzos se dirijan hacia la dirección correcta.

Metas específicas, cuantificables. Sin una meta, no hay equipo. ¿Por qué es importante para un equipo tener un propósito, una meta? Porque ayuda a sus miembros a saber hacia dónde van. Les proporciona una dirección. Un equipo tendrá más probabilidad de alcanzar el éxito en la medida en que todos sus componentes conozcan y comprendan su propósito y metas. Si existe confusión o desacuerdo, el éxito del equipo será más difícil de conseguir.

Respeto, compromiso y lealtad. El respeto mutuo entre los miembros del equipo y los líderes, es otra característica de los equipos eficaces. También existirá disposición a hacer un esfuerzo extra si está presente la lealtad y el compromiso con las metas.

Comunicación eficaz. Son numerosas las investigaciones que demuestran que este es el problema principal que perciben los empleados actualmente. El líder y los miembros del equipo deben intercambiar información y retroalimentación. Deben preguntar: ¿Cómo lo estoy haciendo?. ¿Qué es correcto y qué es incorrecto?. ¿Cómo lo puedo hacer mejor?. ¿Qué necesitas para hacer mejor el trabajo?.

Aprender durante el camino. ¿Hay progreso?. ¿Cómo lo estamos haciendo? Debe obtenerse retroalimentación sobre el resultado del trabajo realizado por el equipo. Esta retroalimentación permitirá rectificar cuando se detecte que no se está en la dirección correcta. Por otra parte, el líder del equipo deberá reconocer los esfuerzos realizados, alabar cuando se está trabajando bien y redirigir cuando no es así.

Pensamiento positivo. Permitir que las ideas fluyan libremente. Ninguna idea debe ser criticada. Las nuevas ideas son bienvenidas y asumir riesgos debe ser valorado y estimulado. Los errores deben ser vistos como oportunidades de crecimiento y aprendizaje, no como ocasiones para la censura y la reprensión.

Reconocimiento. El reconocimiento es una clave para la motivación. La otra es el reto, el desafío. El reconocimiento puede ser tan simple como una expresión verbal del tipo: "Bien hecho". O tener la oportunidad de presentar los resultados a la dirección, o una mención del trabajo realizado por el equipo hecha al resto de la organización, una carta de felicitación,... En definitiva, el equipo debe ser reconocido por sus esfuerzos y resultados.
 
 
¿CUÁLES SON LAS FASES DE UN EQUIPO DE TRABAJO?
 
Trabajar en equipo no es fácil. Tampoco lo es dirigirlo. Generalmente es necesario contar con un asesor externo al equipo que ayude a éste y a sus componentes a desplegar las habilidades y técnicas necesarias para alcanzar las metas.
 
Un elemento fundamental es el conocimiento de las fases por las que atraviesa un equipo de trabajo. Hace varias décadas, un buen número de investigadores y expertos en dinámica de grupos describieron y explicaron cómo se desarrollan y maduran los grupos. En años posteriores, varios autores han sugerido modelos que planteaban la existencia de distintos niveles o fases de desarrollo de los grupos.
 
Formación. Durante esta primera fase, los componentes del grupo “tantean” las normas del equipo e intentan definir los límites de sus tareas.
 
Agitación. En esta segunda etapa, aparecen fricciones y maniobras para situar la posición que cada uno tendrá en el equipo, lo que provocará respuestas emocionales.
 
Normalización. El tercer momento representa un momento para el cambio en el que se desarrolla la interdependencia dentro del grupo, mostrando los miembros buena voluntad para expresar sus opiniones e ideas constructivamente.
 
Realización. En la etapa final, el grupo comienza a aplicar su sentido de unidad en la ejecución de las tareas, desarrollando soluciones y efectuando progresos reales.
 
 
¿CUÁLES SON LOS TIPOS DE EQUIPOS DE TRABAJO?
 
Los equipos de trabajo pueden agruparse en distintos tipos, dependiendo de quienes los compongan, el alcance de sus objetivos, la voluntariedad u obligatoriedad de la participación en ellos y otras características.
 
Definiremos aquí cuatro de ellos, así como sus rasgos más reveladores.
 
Círculos de Calidad. Están integrados por un pequeño número de trabajadores que desarrollan su actividad en una misma área, junto a su supervisor, y que se reúnen voluntariamente para analizar problemas propios de su actividad y elaborar soluciones. El círculo se reúne periódicamente, durante una hora a la semana y dentro del horario laboral, aunque si es necesario el número de horas y reuniones puede ser ampliado.

Son los propios miembros del círculo los que eligen el problema a tratar, siendo esta la primera decisión que habrá de tomar el equipo. Recogen la información oportuna y, si es necesario, pueden contar con técnicos y asesoramiento externo en general, ya que la gerencia les apoya completamente y les brinda toda la ayuda que precisen.

La dirección del círculo no tiene que ser siempre ejercida por el mando directo del grupo. Es posible que otro miembro distinto del círculo coordine y dirija las reuniones.

Equipos de Progreso. También llamados "equipos de mejora" o "equipos de desarrollo". Sus miembros se reúnen de forma no voluntaria con el propósito de resolver un problema concreto por el que han sido convocados. Una vez alcanzado el objetivo, el grupo se disuelve.

Generalmente se tratan problemas que afectan a distintas áreas de trabajo o departamentos. Por esa razón, la composición es multifuncional y multinivel. Los participantes son seleccionados sobre la base de su conocimiento y experiencia, así como del grado de involucración en el problema.

La duración y periodicidad de las reuniones depende de la urgencia de la solución, pudiendo ir desde reuniones cortas y de frecuencia limitada, hasta reuniones largas y frecuentes.

Equipos de Procesos. Una de las líneas de actuación con más potencialidad en la reducción de costes y el incremento de la eficacia y la eficiencia, es la gestión de los procesos. Un equipo de este tipo se centra en un proceso específico con el objetivo de mejorarlos, rediseñarlo o de operar en el mismo un cambio total mediante una acción de reingeniería.

Sus miembros son dirigidos por la gerencia, o por alguien que está fuertemente relacionado con el proceso en cuestión. Son equipos interfuncionales, en cuanto que el proceso meta comprenda a varias áreas o departamentos. Pueden implicar, en un momento dado, a otros equipos de progreso para la mejora de aspectos puntuales del proceso estudiado.

Equipos Autónomos. Son conocidos también con el nombre de "equipos de trabajo autogestionario" o de "equipos de trabajo autodirigidos". Representan el grado de participación más amplio ya que, en la práctica, la dirección delega en ellos importantes funciones.

El grupo adquiere una responsabilidad colectiva, administrando sus propias actividades sin interferencia de la gerencia. Tienen atribuciones sobre la planificación de las actividades, el presupuesto y la organización del trabajo. En ocasiones, incluso están facultados para contratar y despedir personal.

La autoridad se ejerce de forma rotatoria, aunque la mayoría es la que decide en último término. Este tipo de participación es muy avanzada y, aunque ha demostrado funcionar bien, exige una cultura de la participación muy bien asentada y un alto grado de confianza entre la gerencia y los empleados.

julio 04, 2010

DIVISIÓN POLÍTICA, MUY POLÍTICA DE MÉXICO.

A partir de mañana podremos ver un nuevo mapa político del país. Atrás quedaron el PAN y el PRD. La descomposición es tal que, según anticipan las encuestas, los expertos y los perredistas más sensatos, el PRI se convierte en el triunfador y se coloca en la antesala de Los Pinos, simplemente a esperar que Felipe Calderón cumpla su mandato. Políticamente se acabó desde que cometió el error fatal de formar alianza con su archienemigo el PRD tan sólo para mantener el poder en manos amigas, sin razones ideológicas. Como antes Fox al intentar desaforar a López Obrador, lo hizo crecer. Lo mismo ocurrió ahora. El intento de frenar al PRI, lo desconcentró de sus tareas fundamentales como presidente de todos los mexicanos y se obsesionó con una idea, pero le salió contraproducente. La desaparición de un panista afamado, Diego Fernández de Cevallos y el asesinato salvaje de Rodolfo Torre Cantú, seguro gobernador tamaulipeco, fueron la puntilla a su gobierno. Ahora es tarde para solicitar diálogos, pues antes fue destructivo e hizo lo posible por acabar con su principal contrincante: el PRI, dejando de lado el apoyo que recibió para consolidar su presidencia cuando el PRD lo cercaba.

El desconcierto llega a extremos: AMLO dice que bajo ciertas condiciones sí se reuniría con el usurpador, Ebrard le pide al PRI sin su habitual arrogancia (inexplicable por otro lado) que acepte el llamado presidencial. A su vez los priistas se ponen dignos y hasta suben el tono. El país volvió a su redil. Tantos fueron los errores de sus rivales aliancistas que la tarea fue mínima. No es de dudar que la semana entrante, su paso siguiente sean rondas de pláticas internas para ver quién será el candidato presidencial de un país aturdido hasta por la ilusa y patriotera pretensión de avanzar espectacularmente en el futbol. Pensándolo bien: si al Vasco Aguirre le gusta hacer análisis políticos y a Calderón el futbol, por qué no hacen un enroque. Quizás las cosas mejoren.

El país no busca ideas, proyectos, quiere ídolos, caudillos y hasta en eso el PRI nos ha presentado un proyecto: Enrique Peña Nieto. Pero también hay políticos hábiles dentro de ese partido que es como el alto mundo intelectual: siempre son los mismos. Pensemos en Manlio Fabio Beltrones, ahora flanqueado por un panista y un perredista y con un séquito de admiradores.

La semana entrante será de gritos y ofensas. Las palabras fraude, manipulación, elección de Estado, serán repetidas mil veces. Cuando se aplaquen, el dinosaurio estará nuevamente entre nosotros. Esperemos que no sea el de siempre, el que vimos cuando encarcelaron a Siqueiros y asesinaron a Jaramillo, el que masacró jóvenes en 68, el del Fobaproa, el que recorrió el país cometiendo desatinos, el que corrompió intelectuales o el que simplemente nos introdujo en el neoliberalismo (de Miguel de la Madrid en adelante) antes de que aparecieran los panistas como pésimos proyectos de políticos.

Lo más sorprendente es la metamorfosis de aquellos que se presentan como la izquierda: Calderón no es más el usurpador, es el Presidente que nos llama a sumar esfuerzos por la paz. Lo que uno llega a ver luego de intercambiar tantos insultos. Entretanto, su enemigo común, el PRI, el que les dio muchos candidatos para sus campañas, se frota las manos. Es un organismo de personas hábiles, experimentadas en gestión gubernamental, es verdad, pero también tienen suerte, buena, desde luego.

Lo que sigue, la elección presidencial, no permitirá una nueva alianza PAN-PRD. Los hoy amigos, pelearán en sus propias trincheras o fosas. El primero buscará candidato, al otro le sobran, pero los fuertes son Ebrard y AMLO. Una vez que los tengan, serán aplastados por separado. En el DF, para colmo, habrá un encontronazo violento entre los que se han jurado amor fingido y fidelidad efímera.