Leo, leo y sigo leyendo en los periódicos a cerca del caso de Paulette; prendo la televisión y veo el caso Paulette; salgo a la calle y mis amigos, todos, hablan a cerca del caso Paulette. La verdad en todo esto es, que yo ya estoy harto de que un grupo de personas pretendan vernos las caras... Pero en fín, para todos los que me han preguntado, aquí hago algunos apuntes con respecto a las declaraciones de las nanas que me parecen muy importantes.
Las declaraciones de las nanas de Paulette, Érika y Martha Casimiro, resultan clave en el entorno que rodea a la muerte de la niña. Sobre el caso, los resultados de la necropsia abren la posibilidad de que se haya asfixiado de manera accidental debido a que el tórax fue presionado por el reducido espacio en el que fue hallada. Inclusive, Lisette, la madre, aseguró ayer:
“Es posible que se haya rodado la niña y enredado entre las cobijas”.
Sin embargo, lo dicho por las nanas descarta esa posibilidad.
Aún más: en la fotografía publicada ayer en primera plana de Milenio, donde se ve a Paulette “en la posición en que fue encontrada”, no se observa ninguna opresión o alguna postura que confirme realmente que la niña se asfixió accidentalmente. Vista de frente, solamente su cabello le cubre el rostro. Sus manitas están en posición lateral, a la altura de las mejillas.
Revisando la necropsia (sin rastros de violencia o ataque sexual), hay una parte donde dice: “Presenta desprendimiento de piel en el párpado superior derecho, malar derecho, mentón y ambos glúteos. También se le encontraron moretones negruzcos en el codo y la rodilla izquierdos; en las mejillas tenía tela ortopédica en forma rectangular”.
¿Paulette se provocó, solita, todo ese daño, en varias partes de su cuerpo?
¿Accidente? ¿La mataron?
Sobre esta última posibilidad, Lisette Farah aseguró que su esposo, Mauricio Gebara, la acusó, desde un principio, de haber asesinado a su hija, e inclusive le reprochó haber “metido un bulto a la casa…”, con lo que insinuó que había “sembrado” el cadáver de la menor.
¿Por qué no aclara Mauricio a qué “bulto” se refiere? ¿Dónde están los policías para seguir esta pista?
Y a las erráticas “investigaciones científicas” de la PGJEM, incluido el descrédito en el que ha caído su titular, Alberto Bazbaz, también se suma el respaldo público que Peña Nieto ofreció a su procurador, ya que es un caso no concluido e inmerso en una cadena de torpezas policiacas. Hora a hora crece la confusión. Al gobernador mexiquense ya le estalló la bomba y ya veremos cómo le afecta en su futuro político.
Dentro del mar de preguntas sin respuesta, la reveladora entrevista que Cristina Pérez-Stadelmann, reportera de El Universal, le hizo a Érika y Martha Casimiro, arroja detalles que no se pueden ignorar. Son testimonios valiosos. Extractos:
“El lunes (22) entré a la recámara de Paulette para despertarla como todos los días; no estaba. Busqué debajo de la cama, en los clósets, en el baño de su cuarto… ¡cómo es posible que haya aparecido su cuerpo ahí, debajo de la cama, si yo revisé mil veces y no, ella no estaba ahí” (Martha).
“Regresé con el señor Mauricio, me indicó que revisáramos bien; mientras tanto, él permanecía aún en la cocina. Ha de estar por ahí, búsquenla bien, quizá está en los juegos o en el jardín y, sin mayor intento de buscar… nos dijo que le avisáramos a la señora…
“Toqué la puerta, ella no respondía; desesperada, entré sin tocar a la recámara. Le hablé más de tres veces pero la señora Lisette no contestaba; cuando finalmente se despertó y supo que su hija no estaba, se levantó y se sentó a la computadora mientras fumaba un cigarro y tomaba café”.
Y algo clave. Érika:
“…lo único que me decía (Lisette) a lo largo de los días posteriores a su desaparición era que no me preocupara, que la niña iba a aparecer en cualquier momento, que Paulette estaba bien. Yo los veía tranquilos, muy tranquilos”.
¿Por qué los padres mostraron tal indiferencia ante la desaparición de Paulette?
¿Por qué Lisette aseguraba, ya con su hija desaparecida, que regresaría en cualquier momento?
En una de las muchas entrevistas que ha dado, Lisette llamó antier “cabrón” y “cobarde” a su esposo. Pero una frase suya llama poderosamente la atención: “Tal vez se salió de control…”
¿Se salió de control qué situación? ¿Qué más sabe Lisette? Hoy acusa a los Gebara de estar “comploteando” con Bazbaz para no acusar de nada a Mauricio e incriminarla a ella.
Roberto Ayala, supuesto instructor de gimnasio de Lisette, “sólo la ha visto en dos ocasiones para tomar café, no viajaron juntos a Los Cabos ni mantienen ninguna relación sentimental”, dijo el abogado de Ayala, Luis Alfonso Madrigal.
Estamos como al principio y por el poder político y económico que todo esto conlleva, seguiremos así. No se ustedes amigos lectores, pero yo ya estoy harto.
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