noviembre 16, 2010

MEXICANOS TRAFICAN COCAINA ENTRE ESPAÑA Y ARGENTINA... Y LA PRENSA MEXICANA NO DICE NI PIO.

La noticia apenas si tuvo espacio. La policía española desarticuló una de las mayores organizaciones de traficantes de cocaína entre España y Argentina y detuvo a 65 personas en ambos países. La mayoría de los detenidos, así como el jefe de la red, son mexicanos y, en segundo término, hay colombianos.

El grupo operaba en los puertos de Vigo, en Galicia, y en el de Barcelona. Se trata de un grupo con infraestructura empresarial y realizaba los envíos por vía marítima. Esta red escondía la droga entre cargamentos de manzanas enviados desde Buenos Aires, en paquetes de un kilo envueltos para protegerlos del frío y la humedad e identificados con un logo del pato Donald. Los envíos se concentraban en los primeros meses del año, cuando se produce la cosecha de manzanas en Argentina. Una de las vías de entrada era el puerto de Vigo, donde la llamada mafia gallega se encargaba de la cocaína, que era remitida a sus destinatarios en toda España, mediante una empresa de distribución de contenedores.

Entre los detenidos está el máximo responsable de la organización, Nicolás Rivera, de 50 años y de nacionalidad mexicana. La célula gallega estaba dirigida por el empresario David Temes Arnosi, de 33 años, detenido en la primera fase de esta operación conocida como Manzanas Blancas. Temes es hermano de la concejala de Urbanismo en el Ayuntamiento de Mos, y había hecho importantes operaciones inmobiliarias relacionadas con el lavado de dinero de la organización.

Además de las detenciones, fueron decomisados en España 5.5 millones de euros en efectivo (casi siete millones 500 mil dólares), envasados al vacío para que no los detectaran perros; 65 carros de lujo y seis embarcaciones deportivas. El dinero obtenido por la venta de drogas se blanqueaba a través de concesionarios de vehículos lujosos que recibían importantes cantidades en efectivo por autos a nombre de testaferros.

Al mismo tiempo que se informaba del desmantelamiento de esa red méxico-colombiana en España y Argentina, en la Venezuela de Hugo Chávez, que se ha convertido en una de las más importantes plataformas de exportación de cocaína hacia distintos países (ayer mismo se informó que desde allí parten vuelos transatlánticos hacia África Occidental para transportar drogas cuyo destino final es Europa), acaba de ser detenido el comandante de las Fuerzas Armadas Policiales del estado de Cojedes, José Alberto Márquez, por permitir la fuga de dos narcotraficantes mexicanos. Otros 16 agentes del cuerpo policial de ese municipio fueron detenidos anteriormente y a todos se les vincula con la fuga de dos narcos del cártel de Juárez, los mexicanos Roberto Ávila y Carlos Izabal Martínez, ocurrida en julio pasado. Pero la presencia de los cárteles mexicanos en Centro y Sudamérica es cada día mayor y comienza a generar conflictos, incluso diplomáticos, como el que se sucitó con Nicaragua.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando un destacamento de soldados nicaraguenses tomó posiciones en Costa Rica, que no tiene ejército, con la excusa de drenar un río. Eso generó una disputa entre los dos países que llegó a la OEA donde la mayoría de sus integrantes emitieron una resolución, apoyada por México y otras 21 naciones, que condena la acción nicaragüense.

La resolución también exhorta a Nicaragua a "prevenir, controlar y enfrentar el tráfico de drogas, el crimen organizado y el tráfico de armas en la región". El gobierno de Daniel Ortega calificó la resolución de la OEA como "mañosa y manipulada" y acusó al gobierno mexicano de impulsarla, pero para hacerlo se refirió a México como un país "infectado por el narcotráfico", descalificó la resolución y al país como corazón del narcotráfico regional, lo que provocó que el sábado la cancillería emitiera una nota diplomática de protesta mientras las relaciones con Nicaragua se han enfriado al máximo.

Quizá por eso, la mayor preocupación del gobierno estadunidense, en el tema del crimen organizado en México, no pasa por la exportación de la violencia a su país, sino por la globalización de nuestras estructuras criminales, como lo dijo el embajador de Estados Unidos aquí, Carlos Pascual, en una entrevista televisiva en la que aseguró que su país está más preocupado por la conexión entre la delincuencia mexicana y el crimen transnacional, que por el cruce de la violencia de México a Estados Unidos.

Y vuelvo al punto del principio. Todo eso es altamente preocupante.

Pero, por alguna razón, ni la red argentino-española dirigida por mexicanos ni la detención de los mandos policiales en Venezuela ni el conflicto narcopolítico con Nicaragua ni las declaraciones del embajador Pascual tuvieron la repercusión que se merecen, ni en esos países ni en México.

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